Altaïr en Tate no Yuusha

Capítulo 5: Hilo mágico

Dessmond: ¿Que sucedió...?

Lucy: Despertaste pero luego te desmayaste, ¿Quieres entrar en el Animus?

Dessmond: De acuerdo, unos cuantos minutos más.

SINCRONIZANDO

Herrería.

Vendedor: Vienes a presumirme a tu nueva esclava.

Altaïr: Solo vine si sabes algo de cómo hacer de que cada vez que se transforme porque si no encuentro la solución me quedaré sin dinero, tuve que pagar para ponerle la marca de monstruo, me salió caro...

Recordaba que fue a ver al extraño que le puso la marca a Filo.

Raphtalia: Existe ropa para monstruos que se transforman en humanos.

Vendedor: Necesitarías hilo mágico.

Altaïr: ¿Hilo mágico?

Vendedor: Si, se usa para aquellos monstruos con capacidad de tener forma humana.

Filo: Amo tengo hambre.

Hasta la parte donde se encuentran con el hombre con una medicina es igual a la parte de la historia original, luego se toparian con el comerciante que lo llevarían en la carreta.

Comerciante: Es un honor viajar a lado del santo del dios pájaro.

Altaïr: ¿"Santo"?

Comerciante: Si, es que dicen que hay un joven que conduce una carreta con un pájaro enorme jalando de ella.

Filo: ¿Soy un dios?

Se notaba lo inocente que era Filo al hablar.

Raphtalia: Amo hay personas adelante.

Ladrón 1: ¡Paren! ¡Paren! Escuchamos un rumor de que un comerciante de accesorios viajaba en un carro jalado por un ave gigante.

Altaïr: ¿Supongo que lo buscan?

Ladrón 2: Si nos lo entregan les perdonaremos la vida.

Altaïr: Me rehuso.

Ladrón 1: Esa chica es semihumana pero hermosa, la pasaremos bien esta noche.

Raphtalia: ¿Amo Altaïr puedo matarlo?

Altaïr: Dame un segundo.

Ladrón 2: Ni lo intenten, tenemos a un guardaespaldas que hizo promoción de clase ¡Adelante, jefe!

Altaïr pensamiento: ¿Promoción de clase? No sé muchas cosas aquí pero siento que me estoy estancando es mi viaje, debo ser más rápido.

Altaïr: Raphtalia, no los mates a menos que yo lo diga, pelea con los puños

Esto último lo dijo susurrando.

Guardaespalda: ¿Y bien? ¿Qué es lo que harás?

Los ladrones alentaban al guardaespalda hasta que...