No he logrado dejarte de amar

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Narra Dulce:

Desde su último mensaje mi cabeza no ha dejado de pensar en él.

¿Cómo es posible que tenga ese poder de meterse tan dentro de mi después de tanto tiempo? A veces me pregunto si esa conexión viene de otras vidas, si quizá en otra sí tuvimos la oportunidad de ser felices.

Durante años nos culpé de ello. Sí, tuvimos la culpa de alejarnos y dejar que los malentendidos fueran los que hablaran por nosotros, pero la vida se encargó de separar nuestros caminos, aunque no por mucho tiempo.

Creo en el destino, en los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros y por eso sabía que ese no era el final. Sentía que algo tan grande no podía acabar de esa manera. ¿Qué se suponía que debía hacer con todo ese amor que ya no tenía destinatario? ¿A dónde va todo lo que no se dice?

Decidí que lo guardaría en mis canciones. En ellas estaban todos los sentimientos que no podía gritar y me quemaban por dentro, allí cabía el amor que sentía por él, la rabia, la tristeza, la nostalgia y las ganas de correr a buscarlo. Sentía que era la única forma de que supiera que yo seguía ahí a pesar de todo lo que había pasado, era mi forma de hacerle saber que lo nuestro estaba intacto.

Necesitaba distraerme, así que agarré el celular y entré en Twitter. Pensaba que seria la mejor forma de desconectar de mis pensamientos, pero resultó ser todo lo contrario, terminó por hacerme pensar más aún en él. Vi un vídeo de uno de los programas en los que presenté Dejarte de amar.

Recuerdo perfectamente el momento en el que la compuse. No atravesaba uno de mis mejores momentos, pero eso ya se había convertido en costumbre desde que todo acabó. Apenas salía, no me apetecía ver a nadie y las únicas veces que pisaba la calle era únicamente por trabajo, mi única manera de evadirme. Las giras me dejaban agotada, así que cuando acababan lo único que quería era encerrarme en mi casa y descansar del mundo.

Allí podía ser yo misma, sin máscaras, sin mentiras, sin sonrisas falsas. Podía llorar, descargar toda mi rabia, estar horas sentada con la guitarra en la mano y otras tantas simplemente admirando la luna en la noche. Ese era mi momento favorito, aquel en el que solo estábamos ella y yo, la única que sabía todos mis secretos.

Una noche no conseguía dormir y ya eran más de las tres de la mañana cuando decidí levantarme de la cama y sentarme una vez a contarle mis secretos a la luna. Echaba de menos muchas cosas en ese momento, pero sobre todo, ese abrazo cuando él se daba cuenta de que ya andaba despierta en la madrugada. No importaba qué hora fuera, ni dónde estuviéramos, siempre se acercaba a mi y me rodeaba con sus brazos mientras yo me sentía la mujer más afortunada del mundo.

Mientras le confesaba todo eso a la luna me di cuenta de que realmente era él quien debía saberlo, así que agarré una libreta y comencé a escribirlo. Le conté que no todo en mi vida era como parecía, que detrás de mi sonrisa había una tristeza que era imposible borrar, y que no podía dejar de amarlo.

"Este corazón que miente me recuerda que no soy tan fuerte y no he logrado dejarte de amar"

Así me sentía. Me escondía detrás de una mentira para poder vivir, qué irónico. Yo que toda la vida defendí el ser uno mismo y decir lo que uno siente, ahora era yo incapaz de hacerlo. Me decepcionaba a mi misma y sabía que acabaría decepcionando al resto de la gente.

Ahora las cosas no habían cambiado demasiado. Seguía hablando con la luna, sintiéndome una mentirosa por disfrazar mis sentimientos, y lo más importante, enamorada de la misma persona que hacía años no podía sacar de mi corazón.

Como si de un impulso se tratara cité el tweet donde aparecía el vídeo de esa canción y escribí "Este corazón que miente, me recuerda que no soy tan fuerte". Porque era mi corazón el que me decía la verdad, el que luchaba contra mi cabeza y la idea de vida ideal que estaba tratando de mostrar desde hace años. Sabía que esto podría tener consecuencias, pero ya no me importaba. ¿Qué más se puede perder cuando ya no te queda nada?

Todos los días me hacía esa pregunta, y cada día obtenía la misma respuesta. No tenía nada que perder, y estaba dispuesta a arriesgar. Durante años me escondí y creé una Dulce diferente, más cobarde, más distante, con una coraza que ya no conseguía parar los golpes de tan gastada por todos los que tuvo que aguantar. Quería romper con ella, con la idea equivocada que yo tenía de mi misma.

La Dulce soñadora comenzaba a asomarse por las grietas que dejaron aquellos golpes y por ellos comenzaba a entrar la luz. Mis sentimientos estaban escondidos, pero intactos, esperando el momento para volver a salir. Lo verdadero siempre se abre paso, y el amor, como verdad y fuerza mayor del universo, siempre sería eterno.

Me fuiWhere stories live. Discover now