◇Introducción◇

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¿Cómo me encontraste, Arin?❞ 

 La noche era fría y la lluvia no ayudaba mucho.
Ella estaba caminando por las calles, cubriéndose con un abrigo.

Era verano, pero esa noche seguía siendo helada. Los charcos hicieron presencia rápidamente y poca gente se encontraban caminando en cualquier acera.

Se detuvo al lado de un callejón para ver su celular, el cual estaba sonando.

La jornada de trabajo de la mayoría había terminado, así como la de Arin, quién tuvo que correr hasta un lugar donde pueda encontrar un taxi, a causa de que su auto se averió.

 —¿Hola?— Dijo ella atendiendo la llamada, mientras que se cubre como puede con su chaqueta para evitar mojarse más de lo que ya está. Era su mejor amiga, Rosé.

¿Llegaste a casa? Me dijo el jefe que te fuiste y dejaste tu auto en el estacionamiento— Dice su amiga en un tono un tanto preocupada.

 —Sí, estoy bien, espero un taxi— Ríe leve.

 —¿Acaso aún sigues bajo la tormenta?— Preguntó alterada. 

 —¡Ja! ¿Dije esperar? Quise decir... voy.— Se excusó algo nerviosa.

 —Arin...— Sentenció la amiga.

 —No te preocupes, estoy sólo a una calle de mi apartamento— Mintió la chica. 

Ella esperaba y buscaba con ansias algún vehículo amarillo, algunos taxis ya habían pasado cerca pero la habían ignorado olímpicamente y el delgado abrigo con el que se estaba cubriendo estaba comenzando a mojarse de más. 

 —¿Segura? Le diré Jeon que pase por ti— Insistió la rubia aún preocupada.

 —¡Ey! ¡Taxi, espere!— Gritó, pero la volvieron a ignorar.
¿Qué haría ahora? Estaba lejos de su casa, ¿debería aceptar la oferta de su amiga?
No, no quería que fuera hasta allá.

 —¡¿Qué fue eso?! ¡Que mentirosa! ¡Sigues esperando!— Dijo la otra chica algo enfadada

¿Eh? ¡A-Ah, no! Es que el taxi se pasó un... cuadra.

Mientras pensaba en otra excusa si es que esa no funcionaba, escuchó un quejido a su lado, bajo y agudo. Se confundió al ver que solo había una caja, podía jurar haber escuchado a una rata y eso le dió pánico.

 —¡Me tengo que ir!— Dijo un tanto apurada.

¡Espe- — Probablemente su amiga se enojaría por colgar, pero no le importó, tenía que encontrar un transporte ya.

 Volvió a llamar a taxistas gritando, pero soltó un chillido cuando vió la caja moverse un poco. Con decisión y curiosidad decidió abrir la caja y sus facciones se relajaron al ver su interior.

No era una rata, era un gato, mediano, muy peludo. A pesar de estar sucio, pudo notar que su pelaje era blanco y gris. Estaba acurrucado echo bolita, indefenso y temblando. 

Soltaba delicadas quejas de vez en cuando, ablandando el corazón de Choi Arin y haciéndole sentir unas inmensas ganas de ayudarlo. 

Un pitido hizo saltar a la chica en su lugar y despertar al felino. Ella miró al responsable de su susto y vio a un taxista preguntando si necesitaba ayuda. Ella asintió y se acercó al auto, pero se detuvo en eso. 

Miró la caja con lástima, sus impulsos estaban atacando su mente de manera impresionante y no sabía si seguirlos y no. Volvió a donde el gato y él seguía despierto, mirando el cielo con confusión, derramando ternura. 

Trun Me Into a Cat - Huening KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora