VII. Cacería de lobos.

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Irene tenía miedo... raramente lo lograba sentir.

Todos los grandes guardias Alfa la veían como un pedazo de carne a cada paso que daba por aquél pasillo carmesí, tenía un plan en mente; deshacerse de JiMin. Fuera lo que fuera o tuviera que dar para lograr su cometido. El ambiente era el mismo que el de la noche pasada y la anterior y la anterior, el olor a tabaco con algunas sustancias nocivas para simples mortales abundaba el aire, así como también la tensión por más entre las luces neón. Sus largos cabellos se movían a su son y con los nervios en su muñeca toco una de las puertas de roble que llevaban a la cueva del lobo feroz.

Al pasar todos la voltearon a ver, esperando lo que fuera a salir de aquélla boca con labial rojo.

―Habla, que mi tiempo es valioso.―Solto de soslayo Jackson del otro lado del escritorio mientras jugueteaba con sus anillos.

Sus piernas comenzaron a temblar pero su sed era mayor que su estabilidad.

―Vengo a hablarle de Jimin, señor.―Habló por lo alto controlando exitosamente su voz a pesar del impacto que tenía en ella las fuertes feromonas de Alfa en la habitación.

Cruzando sus piernas se trato de relajar en el sillón de receptor, Jackson anarco una ceja y entono risueño:

―¿Qué pasa con mi gallinita de oro? ¿te hizo algo?―Cruzo ambos brazos esperando alguna queja sin razón, pero vagamente se asombro al verle sonreír.

―Nada de eso señor Wang, sino al negocio...―Murmuro haciendo cambiar de postura al contrario, negocio bajo, sifras bajas.

El dinero era la felicidad del proxeneta.

―Habla de una buena vez.―Amenazo ansioso cuando no escucho nada salir de sus rojizos labios por más de 3 segundos.

―Su pequeña gallinita de oro se enamoro, ¿y sabe que es lo peor del caso? Que se dejo marcar.―Escupio sientiendose orgullosa al ver su rostro palidecer.

―¿Qué mierda estas diciendo?

Jackson no era estúpido, tenía más que sabido la rivalidad imaginaria de esos dos y que Irene viniera con ese cuento le parecía un tanto extraño pero no imposible. Los Omegas para él eran tan ingenios.

―La verdad. Lo que le estoy diciendo es verdad, escuche a Jimin contarselo a Taehyung, el barman Omega de la primera planta.―Murmuro manteniendole la mirada, no se dejaría intimidar a ese punto.

Los Alfas de la habitación posaron su vista ante el enigma en carne de Jackson, su rostro era un descifrable al igual que su actitud impredesible, ¿pensativo? u ¿enojado? Las feromonas pesadas que danzaban a su alrededor no pintaba bien.

―Suga es un hijo de perra.―Gruño.

Irene mato las palabras en su garganta jugueteando con las lentejuelas de su pequeña falda, ¿debía irse? Nadie decía nada, tenían temor de ser notados por esas órbitas descontroladas.

―Omega, retírate.―Fue lo único que dijo para después encender un puro de su reluciente caja de madera. Se dio el lujo de mirarle el trasero a Irene antes de desaparecer por la puerta, estaba enojado, el Omega que más ganancias le había proporcionado había sido tan estúpido como para dejarse marcar.

Ingenuo. Mil veces ingenuo.

Aun mantenía la incógnita flotanto en su cabeza, ¿y si aquello solo era un rumor más y solo estaba allí gruñendo por nada? Necesitaba información oficial para hacer algo lo antes posible de ser así.

Jimin era un Omega prostituto, le pertenecía.

Sigiloso ideo como solucionar ese pequeño inconveniente en su ingreso económico, si Crystal Boy era su sifra más grande se iría de sus manos siendolo.

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⏰ Last updated: Feb 18, 2021 ⏰

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Crystal Boy | YoonminWhere stories live. Discover now