capítulo 1

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JUN

PRESENTE

"¿Por qué vivir otro día sabiendo que vas a morir?"

Jun no estaba enfermo, pero la fecha de su muerte estaba fijada.

De alguna forma, era reconfortante el saber que todo el sufrimiento se terminaría pronto.

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Ese día no parecía nada extraño.

La sensación de pesadez en su cuerpo en el camino al salón. La forma en la que su mente seguía aturdida por haberse levantado hacía tan solo quince minutos, y lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que tenía ganas de dar la vuelta y volver a la cama. Dormir toda la mañana, todo el día, todo el año, y fundirse en cualquier sueño que quisiera crear su mente hasta que dejara de existir. Esa parte pretendía no oírla.

Después de todo, solo era un año más. "Solo".

No debería pensar así.

Se suponía que estaba tratando.

Aunque su mente estaba intentando echarlo abajo de nuevo, levantarse todos los días era una forma de luchar, ¿no?

Después de todo, le había costado conseguir esa beca, aunque fuera solo media, y el Internado Jorge A. Sabato era muy prestigioso, tenía diversas orientaciones y dinero para costearse distintas actividades para los alumnos...

...

Bueno, ¿a quién le importa? Un día, solo un día no hace daño a nadie. No es que el primer día de clases fuera tan importante de todos modos.

Estaba mirando su celular, frunciendo el ceño levemente como si estuviera muy concentrado en sus cosas. Caminaba a pasos apresurados y, en su mente, fingía calcular la hora para volver al salón después de haberse olvidado algo en su cuarto. Eso es lo que diría si alguien le preguntaba por qué estaba caminando en dirección contraria... Si tan solo a alguien le importara.

El punto es que por eso no lo vio.

De repente, se encontró chocando contra un palo, que no era exactamente un palo, como se dio cuenta cuando este se cayó y el mismo Jun casi lo sigue al tropezarse repentinamente con una pierna.

Apenas llegó a estabilizarse cuando, de repente, su vista se nubló y el patio que tenía por delante desapareció como si fuera un cristal, destrozándose en pedacitos que al explotar y esfumarse dejaron detrás una imagen totalmente diferente.

En cuanto se dio cuenta de que estaba en el salón, sentado como si de repente hubiera dado un salto temporal de novela. Saltó de la sorpresa. O intentó hacerlo. Su cuerpo no le respondía. Su vista se movió por su cuenta, y dio en el perfil del chico que estaba sentado a su lado, como echándole un vistazo curioso. Lo primero que notó era su cabello, de un verde oscuro que no dejaba de ser, por lo menos, llamativo. Lo siguiente que procesó es que su perfil era muy lindo. El chico, pareciendo notar la mirada, se volvió y Jun tuvo que confirmar que, efectivamente, también era muy lindo de frente. Se le ocurrió que era el tipo de belleza que enamoraría a los dioses. En seguida, tuvo que decirse que solo estaba remarcando hechos, no es que fuera gay reconocer el atractivo de otro hombre.

Estaba tan distraído por eso que no llegó a pensar en que nada de eso era normal hasta que, de repente, la visión volvió a desarmarse y, esta vez, casi se cae también al encontrarse tan de pronto sobre sus pies.

Apretó más el celular en su mano, usándolo como un agarre a la realidad, y bajó la mirada, descubriendo que seguía estando en el patio y con un chico caído frente a él.

A ver. ¡No había sido tan fuerte! ¿Cómo es que el chico se había caído de un solo golpe? ¿Y a dónde demonios se supone que estaba mirando para meterse en su camino?

Se tragó las ganas de decirle "mira por dónde caminas" e irse que le llegaron en el primer milisegundo del choque, recordándose que era él quien no estaba prestando atención en un principio y... Suprimió su ceño fruncido, tratando de calmar su mente, COMO SI LE IMPORTARA AHORA MISMO QUEDARSE ALLÍ A MANTENER LAS CORTESÍAS. LO QUE LE MANTUVO EN EL LUGAR FUE EL CHICO.

Lo primero que notabas en él era su cabello, de un llamativo color verde. Se levantó por sí mismo y se pretendió sacudir el pasto del trasero, que ahora debía tener un poco mojado por el rocío. A pesar de todo, no se veía molesto, e incluso ya estaba cargando con una ligera sonrisa en los labios. Eso hizo que notara otro detalle indiscutible: era muy bonito, especialmente al sonreír, su belleza se volvía de una forma etérea que era difícil de describir. Era el mismo chico de la... ¿visión? Alucinación.

—Uh, perdón, ¿estás bien? —preguntó Jun, rascándose ligeramente la cabeza pretendiendo que no sentía las piernas temblorosas y que no pensaba que estaba enloqueciendo.

—No, no, no te preocupes. Estaba en las nubes y no me di cuenta, perdón yo.

Ahora, esa reacción también era extraña, ¿ok? Lo mínimo que esperarías es que te insulten. Especialmente los chicos guapos, que muchos se creían que eran intocables por gustarle a las chicas.

Se le cruzó por la mente que no lo había visto antes. No es que hubiera pocos estudiantes, pero no muchos se teñían el pelo de colores tan llamativos. Como alguien que no tenía amigos cercanos como todo el resto del mundo, terminar como un observador era inevitable, y había estado allí por un año ya, lo habría notado. Definitivamente le molestaba el hecho de ser la primera experiencia negativa del pobre chico en una escuela nueva, pero no había mucho que pudiera hacer para remediarlo. Su psicóloga le habría dicho que era una buena oportunidad para hacerse un amigo, pero él solo podía pensar en las ganas de estar en cama en ese momento para dejar de estar pasando experiencias extrañas (obviamente quería pensar que era la falta del sueño, aunque había dormido técnicamente bien, pues no quería agregar alucinaciones a su ya perturbada mente), que dejaban a las de socializar echas puré. Esta no era una película para que quisiera investigarlo como si nada. Le preocupaba más su estabilidad mental.

—Bueno... —soltó extrañamente, mirando hacia otro lado y buscando algo con lo que escapar. No encontró nada, así que fue por lo seguro—: entonces, adiós.

Se puso a un lado, sintiendo que su temblor era notable, para proseguir con su huida, pero antes de que siquiera pudiera volver a fijar su vista en el celular, notó que tiraban ligeramente de su abrigo y se detuvo.

—Espera, ¿a qué grado vas?

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Intentó negarse a acompañarlo incluso cuando descubrió que iban al mismo curso, pero era tan amable que, al final, ignoró su mareo como, en otras situaciones, estaba acostumbrado a hacer, y lo guió a través de la escuela.

El chico se llamaba Tarik Iliadis (¿qué clase de nombre era ese?). Se sentó a su lado en el salón. En el momento en que se volvió para echarle un vistazo y, como si notara su mirada, el chico se la devolvió, dándole una pequeña sonrisa como había hecho antes, no pudo evitar estremecerse ligeramente, perdiendo el hilo de las palabras del profesor.

Mierda, mierda, mierda.

¿Acababa de predecir el futuro?

Já. Como si esas cosas pasaran.

"No eres un maldito personaje de una novela. Solo estás jodidamente loco."

El pensamiento hizo que le dieran ganas de llorar, pero, como siempre que estaba rodeado de gente, encerró el sentimiento dentro de su pecho, que no dejó de molestarle en toda la hora.

"¿Por qué ni siquiera me dejan llegar a la maldita cama?"

perennialWhere stories live. Discover now