Llegó el momento

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Ellie... ¿Por qué me miras así? Ya te he dicho que estoy bien. - ___, sé que no es así, te conozco de toda la vida, prácticamente somos como hermanas, así que no creas que me vas a mentir tan fácil. Así que empieza a hablar, no te digo que me cuentes ahora mismo lo que pasó si no estás preparada, solo te pido que me expliques cómo te sientes tú, ahora mismo.- Sinceramente, no sé cómo me siento, estoy que no estoy, me limito a respirar y ya es bastante. Aunque ahora que has vuelto, me siento un poco mejor, eres el pilar sobre el que me apoyo en los momentos difíciles y te echaba en falta. -Pues aquí me tienes, y he llegado en el momento idóneo, sabes señorita, se de dos que mañana por la noche, van a salir y se van a divertir.- Ellie... Ya sabes que no me apetece, no tengo ganas de verdad... - Y tú me conoces lo suficiente, como para saber qué no acepto un no por respuesta, así que mañana me tienes aquí, de echo mañana traigo algo y comemos juntas. Y por la noche, a despejarse la mente, ¿ Entendido señorita ?- Entendido, sí señora. Le hice imitando a un militar. Reímos a carcajadas por un rato. Después de cenar, Ellie se fue a su casa y yo me pare a pensar, en lo bien que me lo había pasado con ella, me reí como hacía meses que no lo hacía, y la verdad que se agradecía un poco de felicidad. Me disponía a recoger la cocina antes de dirigirme hacia mi queridísima cama, pero me detuve en el salón, miré detenidamente la foto con mi familia, también los extrañaba a  mucho, poco después de mi cumpleaños decidí mudarme sola y no me arrepiento, pero echo de menos los gritos de mi hermana cuando le cogía ropa prestada... Que buenos recuerdos. Debería pasarme a visitarlos. Pero no hay tiempo para eso, ahora mismo, la cocina, y después a descansar, que pensándolo bien, mañana voy a salir y más resplandeciente que nunca. Ya es hora de empezar a pasar página de una vez. A la mañana siguiente, me desperté sorprendida y contenta, por primera vez en mucho no había tenido insomnio y había podido descansar bien. Era temprano, aún las diez, así que me puse a limpiar y recoger la casa antes de que llegase Ellie. Haciendo mi habitación, encontré aquello que pensé que no volvería a ver, la carta con la que empezó todo hace años... Con Luca.
Caí al suelo de rodillas sosteniendo en mis manos aquella hoja, y rompí a llorar de nuevo, pero está vez no eran lágrimas por qué aquello terminó de esa forma, si no lágrimas de rabia. Me daba rabia haber perdido tanto tiempo con alguien que no lo merecía, y peor aún, haber llorado día y noche durante meses pensando que la culpa de todo había sido mía, y que el engaño me lo merecía. Se acabó, no pienso derramar una lágrima más por ese chico. Él se lo pierde. Me levanté, deje el documento sobre el escritorio, y terminé de acomodar el cuarto. No me fijé en la hora, cuando de repente sonó el timbre.

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