Capítulo 12

1.3K 192 9
                                    

La ausencia de Zhan le dolía de sobre manera, se sentía morir cada día que pasaba sin oír su voz, sin ver sus ojos así fuese para reprocharle con la mirada.

—Despierta —susurró Yibo tomando la mano del chico que yacía en aquella cama de hospital—. Zhan, por favor.

Habían transcurrido tres meses y el menor vivía presa de la incertidumbre, sin saber si el pelinegro despertaría algún día. Estaba con vida, sí, y no podía estar más agradecido por eso, pero nada ni nadie podía asegurarle que abriría nuevamente los ojos.

—Logramos extraer la bala con éxito —había dicho el médico a cargo—. El paciente está estable pero se encuentra en estado de coma.

—No, eso no puede ser. ¿Cuándo despertará?

—Lo siento, joven, no podemos saber cuándo despertará. Podría estar así horas, días, semanas e incluso meses... podría nunca despertar.

—¡No! Él despertará. Tienen que hacer todo lo posible para que despierte.

—Ya no hay mucho que podamos hacer, ahora todo depende de él.

Ese día Yibo lloró como nunca antes lo había hecho, angustiado por el estado del mayor. Zhan lo había salvado de una muerte segura, y ahora se encontraba luchando por su vida, y no podía hacer nada por él.

—¿No crees que tres meses es mucho tiempo, Zhan? —Yibo sonrió con tristeza—. Tienes que despertar, por favor, no te des por vencido, no me dejes.

—Yibo, el horario de visitas ha terminado. —Una de las enfermeras lo interrumpió.

—Esta noche me quedaré.

—De acuerdo, cualquier cosa me avisas.

El chico asintió y la enfermera se retiró. No pasó mucho tiempo cuando recibió una llamada de Wenhan.

Encontramos a Guangyao, te envío la dirección por mensaje.

—¿Cómo lo hicieron?

Cometió un error muy estúpido a decir verdad. Hizo una llamada con el número que tenía registrado a su nombre y logramos rastrearlo. Ayanga me matará cuando se entere de que te he dicho antes que a él, ¿eres consciente de eso?

—Solo necesito media hora, diré que estaba cerca del lugar, no se enterará de que me avisaste primero, lo prometo.

—Más te vale, Yibo. Son las siete, a las ocho estaremos ahí.

—De acuerdo, gracias.

Después de hablar con Wenhan, buscó a la enfermera de Zhan y le dijo que saldría por unas horas, que regresaría lo antes posible y que por favor cuidara del mayor, que cualquier cosa lo llamara a su celular. Yibo se dirigió al estacionamiento del hospital y revisó el mensaje que Wenhan le había enviado. Esa noche por fin atraparían al hombre que había disparado a Zhan, pero él le haría una visita antes de que lo tomaran detenido.

Llegó al lugar en unos veinte minutos y dejó el auto estacionado a una distancia prudente para luego acercarse a pie a la pequeña casa donde, suponía, se escondía Guangyao, a quien habían identificado como el francotirador que trabajaba para Yubin. El sitio estaba lo suficientemente apartado de ojos curiosos, nadie vivía cerca y eso le facilitaría las cosas. Sin hacer ruido observó al interior del inmueble, pero no encontró al delincuente.

Maldijo por lo bajo. ¿Habrá escapado? ¿Sabría que lo habían encontrado? Sus preguntas fueron respondidas cuando escuchó un ruido detrás de él, alertándolo. Rápidamente sacó su pistola y volteó a enfrentarlo.

Secret OperationWhere stories live. Discover now