Confesión agridulce 2 (Louis x Legoshi)

67 0 0
                                    

Juró que nunca iba a mostrar debilidad. Pero ese lobo le sacaba de sus casillas, quería volver a arriesgar su vida por lo que era correcto. El lobo se lo había confiado a él, sólo a él. 

Por una parte, le emocionaba porque significaba que confiaba ciegamente en él y eso hacía que su corazón latiera más rápido como si tuviera alguna oportunidad de estar con ese estúpido lobo. Pero por otra parte, le indignaba que el lobo se tomara tan a la ligera su vida. 

Se encontraban en el apartamento del lobo, haciendo una especie de ritual antes del día del duelo. El ciervo ya no aguantó más:

- ¿Cómo piensas ganar la pelea? No voy a ser tu comida de emergencia eh.- le preguntó en un arrebato de furia. Mientras que se desplomó en el suelo con una gran impotencia en su corazón por no poder ayudarle.

-Louis-senpai te has estropeado la camisa-murmuró el lobo.

Suspiró, no podía ser más perro tonto. Se estaba conteniendo para no decir cosas de las que seguramente se arrepentiría, si fuera tan fácil pronunciar dos malditas palabras.

-¿Por qué te preocupas tanto por mí?-preguntó el lobo inocentemente. 

Eso fue la gota que colmó el vaso. Lo iba a gritar a los cuatro vientos para que este perro tonto se enterase, no quería hacerlo ya que era una humillación hacia su persona. Con los sentimientos a flor de piel, cerró los ojos y gritó:

-¡Porque te amo lobo idiota! No sé cómo ni cuándo me enamoré pero ha llegado un momento que no puedo dejar de preocuparme por ti. Sin poder evitarlo, te he enseñado todo de mí y también mi lado débil, patético. No quiero que mueras, por favor Legoshi.

-¿Qué? Nu-nunca se me habían confesado, no lo sabía, lo siento Louis-senpai- balbuceó el pobre lobo.

-Ya, me lo esperaba-rodó los ojos- Entonces que me respondes- se lo dijo con cara suplicante y con un deje de esperanza. El lobo nunca lo había visto así,  el ciervo nunca mostraba en público esa faceta, pero al fin y al cabo, es un animal con sentimientos que sólo desea ser amado.

-Yo... Yo no puedo estar contigo, yo amo a Haru-dijo finalmente, mirando hacia otro lado.

Los ojos del ciervo mostraban mucho dolor y parecía que iba a llorar de un momento a otro.

-La verdad, es normal, estás saliendo con ella, pero por qué duele tanto-susurró mientras se caía una lágrima de sus ojos color miel.

El lobo bajó sus orejas, no le gustaba que el ciervo llorara por su culpa. Aunque él tenía claro que amaba a la coneja. Igualmente él apreciaba mucho al ciervo pero no creía poder corresponderle de la misma manera que el ciervo hacía.

-¿Puedo besarte?-le rogó el ciervo. 

El lobo no podía decirle que no. El ciervo le agarró de la camiseta y cerró la brecha entre sus labios. Al lobo le pilló por sorpresa y por instinto cogió de la cintura al ciervo para acercarle más a él. Su cola empezó a moverse hacia los lados lentamente.

El ciervo, por fin podía sentir lo que tanto había anhelado aunque sólo sea una vez. El beso llegó un poco brusco a los labios del lobo. El ciervo saboreaba cada rincón de la boca del lobo cómo si éste fuera a desaparecer. El pobre lobo correspondía torpemente. 

El ciervo lo disfrutaba demasiado, si tan sólo el lobo fuera suyo. El lobo por su parte,  estaba descubriendo nuevas sensaciones, nadie le había besado con tanta pasión ni siquiera su novia. Después de estar unos momentos unidos, se separaron por falta de aire. El ciervo escondió su cabeza en el pecho del lobo mientras se agarraba a él, sollozaba.

Lloraba todo lo que no pudo llorar al principio, ya le daban igual las apariencias. El lobo un poco desorientado sólo atinó a abrazarle y le susurró al oído al ciervo:

-Sshh, tranquilo Louis, aunque no te corresponda, no te abandonaré. Eres muy importante para mí. Seguro que encontrarás a alguien mejor que yo. Eres hermoso y de naturaleza fuerte, quien no vea eso es un idiota. 

El ciervo siguió llorando en brazos del lobo, se sentía protegido y querido. No podía evitar amar a ese torpe lobo que siempre conseguía sacarle una sonrisa. Pero tuvo que dejarlo ir.  

Se quedó en un recuerdo agrio y dulce, lo que fue una confesión a su mejor amigo. 



One-shot BeastarsWhere stories live. Discover now