Capítulo Ventinueve

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¡Hola Fueguitos!

Este capítulo contiene una escena no apta para todo publico. Pondré advertencia antes de la escena para quienes prefieran evitarlo.

Disfruten el capítulo 🤍

Gracias por leer 🤍


Horas después me encuentro en casa

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Horas después me encuentro en casa.

Me gustaría decir que hay silencio y tranquilidad, pero es lo contrario.

Mamá está histérica, porque papá olvidó cocinar. Los gemelos juegan a gritos, Mackenzie está bailando en la sala, Tessa está pintando, utilizando una pared como telar mientras canta la canción que nuestra hermana baila, Sky está jugando con un balón dentro de casa, haciendo que los objetos de la sala tiemblen. Los únicos tranquilos son los mellizos... Alex está escribiendo algo en su computadora y Alexa leyendo un libro a su lado.

El timbre suena repetidas veces, desde el sofá observo a mi familia, esperando que alguno vaya a abrir, pero todos continúan en lo suyo, ignorando el sonido.

Me dirijo a la puerta, al momento de abrirla, Brooke me recibe sonriendo con Blake entre sus brazos, Miles a su lado sostiene a las dos chicas y en su hombro cuelga un gran bolso.

—Hola, Preciosa —saluda Brooke con una sonrisa, entrando a la casa.

—Hola, Noah —repite el saludo Miles. A diferencia de mi Tía, se ve bastante cansado, pero intenta disimularlo con una sonrisa.

—Hola —Sonrío a ambos, para luego ver a los trillizos—. Que bueno que están despiertos. Esta casa es un caos, es imposible dormir.

—Deben tomar su siesta en un rato —aclara Miles, pasando su mano por su rostro—. Espero que logren dormir, ayer no quisieron, estuvieron despiertos hasta tarde.

Brooke suelta una risa burlona y Tessa gira su cabeza en nuestra dirección, arrojando el pincel a la cerámica.

—¡Llegaron los trillizos! —chilla, acercándose a nosotros. Brooke junto con Miles ríen, y entran a la casa. Cierro la puerta, pero antes de hacerlo por completo un pie se atraviesa impidiéndolo.

Levanto la cabeza encontrándome con el chico de ojos grises sonriéndome. Lo repaso rápidamente con la mirada sin siquiera pensarlo. Como siempre viste sus jeans negros y camiseta blanca, el muy maldito se ve tan bien y ni se esfuerza. Me sonríe con burla cuando nuestros ojos se encuentran.

Jodido, Travis.

—Hola, Fueguito —dice, besando mi mejilla y entrando a casa.

—Hola —susurro, cerrando la puerta por completo para luego mirar en su dirección.

Él [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora