prólogo: Sobra de Aire.

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La corrida pareció durar una eternidad pero al mismo tiempo pareció transcurrir durante un lapso inexistente; no fue consciente de dónde estaba o cuánto tiempo llevaba corriendo hasta que estuvo parado frente a su mejor amigo, recién volviendo a la consciencia en una cama de hospital.

No fue necesaria una cirugía, pero sí le cerraron el enorme corte del estómago con más puntos de los que podía contar con una mano. Estaba medio atontado cuando lo vio, debido a los analgésicos, pero al fin y al cabo estaba vivo.

—Yeonjun lo tenía incapacitado en el suelo, estaba a punto de esposarlo —explicó Yerin, la compañera de Yeonjun. Estaba parada junto a la cama, aparentemente sin heridas—. Teníamos todo bajo control, pero un grito nos distrajo.

—No sabemos quién era, pero en lo que me giré a mirar, el tipo este me apartó de un codazo en la cara —sonriendo divertido, Yeonjun se señaló el hematoma en la mejilla—. Para cuando quise levantarme a inmovilizarlo de nuevo, sacó una navaja y me dio en el estómago.

Beomgyu se imaginó la escena. Se imaginó a su mejor amigo, al chico del que llevaba demasiado tiempo enamorado, en una situación tan peligrosa. Del solo pensar en que esa navaja pudo haber alcanzado algún órgano vital. Que pudo haber...

La sola idea dolía como si el apuñalado hubiera sido él. Sin darse cuenta su mano sostuvo su propio pecho, como intentando apaciguar el martilleo de su corazón herido.

—La única razón por la que el sospechoso no escapó, fue por la rápida reacción de Yeonjun para dispararle en la pierna —halagó la muchacha mirando a su compañero con cierto orgullo en los ojos—. Yo estaba en shock cuando vi la sangre brotarle del abdomen y no pude hacer nada.

—Si tan solo eso fuera suficiente.

—Yeonjun-

—No, Yerin. Atrapamos a este tipo, ¿pero de qué sirve? Las cosas cada vez están peores —se quejó el rubio apartando sus mantas a patadas y poniéndose de pie—. Cada semana tenemos un oficial herido. Perdimos a Jang hace no mucho. Esta ola de crímenes no va a parar pronto.

—¿Ola de crímenes? —repitió Beomgyu enarcando una ceja. Rara vez se perdía de escuchar las noticias mientras pintaba y estaba seguro de que eso no lo había escuchado nunca.

—Sí. Robos. Asesinatos. Secuestros. Lo que se te ocurra.

—Yeonjun, tu amigo es un civil, no puedes decir estas cosas que son clasificadas —regañó su compañera rodeando la cama para acercarse a él e intentar obligarlo a que se recostara de nuevo. Él no se dejó.

—A la mierda eso. Dios, estoy harto —gruñó de mala gana, mandándose una mano al vientre. Cuando la apartó, tenía la palma ensangrentada—. Hoy fueron unos puntos intentando atrapar a uno, ¿qué será mañana? ¿Qué será de la gente cuando no quede nadie?

La sangre abandonó totalmente el rostro de Beomgyu. Se sentía mareado de repente, tanto que sentía que fácilmente podría vomitar si se descuidaba un poco. Cuando Yeonjun notó el estado en el que estaba, pareció relajarse y, al final, se sentó de nuevo en la cama.

—¿Beom? ¿Estás bien? —la voz de Yeonjun se suavizó al dirigirse a él, tanto como siempre lo hacía. Pero en esa ocasión no era suficiente.

—Necesito algo de aire.

Se puso de pie y en dos zancadas estuvo fuera de la habitación y unos minutos después, en la azotea del hospital, a merced de la noche y el viento; la ciudad extendiéndose a metros por debajo de él. La vida y las luces sin extinguirse en medio del caos que ahora podía ver.

No necesitaba aire. Aire era lo que le sobraba a alguien como él, escondido y seguro en su estudio mientras pintaba decenas de cuadros a la semana.

Aire que, al mismo tiempo, había sido incapaz de respirar en cuanto supo que la vida de su amado había corrido peligro. La vida que seguiría arriesgando por el bien de la gente, porque ese era su trabajo, parte del juramento que había hecho.

Pero no tenía por qué enfrentarlo todo solo.

Beomgyu se precipitó sobre la pared de concreto que lo separaba del vacío. No sentía el vértigo que quizás lo hubiera embargado tiempo atrás. Su mente había dejado de pensar en el miedo o el peligro, demasiado enfocada en la idea que había surgido de la nada.

Unas sirenas sonando a lo lejos llamaron su atención y centró sus ojos en la distancia. Veía las patrullas y a la gente aglomerándose. Veía todo desarrollarse sin poder entender qué exactamente sucedía.

Si corría con todas sus fuerzas, ¿cuánto tardaría en llegar a la escena?

연규: Under The Mask. ❝cyj ~ cbg❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora