➪ cuatro.

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Cuando Yeonjun sugirió que pasaran el fin de semana juntos durante su pequeño descanso, Beomgyu nunca se imaginó el rumbo que terminarían tomando las cosas.

Todas las veces que para su suerte habían pasado juntos se resumieron en ver películas en el sofá de la sala o sentarse en la mesada de la cocina, viendo a Yeonjun cocinar mientras él le tarareaba una canción. A veces el oficial hasta aceptaba hacer de modelo y se sentaba en un banquito sin moverse por horas, permitiendo que su mejor amigo lo retratara en un lienzo.

No llevaban ni cinco minutos sentados en la terraza bajo el sol de la mañana, cuando Yeonjun se puso abruptamente de pie y lo miró desde arriba con malísimas intenciones.

—Pelea conmigo —ordenó extendiendo una mano hacia él para instarlo a levantarse.

—¿Qué?

—Quiero que pelees conmigo. Me servirá de entrenamiento.

—Yeonjun, sabes que yo no peleo. Además, ¿de qué te servirá? —inquirió Gyu tratando de saltar el tema. Pretendió volver al libro que estaba leyendo, pero lo cierto era que Yeonjun seguía teniendo toda su atención.

—Hace unos años aprendiste muay thai, ¿no? No creas que lo he olvidado —el mayor se inclinó y le arrebató el libro de las manos, para luego agarrarlo con firmeza y obligarlo a ponerse de pie—. Y sí me servirá. Tengo que estar listo si llego a encontrarme con el vigilante ese.

Ay, Yeonjun, si supieras.

No hubo forma de convencerlo para que desistiera. Al final terminaron en la azotea del edificio, ambos sin zapatos y uno más preparado que el otro para lo que se venía. Yeonjun estaba eufórico, en posición de combate y feliz por lo que estaba a punto de hacer.

El solo verlo así, tan radiante y vivo, fue más que suficiente para derribar todas sus barreras y finalmente ceder ante él. Taehyun tenía razón, realmente era un debilucho cuando se trataba de Choi Yeonjun. Pero realmente no podía culparlo, ¿no? Con esa sonrisa de dientitos blancos, sus ojos de zorrito y sus risas de niño, era imposible decirle que no. Claro que en esa ocasión la cosa no era tan simple como ceder y ya.

Beomgyu tendría que hacer un esfuerzo sobrehumano para pretender que no era muy bueno peleando pero, al mismo tiempo, que no era tan desastroso tampoco. Tenía que hacer lo suficiente para justificar las clases de muay thai pero lo menos posible para evitar levantar sospechas. Si se pasaba de la raya, podría darle una pista a su amigo sobre su identidad secreta, ya que era muy fácil deducir a alguien solo por sus movimientos. Solo tenía que mentalizarse que en ese momento era Gyu y no el misterioso vigilante, Garnet.

—Anda, ven.

—Fue tu idea —reclamó Gyu colocándose en posición—, así que empieza tú.

Yeonjun resopló divertido.

—Tú lo pediste.

El rubio cortó la distancia que los separaba en un segundo, avanzando en su dirección al mismo tiempo que lanzaba un puñetazo que Gyu instintivamente esquivó moviéndose a un costado. La potencia del golpe casi manda a Yeonjun de narices al suelo, lo que le hizo preguntarse si acaso no se estaba tomando el pequeño entrenamiento demasiado en serio.

Consciente de que no debió esquivar con tanta facilidad, Beomgyu pretendió verse sorprendido por el siguiente movimiento de Yeonjun, una patada directo a las rodillas que lo hizo caer sobre sus manos.

Rodó para ponerse de pie y encaró al mayor, poniéndose una vez más en posición de combate con las manos arriba, protegiendo su rostro y pecho con los puños. Yeonjun enarcó una ceja.

연규: Under The Mask. ❝cyj ~ cbg❞Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt