" -Yo... No puedo escucharte. "
La vida de Mitsuba era miserable, de un día a otro no podía escuchar El trinar de los pájaros. Pero las cosas cambiarían cuando una " luz " llegará a su vida.
• Deaf ! Mitsuba au
• Au dónde todxs están vivos y viven e...
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Las luces del atardecer se colaban en el cielo formando una armonía de colores.
Y así se sentía Mitsuba Soūsuke, en armonía. Nunca, en efecto, se había sentido tan tranquilo en su vida, era como cuando estaba comiendo con Kou, pero mejor, se había liberado de la carga de su pasado con el nombre de Yugi Tsukasa.
Su madre lo estaba esperando en el auto, quería tener una charla con el sobre todo lo sucedido, sin embargo el no se podía sin antes agradecerle a su "salvador".
Esa era la segunda vez que lo ayudaba, la primera siendo su intento fallido de suicidio, y la segunda esa, cuando le dijo que fuera honesto, y fue cierto, aunque fue difícil, se sentía tan desahogado. Sabía que luego de eso el azabache nunca lo volvería a molestar, que ya no tenía que tener cada receso, y eso, eso lo hacía jodidamente feliz. Las palabras de agradecimiento no cabían en su boca.
-Bueno, Mitsuba, nos vemos.
Ahora Mitsuba estaba frente al rubio para despedirse, sin embargo, sentía como su pecho se revolvía al estar en su presencia, el que estuviese ahí le daba paz. Y con ese sentimiento en su pecho, lentamente, dio un paso, y otro, hasta abrazarlo con fuerza.
Sus ojos desbordaban lágrimas, la conmoción le ganaba y su voz se quebraba. Sin el no podría haberse desahogado, si no fuera por el ni siquiera estaría ahí, no era un sentimiento romántico ni platónico, pero lo quería, lo quería tanto.
-Gracias Kou. -Pudo pronunciar, mientras lo abrazaba con más fuerza-. De verdad, de verdad g-gracias.
Aunque no pudo escuchar lo que le dijo, el solo sentir cómo Minamoto correspondía su gesto lo hizo desmoronarse, hasta romperse en llanto.
El tiempo junto a el parecía detenerse, su corazón se sentía en paz junto a el, a la vez revolucionado su mundo.
Aunque Mitsuba no lo supiera, y ese sentimiento aún no se podía considerar amor, el comienzo hacia este, acaba de comenzar.
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Mientras que Mitsuba hablaba con su madre de forma honesta y tranquila de camino a casa, la atmósfera en el auto de los Yugi era totalmente distinta.
Tsukasa miraba hacia abajo con nervios, por qué sabía lo que se venía por delante. Aunque ya estuvieran en su casa, su padre no había bajado del auto. Incluso su hermano, Amane, se encontraba tenso.
-Tsukasa, quiero que me digas que es mentira, dime qué es mentira que has estado acosando a ese pobre chico. —Rió nervioso, esperando una respuesta, mas su hijo se encontraba revisando los detalles del auto de su padre como si fuera lo más interesante del mundo, dando a entender que no tenía argumento alguno-. ¿Por qué, por qué lo hiciste? -Preguntó con una expresión demacrada.
