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El primer día de clases de JeongGuk transcurrió con una calma impresionante; y es que a pesar de las noticias dadas por la Casa Azul, la prensa y los medios de comunicación en general, nadie en las calles decía nada especial en contra o favor de la ley. Se esperaba ver marchas multitudinarias en contra de la legislación, personas atacando a los demás porque sí, un caos absoluto. Se había atrevido incluso a llevar puestas prendas más ajustadas y en colores claros para simplemente desafiar al que quisiera meterse en una pelea, pero contra todos sus pronósticos, JeongGuk no recibió ataques de ninguna persona.
Es más, cuando llegó a la facultad aquella agradable mañana nublada, algunos llevaban encima pines con la bandera del orgullo trans, otras personas simplemente sonreían y la mayoría saludaba y comentaba la noticia con amabilidad, intentando entender o apoyando al menos lo que la comunidad había logrado. JeongGuk se sintió perteneciente a un lugar por primera vez en muchísimo tiempo, agarrando valor para caminar con tranquilidad por los amplios pasillos del edificio antiguo, sonriendo cuando algunas chicas le halagaban por el gloss labial o saludando a los chicos que se aparecían por su camino.
Y la clase, la clase fue gloriosamente como la miel. La profesora era un tanto pesada, pero al menos enseñaba bien. Reconoció a Toa y a SeokJin, con sus cabellos rosa y rubio apagado, sentados en la parte de atrás de la minúscula sala de clases, y se sentó cerca de ellos, vibrando en energía positiva. Saludó tímidamente a una Roseanne que, apoyada en su banco con rostro desinteresado, al ver a JeongGuk se puso más roja que un tomate y saludó con una escueta reverencia avergonzada. HyungJin se le acercó en el primer rato libre a saludarle y decirle un par de comentarios positivos respecto a su ropa, fallando un poco debido a su machismo interiorizado pero disculpándose cuando Toa y JeongGuk le explicaron por qué estaban mal. En la segunda parte de la clase, TaeYong le pidió prestado material de dibujo, y cuando vio las uñas meticulosamente cuidadas de JeongGuk, sonrió y soltó un pudoroso 'me encanta tu manicura' antes de, roja, darse media vuelta y correr a su banco, luciendo tierna con la larga falda café que usaba aquel día.
Los dos recesos que tuvieron no fueron tan largos. Se sentaron en el patio interior, bajo el árbol del mismo y apoyados en el pasto fresco, y disfrutaron de un picnic improvisado a la hora de almuerzo. SeokJin soltaba de vez en cuando chistes demasiado aburridos para su propio bien, chistes de los que Toa se reía a viva voz con un tono dulce muy característico de ella. La japonesa cumplió su deuda y le pintó las uñas a JeongGuk en los colores claros y pasteles de la bandera trans en la zurda, y en la diestra, un acabado en degradé que no fue tan exitoso pero que de todas formas era demasiado lindo. SeokJin le sacaba fotos a todo, selfies de él con Toa pintándole las uñas a JeongGuk de fondo, selfies de él con el sándwich del almuerzo, selfies de él haciendo caras raras que extrañamente no lo hacían ver menos guapo.
Durante la última clase del día, al parecer todos se habían acordado de que JeongGuk era una persona no binaria y, alegres, organizaron una pequeña celebración en su honor, que incluía cartitas pequeñas y cajas de Choco-Pie por parte del profesor de aquella materia. Reanudaron la clase planeando un proyecto individual, dibujando un par de bodegones y comiendo los Choco-Pies que JeongGuk no pudo evitar compartir con todos los presentes.
Había sido un gran día, pero fue incluso mejor cuando terminó su horario de clases y, alejándose de Toa y SeokJin, vio a su grupo de amigos acercarse por la vereda de la facultad.
HoSeok era tan alto y delgado que apenas parecía vivo, pero vestido en esos tonos arcoiris y con esa estilo indie... no podía verse mejor. Tomaba de la mano (o del dedo índice) a NamJoon, quien era una persona monocromática de café con suéteres demasiado grandes para su torso pequeño, las largas piernas cubiertas con un pantalón beige oversized que le venía muy bien. Y adelantándose a ellos, venía JiMin, el más bajito del grupo, con las camisetas blancas y pantalones rasgados de siempre, el cabello rubio tirado para atrás con gomina ligera y una sonrisa hermosa decorando su rostro joven.
No fue la primera vez que lo besó a modo de saludo, pero siempre besarlo se sentía como en la primera vez, así que no se quejaba. Mientras hablaban sobre las universidades y la ley aprobada aquella mañana, avanzaron por las calles de Hongdae, siendo observados quizás porque eran personas guapas, o porque se tomaban entre todos de la mano, o porque NamJoon era famosillo y JiMin un activista reconocido. Un par de chicas adularon a JeongGuk, quien se sonrojó profusamente antes de aceptar los halagos, y HoSeok posaba con todos los standees de idols haciendo sonidos tiernos desde su garganta.
Llegó un punto en el que todos comenzaron a posar con HoSeok, y terminaron pidiéndole a transeúntes que los fotografiaran al lado de esculturas de piedra, standees de TWICE y LOOΠ∆, comiendo un par de eomuks que encontraron camino a su local favorito de barbecue coreano. JeongGuk jamás se había sentido tan feliz, tanta plenitud, en un sólo día. Todo había ido a su favor, desde la legislación hasta las palabras de sus compañeros, de las personas que se sorprendían de lo bien que lucía el crop top o los pantalones de mezclilla. Nadie los había molestado por, a veces, tomar la mano de su pareja en la calle (cosa que de por sí ya era algo transgresora), ni tampoco por vestir la misma ropa.
— ¿Es la primera vez en el año que comes barbecue? — preguntó NamJoon, una vez sentados los cuatro en el local cerrado, disfrutando del aire acondicionado y las paredes de madera pulida, barnizada, dándole un aspecto afable al lugar. JeongGuk asintió, un tanto cohibido.— Yo sabía que no podrías aguantar sin carne asada mucho tiempo; es demasiado exquisita como para negarla. No importan los kilos de más: aparte, ahora mismo necesitas la proteína. ¿No que querías formar músculos más grandes?
A JiMin se le cayeron los palillos de metal sobre la mesa, la boca medio abierta aún recibiendo los trozos de kimchi que había llegado junto a los demás platillos de acompañamiento. Rojo y con los ojos como platos, se tragó el repollo fermentado antes de hablar;— ¿M-músculos... más grandes?
— Me lo había comentado anoche. — se encogió de hombros NamJoon, mientras HoSeok soltaba su risa estridente muy característica.
— Sí, es que quiero ser capaz de defenderme. Ya sabes... — habló JeongGuk con su voz suave, sonriendo tímidamente mientras pasaba una mano por su cabello rosa a medio desteñir. JiMin le sonrió de vuelta con tranquilidad y estiró una mano hacia el rostro de su pareja por encima de la mesa, tocando la mejilla con la misma delicadeza que solía caracterizar sus movimientos masculinos y estudiados.— ¿No es muy extraño?
— Qué importa si es extraño, lo que importa es que eres tú.
Y jamás escuchó algo más cierto de los labios de alguien. La única excepción fue lo que le salió por arte de magia desde los suyos propios, sin pensarlo, sólo observando a JiMin con la adoración en sus ojos pristinos y cálidos:
— Te amo.
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por fiiiin uwu qué tal mis panas¿¿ ah dudo q lean esta parte pero muxas graxas x leer mis pupis !!!!
éste au es muy importante para mí,, pq es como ¿¿ ah, por fin me atrevo a hacer algo que me representa al cien por ciento espero q hayan encontrado comodidad en mi historia y q se sientan mejor y más segurxs respecto a quienes son
