Capítulo 42 (Último): "Karma"

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Brian se levantó del suelo y los dos se asomaron, el cuerpo de Stuart yacía en medio de las vías del tren, todavía no muerto del todo. Estaba inconsciente e inmóvil. Laura miró a Brian y se retiró de las vías, pues el tren se estaba aproximando a toda velocidad, pero Brian no lo hizo, se quedó parado en el borde.

-Ven, es peligroso estar ahí.-dijo Laura-

Brian no le hizo caso, empezó a llorar mirándola.

-¿Sabes? Creía que algún día obtendría tu perdón, pero lo cierto esque, ¿cómo voy a tenerlo si ni yo mismo puedo perdonarme? Soy el mayor imbécil, si hasta por mi culpa casi pierdes la vida esta noche por no saber cómo reaccionar, pero sí, tenía miedo. Volví a sentirme en la misma situación en la que hace años me encontré justo aquí y no supe...Asíque si algo puedes perdonarme, espero que sea mi absurda lentitud.

-Está bien, tienes mi perdón de corazón. He comprendido que tenías razón, ya no eres como él y creo en tu arrepentimiento, pero ven.

Brian seguía sin obedecerla, estaba en el borde de las vías donde podía caer si daba un mal paso.

-Solo hay una manera de perdonarme a mí mismo.

-¿Qué estás diciendo, Brian?

Y sin ella saber por qué, Brian sonrió mirándola con los ojos llorosos.

-¿Recuerdas que te prometí que cuando me acordara de a quién me recordaba tu mirada te lo diría?

Laura asintió en una situación que cada vez le desagradaba más, ¿por qué Brian no se movía de ahí?.

-Pues ya lo sé. Tienes la mirada de tu hermano.

-Brian, ¿por qué me dices estas cosas?

El tren se acercaba, ya estaba llegando. Brian lo vio llegar, miró a Laura y le volvió a sonreír.

-Te quise, te quiero aunque no te lo hubiera demostrado lo suficiente y te querré.

Ahora entendía, Brian era consciente de que se iba a lanzar a las vías, Laura corrió hacia él para detenerlo y entonces, él se tiró de espaldas dos segundos antes de que el tren arrollara su cuerpo junto al de Stuart. Laura gritó su nombre totalmente conmocionada, pero ya era tarde, ya no estaba. Echó marcha atrás y se arrodilló en el suelo llorando su muerte con ganas, una de las personas más importantes de su vida la acababa de dejar para siempre. Laura estaba dispuesta a perdonarlo, pues creyó en él, pero para él no fue suficiente su perdón, también necesitaba el suyo propio.

Seguía llorando mientras el tren seguía cruzando, no podía creer lo que acababa de suceder, en verdad, Brian no era malo, cometió un grave error que lo persiguió cada día, pero un error que le ayudó a ser mejor persona. Cuando el tren pasó de largo, Laura necesitaba irse de allí cuanto antes, se levantó malherida físicamente y psicológicamente, y con su cojera, caminó como pudo entre las tenues luces que iluminaban las tenebrosas vías del tren, que tantas macabras historias escondía. Sentía que cada vez tenía menos fuerza, ya no podía caminar más, su cuerpo fallaba, su mente también. Detuvo su paso notando cómo la cabeza le daba vueltas, hasta que cayó al suelo desmayada profundamente.

***
Con lentitud, sus párpados se abrieron poco a poco, observó a sus alrededores y supo que se encontraba en la camilla de un hospital con la mano escayolada al igual que la pierna. En la herida de su frente se apreciaban los tres puntos que le dieron para cerrar la herida que contra la pared se abrió. María, al ver que su hija había despertado corrió a abrazarla feliz de tenerla con vida a su lado tras tantas horas de búsqueda gracias a Nirvana y Víctor, quienes dieron el aviso de su desaparición.

-¿Qué pasó?.-preguntó su madre-

Laura recordó otra vez que Brian ya no estaba a su lado y lloró sin control mientras miraba al suelo incapaz de alzar la mirada.

-Mamá, Brian era uno de ellos, pero se arrepintió, era bueno, te lo juro, nunca me engañó.-dijo llorando-

María la abrazó entendiendo el dolor de su hija e impactada por la noticia de Brian.

-¿Dónde está Brian?.-preguntó María- La policía no nos dice nada, dicen que necesitan hablar contigo.

-No está. Se suicidó tirándose a las vías.

Laura volvía a llorar más cada vez que recordaba aquella escena, pero por el lado bueno de toda la catástrofe, la pesadilla ya pasó, ya no estaría en peligro cada día. Al pasar unos días, el inspector que llevaba a cabo lo sucedido aquella noche, tomó declaración a Laura, y Laura contó todo desde el principio, excepto el crimen de Jack y el hermano de Stuart, un secreto que consigo se llevaría hasta el final. Fueron duros momentos para ella, ya que tuvo que contar más de una vez lo que había pasado. El cuerpo de Stuart fue deportado al cementerio de Bebington, el cual murió arrollado por el tren. Sin embargo, a Brian se le enterró en el de Liverpool cerca del hermano de Laura.

Laura prometió visitar a ambos cada día y llevarles flores, una promesa que cumplió todos los días de su vida. Es curioso el camino que la vida recorre, de la misma manera que ellos acabaron con la vida de Dick, así el destino decidió que murieran, pero Laura aprendió a perdonar por amor, finalmente se dio cuenta de que Brian la amó y la protegió del peligro cuando ella no podía defenderse. Le debe la vida, y a pesar de nunca decírselo por la ceguez de la venganza, ella siempre tendría un hueco en su corazón que le pertenecerá a Brian, pues lo formó cuando se enamoraron, cuando sin querer sus caminos se juntaron sin haberse tenido que juntar. Nunca le olvidaría pasara lo que pasara y así fue, tuvo a Brian presente como también a Dick, que la ayudó a seguir adelante sin rendirse, a ser fuerte. Finalmente, aquí concluye el fin, una historia que escondió tantos secretos a cuatro kilómetros en unas tristes vías de tren.

FIN.

Por: Silvia Moratalla Fernández.

A 4 Kilómetros (Editorial Dreamers)Where stories live. Discover now