Capítulo 1 - Me Enamoro

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Casa Editorial Larimar...

Una vez más, Elisa se encontraba con esa grata sorpresa. La rubia, dueña de esos deslumbrantes ojos verdes, llegó esa mañana a su oficina y sobre su escritorio se encontró una cajita de chocolates. Sus favoritos, rellenos de caramelo, acompañados como siempre de una linda nota que la hacía suspirar.  Con una sonrisa en su rostro tomó la nota, y la leyó.

"Me enamoro
cientos de veces al dia
y todas son de ti"

No sabía quien estaba detrás de esos lindos detalles, pero de una cosa estaba segura, no se trataba de su esposo.  Gerardo jamás haría una cosa así.  Muy apenas se acordaba de su cumpleaños o su aniversario.  Y eso gracias a que su secretaria siempre se lo recordaba.  Tocaron la puerta, sacándola de sus pensamientos, y se sentó detrás del escritorio, poniéndose sus lentes.

"Adelante." Dijo Elisa, acomodándose un mechón de pelo atrás de la oreja.

"Buenos días, Eli." Fabián, su mejor amigo, quien conocía de toda la vida, entró por esa puerta, cargando cafés para ambos. Ese día les tocaba trabajar juntos, revisando unos manuscritos antes de mandarlos a publicar.

"¡Fabi! Buenos días." Dijo con una sonrisa al verlo. "Que bueno que llegas, mira. Me dejaron una nota de nuevo. Lee lo que dice."

Fabián puso los cafés sobre el escritorio, y fue a su lado, tomando la nota de sus manos.

"Ah, es una nota de amor.. ¿Y que te parece?" Preguntó sonriendo al ver la emoción en el rostro de Elisa.

"Ay, me encantan." Contestó, suspirando.  "Ojalá supiera quien me las manda."

"¿No crees que sean de Gerardo?" Preguntó sentándose y tomando de su café para ocultar su expresión. Sabía perfectamente que Gerardo no era quien las mandaba, si no el mismo. Toda su vida había estado enamorado de Elisa. Pero como ella estaba casada con su mejor amigo y socio, jamás le confesó su amor, decidiendo amarla en silencio, desde la distancia. Pero a pesar de eso no resistía mandarle esos regalitos, y las notas de amor que le salían del alma. De ese profundo sentimiento que el decidía callar.

"Claro que no.  El no tiene cabeza para esto.  Jamás ha sido detallista conmigo." Contestó frunciendo el ceño. Elisa aún no sabía en que momento cambió todo. Gerardo no era el mismo hombre con el que se casó. Ese hombre que profesaba amarla en ese entonces se había convertido en un hombre seco, que poco a poco se distanciaba más de ella.

"Bueno, comencemos a trabajar, que hoy tenemos mucho por leer."  Dijo Elisa pasándole uno de los manuscritos.

"Tienes razón, manos a la obra, comapañera editora."

   Cuando ambos estaban juntos las horas se pasaban volando.  Se sentían tan a gusto en la compañía del otro, eran el equipo perfecto.  Los dos se sentaron en esa mesa redonda en su oficina, lado a lado, para compartir opiniones de lo que leían.

  "Ay, está escena no me gusta.  Creo que no va, hay que pedirle cambios a la autora."  Dijo Elisa, moviendo su silla más cercas de Fabián.

  "¿A cual te refieres?"  Preguntó el.

   "Aquí, mira.  Ella lo rechaza, pero realmente lo ama."  Señalaba con su pluma de fuente, cuando de repente explotó en su mano, bañando a ambos de tinta azul.

   Fue tan espontáneo que los dos no supieron cómo reaccionar, mirándose con ojos grandes, totalmente sorprendidos.  Elisa se mordió el labio, y ya no pudieron más, los dos riéndose a carcajadas como locos.

   "Ay no, mira como quedamos. ¡Y los manuscritos!"  Tomando los libretos de la mesa, revisándolos preocupada.

  "De eso no te preocupes.  La mayoría de la tinta cayó sobre nosotros.  A ver,  ven acá."  Girando su silla hacia el, acercándola más.  Estaban frente a frente, sus rostros a poca distancia.  Elisa sintió un cosquilleo en su estómago que no lograba entender y trataba de ignorar.

  Fabián sacó un pañuelo de su saco, y delicadamente comenzó a limpiar la tinta del rostro de ella.  Su mirada seria, indescifrable.  Elisa cerró los ojos, y el sonrió lleno de melancolía.  Nunca antes la había tenido tan cercas, pero tan lejos a la misma vez.  Elisa era la mujer más bella, más tierna, la dueña de su corazón.  Pero al mismo tiempo ella era ajena, su amor un imposible.

  "Listo." Dijo al terminar, y sin poderse controlar acarició su mejilla.

   Elisa abrió los ojos lentamente, mirándolo con esos ojos verdes deslumbrantes.  La manera que el la veía la estremeció por completo.  ¿Alguna vez la había visto así antes? Sin palabra alguna tomó el pañuelo de su mano, y limpió su rostro, como el lo había hecho con ella, sus manos temblando.

  "¿Por que tiemblas, Eli?" Preguntó Fabián, poniendo sus manos sobre las de ella.

   "No se.." Aclaró su garganta, levantándose de la silla, poniendo distancia entre ellos. "Creo que es el frío.. Seguimos con esto mañana, ¿sí?  Se me olvidó que tengo algo que hacer."

   "Elisa.. espera." Fabián no entendía su extraña reacción.  ¿Lo estaba evadiendo?

   "Te veo mañana, Fabi" Elisa tomó su bolso, y salió de esa oficina rápidamente.  Huyendo por razones que ni ella misma entendía.

  Esas miradas, esas caricias, eran apenas el comienzo.  El descubrimiento de un amor que ella no sabía que existía, un amor que el daba por perdido.  Pero la vida daba muchas vueltas, y quizá ese amor dejaría de ser un imposible para convertirse en esa fuerza que sanaría heridas y los llenaría de la más grande dicha.

Si Tú Supieras [Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora