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Era tarde. El aire caliente golpeaba el rostro de Vachirawit, quien estaba en el balcón de Krist.

"Este verano será horrible. Hará bastante calor" apagó su cigarrillo y miró a Bright. "¿En qué piensas?"

"En Win"

"¿Sabes dónde no hará tanto calor como aquí?"

"¿Mh?"

"En Londres" se soltó a reír. Bright lo miró con mala cara y se levantó dispuesto a irse, pero Krist lo detuvo y lo sentó en sus piernas. "Quiero hacerte reír"

"Mala elección de palabras"

"Lo sé. Lo siento" lo abrazó un poco de la cintura. "¿Aún quieres acostarte conmigo?"

"Nadie quiere acostarse contigo"

"Ayer me suplicabas de rodilla que te cogiera" rio y Bright se pasó a otra silla.

"Estaba ebrio"

"Bueno" se levantó se su silla y entró por más cervezas. Bright no había dejado de beber desde el día anterior.

Vachirawit observaba el paisaje que aquel piso No. 5 le brindaba. Personas caminando de la mano con otras, pájaros volando, cachorros corriendo con sus dueños. Toda la gente que pasaba usaba camisetas, es así como te das cuenta de que la primavera acabó y el verano daba entrada a su turno, pero para Bright, la primavera no terminó con la llegada de la siguiente estación, sino con la partida de Win.

Krist llegó y le dio unas cuantas cervezas más. Bright viviría con él un par de días en lo que la mudanza traía a su departamento las cosas que había dejado en el otro que compartía con Metawin.

"¿Qué tan mala idea sería viajar a Londres?"

"Muy mala"

"¿Me acompañarías?"

Krist pensaba que era broma, así que aceptó. Bright estaba hablando en serio, ¿sería realmente una mala idea?

•——•

"¿Qué hora es? Ese vuelo me dejó realmente cansado" decía mientras bajaba de aquel taxi.

"Son las doce" respondió Drake ayudando con sus maletas

"¿¡A penas son las doce!?" rio. "El horario me va a volver loco"

Se adentraron a aquella casa. El padre de Drake recibió a Win con una gran sonrisa y un apretado abrazo. Se disculpó por todo lo que había pasado.

"Supongo que lo verdaderamente importante es que ustedes dos están juntos de nuevo" decía la madre de Drake mientras acomodaba los platos en aquella mesa. "Volvió, quizá unos años después, pero te fue a buscar"

Win tomó la mano de su esposo. Estaba feliz de poder reencontrarse con el chico que tanto había amado.

"Estamos juntos ahora. Sé que nada nos va a detener" susurró Drake para después dar un tierno beso a los labios de Win. Los padres del pelinegro aplaudían emocionados.

Eran una gran familia, y con este nuevo integrante seguramente serían más felices. Win transmitía felicidad.

Las cosas pintaban bien. Habían muchas risas, muchos abrazos, muchos besos. Parecía que la vida estaba en su máximo punto de bondad, dejaba ser felices a todos.

A casi todos.

Del otro lado del mundo, Bright yacía en una cama que ya no era la que compartía con Win.

Lloraba en un departamento casi vacío, aquel en el que Win ya no estaba.

Bright culpaba al destino. Si tan sólo el destino hubiera sido un poco más bondadoso. Si tan sólo el destino le hubiera prestado un poco más de tiempo para estar junto al chico del que estaba enamorado.

Bright culpaba al destino de aquello que sucedió, pero no entendía que no podría tener otro final.
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Los días pasaban.

Verano.

Verano.

Verano.

Entre sus sueños a veces era primavera. Él seguía ahí.

Las semanas pasaban en la constante angustia de saber cómo estaba aquel amor. ¿Por fin sería feliz? El corazón le dolía de imaginar todo lo que pudo haber sido, pero no fue.

"¿Puedo pasar?" una voz masculina impregnó el cuarto. Bright asintió mientras secaba sus lágrimas. "Olvidé mi portafolio"

Krist dormía algunas noches en el departamento de Bright, y Bright en el de él. Krist estaba siento un buen soporte porque las veces en las que no quería acostarse con él, se quedaba a escucharlo llorar.

Tomó su portafolio y se dirigió a la escuela. Tenía trabajo que hacer.

"Me gustaría que volvieras a la escuela, Bright. Pronto saldremos de vacaciones y no me gustaría que tuvieras materias pendientes"

Bright lo ignoró mientras se acomodaba para dormir.

"Desearía ser tú" soltó una pequeña risa. "Iré a trabajar, te traeré la cena"

Krist se fue. Vachirawit sólo pensaba en que nadie desearía ser él en ese momento. Nadie desearía sentir ese dolor en el pecho que se sentía como si te arrancaran un pedazo de tu ser. Como si una pieza clave que te permite vivir fuera brutalmente arrebatada sin previo aviso. ¿Qué se debe hacer es estos casos en que la vida se siente tan vacía? Nadie desearía ser él.

"Gracias" susurró aún sabiendo que su profesor no lo escucharía.

La primavera de tus ojos | B&&WWhere stories live. Discover now