➵ Piropos - Jenlisa Fanfiction

➵Ojos

—¡Lili!—Jennie llamó a su novia, que estaba en las gradas observando su partido de softball, mientras cubría ambos ojos con sus manos.

  La rubia bajó preocupada y a los tropezones, casi cayéndose por la desesperación, el grito de Jennie había sonado desgarrador. No sabía que podría haberle pasado, si hasta hace unos minutos, echaba miradas de reojo a la tribuna cada vez que podía, y cabe destacar, que eran demasiadas.

—Nini, amor, ¿qué pasó?—Preguntó, intentando quitarle las manos del rostro para poder echarle un vistazo—. Déjame ver, Jennie. Por favor, necesito que me dejes observar para poder ayudarte.

—Creo... Creo que hay algo mal con mis ojos—La morena dijo reteniendo el aire, escuchando como su novia estaba al borde del llanto, porque cada vez que se desesperaba, así era como reaccionaba.

—Jennie, déjame ver, por favor—Lisa suplicó, importándole muy poco la gente se empezaba a arrimarse cada vez más para ver lo que le sucedía a la surcoreana. Sólo quería que Jennie esté bien.

—No entiendes Lili, creo que hay algo mal con mis ojos...—Dijo sonriendo pícaramente y removiendo sus manos de sus ojos—, porque no pueden dejar de verte.

  La rubia quedó unos breves segundos pasmada, para después darle una leve palmada en la nuca a la morena, claramente molesta por el mal rato que le había hecho pasar. Sin contar el espectáculo que todos presenciaron sólo para que pueda decir aquel piropo.

—¡Ruby Jane!—Chilló y Jennie dio un paso para atrás, alejándose y enderezando su espalda completamente. Lisa podía ser aterradora si estaba enojada—. ¿Hiciste todo ese lío y me hiciste desesperar así sólo para decir un estúpido piropo?

—Sí...—Jennie agachó la cabeza y encogió sus hombros ante el regaño. No tenía intención de hacerle pasar mal, sólo quería sacarle una sonrisa, esas que tanto le encantaban ver.

—Te amo—Lisa sonrío y abrió los brazos de par en par.

—¿Eh?—Jennie exclamó confundida pero corriendo hasta los brazos de la menor, quería ese abrazo—. ¿No estás enfadada?

—No Nini, no lo estoy. Después de llevar meses siendo tu novia, aprendí que eres capaz de cualquier pendejada sólo para verme reír—Confesó, aún manteniendo la sonrisa que se le contagió a la morena—. Y por eso te amo.

—Yo también te amo Lili—Correspondió y dejó un fugaz beso en los labios de la contraria.

—¡Muy lindo y todo pero yo vine a ver un partido de softball, no una telenovela!—Gritó Bambam, desde la esquina más alejada del lugar.

—¡Bambam, sabandija!—Jennie gritó separándose de la rubia y mirando para el lado dónde había provenido la voz, sin poder ver al rubio platinado en ninguna parte mientras oía la risa de Lisa a sus espaldas—. ¡Puedes esconderte todo lo que quieras pero igual reconozco tu voz, idiota!

  El tailandés abrió los ojos como platos, hundiéndose aún más en su asiento mientras oía como la pelinegra a su lado reía entre dientes.

—Mierda...

—Nunca aprendes, Bami—Irene palmeó el hombro del chico con una mano, mientras que con la otra le entregaba una pomada para golpes—. Por si lo necesitas, ya sabes, el bate...

—¿Hace cuánto que cargas esto?

—Desde que te golpeó la primera vez—Contestó encogiendose de hombros y agregó con una sonrisa divertida—. Estaba esperando el momento en el que no pudieses cerrar el hocico y lo necesitaras nuevamente.