𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎

434 42 11
                                    






Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


La preocupación lo sofocó, dejándole sin aire.

No, no era posible. El lugar estaba repleto de seguridad, ¿cómo podrían hacerle algo a Mínghào? Y si así fuese, ¿qué tenía que ver aquel alfa en todo esto? ¿Acaso era algún cómplice? ¿uno de sus enemigos?

Mierda, tenía que alejarse de él. No hacía más que darle muy mala espina. Quizá, Mínghào se encontraba bien, y ese tipo solo quería ponerlo más nervioso de lo que estaba.

Pero, ¿y si no era así? ¿Y si Mínghào en verdad estaba en peligro? ¿Y si era cierto que pretendían asesinarlo esa noche? ¿Y si no volvía a verlo? La angustia lo acogió entre sus brazos con prisa.

Via da qua, Leonzio, o giuro che ti sparo.

Soonyoung se volteó rápidamente, y el aire retenido en sus pulmones se liberó con gran alivio. Lo abrazó tan deprisa como pudo, aferrándose a su cuerpo con tal fuerza y energía que el castaño se sorprendió demasiado.

Escuchó una ligera risa cínica proveniente de aquel imbécil alfa que estorbaba.

—Lárgate de aquí, ¿en que otro idioma te lo digo? —gruñó Mínghào, enfadado, pasando un brazo por la espalda del omega.

—Quizás la próxima tengamos suerte y no regreses, fratello mio —dijo este, sonriendo malignamente, antes de alejarse y reunirse con los demás invitados.

Mínghào masculló algo que el menor no logró entender, mas no le interesó. Lo único que le importaba era que el alfa estaba allí; estaba bien. Se separó un poco de su cuerpo para mirarlo y, sin previo aviso, plantó sus labios sobre los de él, besándolo con devoción, ignorando la ligera molestia que sintió por culpa de su pequeño corte en su labio inferior. El alfa volvió a sorprenderse de la actitud de Soonyoung, devolviéndole el beso con extrañeza, sin saber con exactitud a qué se debía.

—¿Dónde estabas? ¿Dónde te habías ido? No vuelvas a dejarme solo — suplicó el rizado haciendo un pequeño puchero.

—Te había dicho que saldría a fumar. Es tu problema si no me prestas atención.

—Oh... no te escuché, lo siento —se disculpó apenado, viendo de reojo que un camarero se acercaba—. Yo necesito que hablemos.

—¿De qué? —quiso saber Mínghào sin mucho interés, aceptando una copa de bebida que le ofrecía cortésmente el empleado.

El omega dedujo que era vino tinto por el peculiar tono bordo que poseía, por lo que negó cuando el camarero le ofreció a él también.

Mínghào enarcó una ceja.

—Todo lo que beba, lo beberás tú —declaró, deteniendo al beta antes de que se marchara con las copas.

—No me gusta —se excusó el ojiverde, teniendo presente que, por mucho que deseara, no debía beber mientras estuviese en estado.

支配: 𝘀𝘂𝗯𝗹𝗶𝗺𝗲 𝗱𝗼𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶ó𝗻 |𝙝𝙖𝙤𝙨𝙤𝙤𝙣Where stories live. Discover now