VI. El primer amor de Tougo

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"La estoy mirando desde su entrada.".

Ese día amaneció lloviendo, los estudiantes veían las gotas caer como si no tuvieran fin arruinando los partidos del día y todos los entrenamientos; la escuela estaría abierta hasta las seis de la tarde gracias a los invitados que tendrían de otra escuela por el partido cancelado. La lluvia no dio tiempo para avisarles a los de la academia Fujio de la invitación reagendada por el clima, el más molesto era Osomatsu y se notaba en su cara, pues su primo estudiaba en esa escuela que tanto detestaba, casi tanto como a su familiar, ¡por fin podría agarrarse a golpes con él en un campo! Estaba muy inspirado en arrastrarse por la tierra con ese hombre. Su sangre de sed y golpes estaría camuflada por un espíritu deportivo o patriótico, un héroe total para la escuela cuando en la realidad sólo era un estúpido adolescente que golpeaba paredes.

Evidentemente, todos sabían lo iracundo que estaba el de rojo por el aura que emanaba de su alrededor quedando completamente en claro su emoción cuando le tiró el almuerzo a un pobre desgraciado que estaba pasando en un mal momento. Karamatsu no lo recordaba así desde aquella vez que perdió contra él en primaria, dándose cuenta de lo terrible de la situación cuando azotó su libro contra el escritorio; Todomatsu e Ichimatsu tomaron lejanía con él, no deseaban ser las próximas víctimas de esa furia. Incluso un profesor había sufrido su humor.

Choromatsu y Jyushi parecían los más absortos de lo que estaba sucediendo, por diferentes razones, claro. Choro parecía más ignorarlo, sabiendo que su enojo venía de las ganas de golpear a su primo, pues era lo más sensato con Osomatsu; Jyushi ni enterado de la situación por estar mirando fijamente su celular, desde la partida de Homura, gracias a su padre, no se había sentido muy bien.

—Os-Osomatsu-

Oh, pobrecito, pensó el salón entero al escuchar como uno de primero venía con el objetivo de entrevistar a Osomatsu por lo del partido. Choro rezó por el alma del chico, reconociendo al club de periodismo con esa manía sádica de mandar a los más pequeños.

—¡Pequeño, ven! —Todos miraron al valiente Choro, quien tomó al pequeño de la mano y salió huyendo al pasillo, Osomatsu ni se inmutó. —No puedes hacer eso, ¿esos enfermos de periodismo te mandaron?

—Mis superiores dijeron que hoy sería un excelente día para tomar notas del mariscal. —El de verde sintió mucha pena por el engaño.

—Nunca busques una entrevista de ese idiota cuando no compite, hoy va a venir su mayor rival ¿sabes lo que eso significa? Te mandaron a ser descuartizado. Te mandaron como puerco al matadero.

—¿Q-qué?

—Si querías entrevistar a un ser del inframundo en la otra vida, vas excelente.

El chico tembló, pensando lo peor de su destino si ese hermoso Dios no le hubiera salvado de la muerte. Pronto los cuchicheos de los pasillos resonaron más fuertes que antes ocasionando una conmoción en el presidente al reconocer las voces de los profesores a lo lejos, el joven periodista le siguió, ¿qué haría si Osomatsu se enteraba que su consanguíneo ya había pasado los pasillos? Decidió hacer lo que supuso sería la mejor opción: No despegarse del otro Sakurai. Asomó su cabeza en el salón.

—Shhhhh.... Karamatsu, Ichimatsu —Pero los dos seguían sin voltear, exasperando su nula paciencia. —¡Karamatsu, Ichimatsu! —Susurró un poco más fuerte, intentando no levantar a Osomatsu por el ruido, pero esos dos intentaban llegar al límite de su tolerancia. —¡KARAMATSU, ICHIMATSU!

Ambos voltearon con ganas, encontrándose la mirada molesta de Choro, salieron rápidamente del aula junto con él. Tanto silencio parecía que estaban robando algo.

Asco de VidaWhere stories live. Discover now