Capítulo 13

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Yubin puso el seguro a la puerta y observó a Yibo con una sonrisa burlona en el rostro. Lo tenía todo planeado, los había vigilado y sabía que, además de los agentes que resguardaban el edificio, Yibo cuidaba día y noche a Zhan. Había logrado llevar al menor directamente a donde él quería.

Por su parte, Yibo no se movía, tan solo se limitó a observar a Yubin y cada uno de sus movimientos; era más que probable que estuviese armado, y lo que menos quería era provocarlo. Miró a Zhan, su prioridad era él, protegerlo a él.

—¿Qué haces aquí, Yubin? ¿Cómo entraste?

—No fue fácil entrar, pero no te quiero aburrir con los detalles, basta con que sepas que soy muy bueno para pasar desapercibido. Y sobre qué hago aquí —dijo acercándose a Zhan—. Pues, vengo a terminar lo que empecé, todavía no siento que me haya vengado de ustedes como corresponde.

—No dejaré que le hagas daño.

—Oh, pero muerto no podrás evitar que lastime y mate a PetitPrince —dijo con burla al tiempo que sacaba una pistola y apuntaba a Yibo—. Aunque me parece que ahora debería decirle Bella Durmiente, ¿no crees?

El menor se debatía entre sacar su arma y dispararle a Yubin, o distraerlo y hacer tiempo hasta que llegaran Ayanga y el resto de los agentes. Estaba perdiendo la calma, pero no lo demostraba, no debía mostrar debilidad o actuar sin pensar, y es que cualquier movimiento en falso podría poner en riesgo no solo su vida, también la de Zhan, y eso era lo que más le preocupaba; Yubin estaba muy cerca del pelinegro.

—No hay forma de que salgas de aquí en libertad, no empeores las cosas para ti.

—Eso lo sé, lo tengo más que claro. —Pasó sus dedos por el rostro de Zhan, deteniéndose en los labios, provocando a Yibo—. Entiendo que te hayas fijado en él, es realmente guapo y también muy inteligente. Cualquiera querría estar con un chico como PetitPrince, ¿no lo crees?

—¡No lo toques! —La rabia pudo más y Yibo sacó su pistola—. ¡Aléjate de él!

—Hey, hey, hey. Tranquilo. —Yubin quitó la mano y luego apoyó la pistola en la cabeza de Zhan—. No estás en condiciones de amenazarme, mocoso estúpido, no queremos que una bala termine con la vida de nuestro querido PetitPrince, al menos no todavía —dijo riendo—. Déjala en el suelo y patéala hacia mí. ¡Ahora!

No tenía opción, viera por donde viera no tenía forma de enfrentar a Yubin sin poner en riesgo a Zhan. Maldiciendo por lo bajo, dejó la pistola en el suelo y miró al otro con rabia antes de patear la pistola hacia el delincuente, quien la recogió y guardó en su cintura.

—Muy bien. Ahora dime, Wang Yibo, ¿tú o él?

—¿Qué?

—¿Quién quieres que muera primero?

—De todas formas nos matarás a ambos, ¿no?

—Tienes razón, pero supongo que para ti no será lo mismo quién muera primero. Bueno, que sea el azar quien decida, ¿estás de acuerdo? —Yubin descargó su pistola y dejó tan solo dos balas en ella—. Juguemos a la ruleta rusa.

Yubin apuntó a Zhan.

—¡No lo hagas! —Yibo se acercó a Yubin, pero éste sacó el arma del menor y le apuntó.

—¿Sabías que sin problemas puedo usar ambas manos para disparar? Un paso más y uso tu pistola para matarlos a ambos.

—¡Maldito bastardo!

Yibo estaba desesperado, no podía hacer algo para salvar a Zhan, sin importar lo que hiciera, Yubin apretaría el gatillo.

—Veamos qué tal tu suerte, PetitPrince.

Secret OperationWhere stories live. Discover now