Against the apocalypse [L.S]

1: "Esto apenas comienza"

Ese día incluso antes de despertar Harry sabía que algo iba mal. Comenzando con el hecho de que la noche anterior se olvidó de cerrar las cortinas. Gruñó al sentir la luz del día, aunque no había sol, esa claridad de cada mañana molestaba; buscó con su mano las mantas y las jaló hacia arriba tapando su cuerpo y rostro completamente. Se volvió a dormir.

Volvió a soltar un gruñido cuando Niall fue esta vez quien lo despertó. Su amigo golpeaba la puerta incontables veces, gritando algo que Harry no alcanzaba a escuchar. Aun seguia un poco adormilado para aquello. Frotó sus ojos con sus manos hecha puños y se sentó en la cama; comenzó a balancear los pies, perdiendo su mirada en un zapato que descansaba en el piso. Volvió a la realidad sobresaltado al escuchar un nuevo golpe en la puerta.

"Ya voy." Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta a paso lento; la abrió encontrándose con un Niall despeinado, pero vestido. "¿Qué quieres?"

"Tenemos que ir al supermercado." El rubio sin permiso alguno caminó a la cama, sentándose en ella.

"¿Vienes a despertarme para eso? ¿No podías esperar a que me despertara yo solo?" Harry le siguió el paso, tirándose a la cama boca abajo.

"No. Es bastante tarde. ¿Qué tanto hiciste anoche?"

"Me quedé hasta tarde leyendo."

"Mhm. Como sea. Vístete y apresúrate. En las noticias dijeron que iba a llover, no quiero mojarme cuando vengamos de vuelta." Niall se levantó y caminó hacia la puerta, cerrando esta antes de salir.

Harry soltó un pequeño gruñido por lo bajo, escondiendo su rostro en una almohada. Ese día amaneció bastante enojado, empezando por el hecho de que lo habían despertado. Aquello para Harry era una verdadera falta de respeto, para él sus horas de sueño eran sagradas. Y siguiendo por el final del libro que leía, se había quedado hasta bastante tarde para terminar los pocos capítulos que le faltaban; llevándose la sorpresa de que aquella pareja cliché que tanto le gustaba acabó terminando por una estupidez.

Había perdido completamente la noción del tiempo. Se levantó con la misma pereza de todas las mañanas, se dirigió a su closet y sacó la primera cosa que encontró; lanzó la ropa a la cama y se dirigió al baño.

Harry era un chico de apenas diecinueve años, que le gustaba pasar la mayor de su tiempo libre leyendo libros de fantasía, amor o misterios. Perdiéndose dentro de la historia, olvidando aunque sea por unos minutos el mundo de mierda en el que vivía. O simplemente dormía. No era de esos chicos a los cuales les gustaba salir a fiestas, o socializar con demás gente, quien demostraba ser alguien y terminaba siendo algo completamente diferente. Varias personas le habían preguntado el porqué de su actitud, pero simplemente aquello que la gente consideraba "normal", para él eso no era de su agrado.

Niall era su mejor amigo desde que tenían memoria. Aquel rubio era completamente diferente al chico rizado. Le gustaba salir en su tiempo libre, y socializar con bastante gente. Pero aunque no compartieran los mismo gustos, había uno que sí. El leer y aquello Harry agradece bastante, porque de alguna u otra forma tiene a alguien con quien compartir los comentarios sobre sus lecturas.

Ellos se habían conocido en una tarde fuera de la casa de Harry:

El pequeño niño de ojos verdes jugaba con sus juguetes, habían varios esparcidos por el césped, pero él jugaba con sus favoritos: sus autitos. Aunque los tuviera seguía estando aburrido, no tenía amigos por esa calle. El jugar solito no le causaba gracia alguna, pero tampoco se podía decir que era muy social como para tener amigos.

"Hola"

Levantó la mirada encontrándose con un niño que aparentaba unos cinco años, tenía el pelito rubio y los ojitos azules. En su nariz había un poco de tierra y sus mejillas estaban sonrosadas. Traía puesto una polera color blanco, en medio de ella se podía notar un balón de fútbol. Sus pantalones eran de un color rojo burdeo y a la altura de las rodillas había grandes manchas de tierra. Harry sonrió.