XVI

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El lunes a primera hora, él estaba ahí.

Wei Wuxian, sentado en el centro de todos sus dicípulos, contando sin vergüenza que Lan Wangji era un excelente profesor y que ahora sería un discípulo más, y más blah blah con su nombre entremezclado.

Si no hubiera puesto un pie dentro de la sala, hubiera dado media vuelta para irse. Una vez más, agradeció tener el pelo a medio recoger.

De alguna manera, Wei Wuxian se las arregló para no dar detalles de nada privado. A pesar de toda su indecencia, era una persona decente. No obstante, una cosa no quita la otra: le resultaba casi imposible dar la clase. Era una dura prueba no espiar durante los ejercicios de respiración ni que sus ojos no se paren en su expresión de divertida dificultad cuando una posición lo ponía en jaque. Pero al final, lograba todo lo que Lan Wangji dictaba, moviéndose con gracia y desarmándose con el perfecto control de su cuerpo.

Si tengo que ver a Wei Ying todas las mañanas... se dijo, pero no estaba ni cerca de acertar lo que sería su vida las próximas semanas.

Estuvo allí todas las mañanas. Empezaron a almorzar seguido, Lan Wangji poniendo cada vez menos resistencia. De hecho, las mañanas libres de papeleos y orden las aprovechaba para beber un té y fingir que leía mientras ambos sabían que estaba observando cómo dictaba su clase de zumba.

Y sabía que sabía porque de tanto en tanto aprovechaba las coreografías para señalarlo, para guiñarle un ojo o sacarle la lengua. No estaba seguro de que los alumnos los notaran, ya que parecían muy concentrados en seguir los pasos sueltos de su profesor.

Y después de todo, Lan Wangji hacía de supervisor cuando Lan Xichen estaba ocupado. No era nada extraño verlo presenciar clases, menos luego de lo que pasó con el último profesor de zumba.

Pero a estas alturas, bien sabía que estaba aprovechando cada momento para tener a Wei Wuxian a su alrededor. Había llegado a una paz interior con ese sentimiento: podía aprovechar de esta persona tan contraria para crecer y, simplemente, sentirse feliz de que existiera en la misma habitación que él. No tenía que suceder nada más. Ni siquiera estaba seguro de querer que sucediera algo más, ya que eso sí podía traer problemas. Ah, pero quedarse en este lugar era cómodo. Recibir su ocasional guiño y oirle parlotear mientras comía. No necesitaba nada más.

Tal vez volverlo a ver un fin de semana, pero Wei Wuxian parecía muy ocupado. A medida que pasaba el tiempo, más se obsesionaba con tener todo listo para la exposición de fin de año. Todos habían tenido el tiempo de preparar las ideas y las rutinas, pero él era nuevo. Y no era únicamente eso: los fines de semana salía como la persona joven que era, yendo y viniendo de viernes a domingo. No parecía parar ni un segundo, a pesar de dar la sensación de relajado todo el tiempo.

Contradictorio hasta consigo mismo.

A Lan Wangji le gustaría ayudarlo.


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Son 37 capítulos. Me ayudaría bastante saber si alguien lo lee...?

Artes de la Cultivación®Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon