La luna siempre tendrá la respuesta

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Narra Dulce:

Llegué a la puerta de mi casa y apagué el motor del coche.

Estuve cinco minutos sentada en el carro, en silencio, tratando de digerir todo lo que había pasado apenas unos minutos antes. Obtuve la respuesta que estuve buscando durante tantos años, y aunque mi realidad fuera muy distinta, nada podría cambiar lo que sentía en ese momento.

Después de tranquilizarme decidí entrar en casa. Al abrir la puerta vi a Paco preparando la cena, ya eran más de las ocho y media, y últimamente cenábamos pronto para ver después una película. Observé la imagen desde la puerta, alejada de todo. Por un momento sentí nostalgia de lo que no pudo ser.

Siempre imaginé que un día al llegar a casa encontraría a Christopher esperándome con esa sonrisa que me regalaba cada día. Nos vi siendo una familia, disfrutando del tiempo juntos y envejeciendo hasta que la vida decidiera.

Ahora mi imagen era bien distinta, pero si de algo no me arrepentía, era de esa luz que ilumina cada espacio de mi, el único ser del mundo por el que sería capaz de todo, mi estrella, mi hija. Por ella respiraba, por ella no dejaba de soñar, por ella vivía.

Al entrar al salón saludé a Paco y fui directamente a cargar en brazos a María Paula. Solo había estado una hora fuera, pero la extrañaba demasiado. Me senté en el sofá con ella entre mis brazos y se quedó dormida. Paco comenzó una conversación que consiguió alterar mis nervios y llegó un momento en el que no sabía qué responder.

- ¿Cómo te fue en casa de tu mamá? - Me preguntó.
- Este, muy bien. Me dijo que te mandara saludos.
- ¿Trajiste lo que necesitabas?
- Se me olvidó en el coche.
- Si quieres salgo ahora y lo agarro.
- No hace falta, mejor mañana, ahora ya es tarde.
- Bueno, está bien.

Me sentía horrible. Recordé una de mis conversaciones con mi hermana Blanca. Me dijo que Paco no merecía que le mintiera, y tenía razón, pero, ¿cómo podía contarle la verdad? Llevaba años ocultándole toda nuestra historia, aunque en el fondo sabía que él la conocía, aunque no con detalle. Hacía años tuvimos una conversación en la que me preguntó qué había pasado entre nosotros y yo intenté negarlo, pero ya era inútil. No quería contarle los detalles de nuestra historia, nadie los sabía y nadie debía enterarse. Él quería saber si yo seguía enamorada, y le mentí. De mi boca salieron unas palabras que a día de hoy siguen atormentándome.

"Christopher y yo ya no estamos enamorados"

Sí, mentí. Como lo hago ahora. Como cada segundo desde que nos alejamos. Odio sentirme así, pero es la vida que elegí, y no hay marcha atrás. Durante años me dije a mi misma que no era nuestro momento, que quizá la vida nos estaba diciendo que nuestro destino no era estar juntos. Ahora entiendo todo, siempre va a ser nuestro momento, pero no podemos encargar al destino nuestras decisiones, ni dejar que la vida nos vuelva a encontrar por sorpresa.

Hace un año esa misma vida que nos distanció nos hizo el regalo más hermoso, volver a juntarnos. El destino nunca nos dice qué debemos hacer, ni si nuestras decisiones son las correctas, pero sí nos da oportunidades para enmendar nuestros errores, y nosotros somos los responsables de hacerlo.

La vida nos estaba diciendo que nunca era tarde, que cada paso que dimos nos llevó a ese momento. Nos dio la oportunidad de volver a abrazarnos, de recomponer nuestros pedazos, de volver. Ahora éramos nosotros los que debíamos decidir qué hacer.

En otro momento de mi vida hubiera salido corriendo a buscarlo. Hubiera dejado todo por volver. Pero las circunstancias cambian, y ahora hay una persona por la que debo luchar cada día, ella. Quiero decirle que conocí al amor de mi vida desde que escuché su corazón latir. Quiero que cuando sea grande entienda todo lo que hice por ella, quiero que sepa que me salvó, que cuando más oscura estaba la noche, ella fue mi luz, mi esperanza. Quiero que crezca y no cometa mis errores, que sea feliz aunque eso suponga renunciar a otras cosas, quiero que no tenga miedo a decir lo que siente y que viva su vida como ella quiera. También quiero contarle que fui feliz. Que sepa que el amor lo es todo y que yo también lo conocí.

Recordé que hasta hace dos años llené las hojas de un cuaderno de poemas, reflexiones y algunos dibujos. Lo guardé en uno de los cajones donde tenía mis pinturas, un lugar que solo yo sabía. En ese cuaderno escribí todo lo que sentí durante años. Al principio creí que no tenía ningún sentido, era mi manera de desahogarme, mi momento de ser yo misma en unos versos. Y entonces lo entendí, lo escribía para él, aunque nunca fuera a leerlo, aunque no supiera que existían esas páginas.

Fui hacía el escondite de ese cuaderno y lo saqué del cajón. Al abrirlo comprobé que aún quedaban algunas paginas en blanco y me di cuenta de que la vida me volvía a mandar esa señal. Quizá podría seguir escribiendo, quizá no era el final.

Ya era más de media noche cuando  salí al jardín y me senté en uno de los sofás con un té entre las manos. Mire al cielo y observé la luna, estaba más brillante que nunca. Ella me había acompañado en muchas noches junto a mi cuaderno y hoy lo hacía una vez más. Le tomé una foto a la luna y decidí subirla a las historias de Instagram.

Comencé a escribir sin parar, lo necesitaba. Paco salió a preguntarme si me iría a dormir pronto.

- Dulce, ¿vas a estar mucho tiempo allá fuera? - me preguntó.
- No, ahorita subo.
- Está bien, te espero en la habitación.

Paco entró en la casa y yo me quedé unos minutos más fuera. Agarré mi celular y mandé un mensaje.

"Cada vez que veo la luna me acuerdo de ti. Sabes que últimamente las cosas no están demasiado bien, pero quiero que sepas que la luna siempre va a ser nuestra señal, nuestra manera de saber que seguimos ahí, pase lo que pase"

Después de mandar ese mensaje subí a la habitación y antes de dormir fui a ver a María Paula. Guardé mi cuaderno en el mismo lugar donde estaba oculto antes y cuando iba camino a la habitación mi celular se iluminó.

"Pase lo que pase, siempre"

Él había respondido a mi foto de la luna. Seguía siendo nuestra señal, nuestro secreto y ahora más que nunca. Pasara lo que pasara, siempre.

Me fuiWhere stories live. Discover now