•|¿YOU?|•

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Muchas cosas habían sucedido desde que había llegado a la planta baja y con ella incluyendo el escándalo que se había provocado por el supuesto contagio del hombre herido quien pidió desesperadamente que se le fuera encerrado junto a los otros dos infectados. Pero yo sabía que estaba mintiendo pues había presenciado la paliza que le había dado el otro hombre que respondía al nombre de Sang Wook.

Ahora bien, enfocándome a mi misma. No me sentía nada bien, estaba muy incomoda y aunque tratara de entablar alguna relación con alguien simplemente no lograba hacerlo y el único con quien sentía un poco más de confianza era Hyun Su pero estar con él era prácticamente muy difícil por las condiciones en las que se encontraba.

— ¿Podrías llevarle comida a Hyun Su antes de que salga? Al parecer eres a la única a quien no le incomoda acercársele. — Preguntó Eun Hyuk.

— ¿Salir? — Asintió.

— Escuche qué hay un hombre en el 1408 que les fabricó las armas y Hyun Su es el único capaz de ir y regresar intacto. —

— Eun Hyuk, todos podrían morir. — Su espalda fue lo próximo que vi, dando por concluida la plática.

— No porque nos conozcamos significa que tomaré cierta consideración en tus peticiones o comentarios. —

Quedé muda ante tal comentario y lo único que pude hacer fue simplemente salir de la sala de control e ir por la porción de comida que le correspondía a Hyun Su.

La mujer que el mayor del tiempo cargaba a su pequeña bola de pelos, se llamaba Hye In y era la encargada de la preparación y dispersión de los alimentos, claro que cuando mencioné que dicha porción no era para mi si no más bien para el muchacho al que todos temían, sirvió menos comida de lo que correspondía.

— Escuche que no tenía apetito. — Añadió la mujer.

La mayoría de las personas estaban asustadas y lo entendía perfectamente, sin embargo, creía fielmente que su miedo no era excusa para tratar mal a alguien que ni siquiera se inmutó en dirigirles la palabra por el temor a ser aún más atacado.

Posiblemente con el tiempo aquellas personas comenzarían a adaptarse a Hyun Su y a comprender que no les haría daño, o en el peor de los casos el pobre chico seguiría siendo tratado como un esclavo.

Las rejas que separaban la parte "normal", del cuarto de cuarentena estaban próximas a mi por lo que mis pasos en el suelo de aquel lugar alertaron a solamente dos de los hombres que estaban allí adentro. Al hombre de baja estatura y al hombre de grandes heridas.

— Estúpida mujer ¿Crees que con ese pequeño plato de comida será suficiente para todos nosotros?. — No conteste y me dispuse a buscar a Hyun Su con la mirada. — ¿En tú asqueroso país no te enseñaron a contestarle a tus mayores o dirigirte a ellos por su nombre, ignorante?. —

— En mi país es correcto no mostrarle respeto a aquellas personas que carecen de ello y se creen autoridades capaces de denigrar a la gente, y mucho menos me aprenderé el nombre de alguien que me es completamente indiferente y desconocido. —

El hombre de pronunciadas heridas soltó una risilla llevando la uña de su pulgar izquierdo a la boca y mordiendo de esta, por otro lado Hyun Su se levantó de su asiento y camino hacia a mi con una leve sonrisa formada en su semblante.

— Te lo dije — Se refería a la plática que habíamos tenido con anterioridad acerca del mismo hombre.

— Esto es para ti — Analizo la comida por unos minutos y negó. — Debes comer, Eun Hyuk lo pidió. —

Tomó con cuidado el plato de comida que le había extendido a través de la reja y comenzó a mascar con lentitud como si la comida no tuviese un buen sabor pero aún así terminó la pequeña porción que le había llevado.

— Minutos antes de que llegaras con el plato le ofrecí un poco de comida y se negó.— Expresó el hombre de las cicatrices con un tono de voz burlón y sombrío. — ¿Cuál es tu secreto? —

— Gracias — Interrumpió Hyun Su al hombre y me entregó el plato.

                                           [...]

No se pudo mover de la reja hasta que la chica desapareció por completo de su panorama visual asimilando que ya había regresado con los demás integrantes del grupo.

— Ella te interesa ¿Cierto? —  Decidió ignorar al hombre que intentó ofrecerle alimento y regreso a su lugar. 

Llevaba tan poco tiempo de conocerla pero era la única con la que no temía y no se sentía incómodo como con el resto, no estaba seguro si aquello se debía a que en realidad se sentía atraído por ella o simplemente era una persona más que para él era diferente.

Aunque con tan solo recordar las experiencias vividas con presentarse abiertamente ante alguien desconocido no siempre resultaba en cosas buenas, lo obligaban a marcarse el mismo sus propios límites con ella y seguir actuando como lo había hecho durante muchos años atrás para protegerse a sí mismo.

Sin embargo, ya no había forma de que por cada cosa que intentara hacer,  aquella joven no estuviera de por medio en la toma de  decisiones, tal y como cuando Eun Hyuk prácticamente le obligó a ir por Du Sik y los niños para llevarlos consigo a la planta baja dejando como caso secundario la vida de los menores.

Pero se prometió a sí mismo que llevaría a los tres con vida sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo, en primera porque ninguna de esas nobles vidas debían de perderse y en segunda porque esa joven, aquella extranjera estaría feliz de estar en contacto con personas que anteriormente ya había conocido y posiblemente se sentiría acobijada por el calor y cariño infantil.

                                            [...]

Mantenía fuertemente sostenido mi celular tratando de encontrar tan solo un pequeño indicio de señal para que los mensajes pudieran salir y entrar en la bandeja, pero no había nada. Desconocía por completo cómo se encontraban mis familiares y temía que ya no hubiese nada que hacer al respecto.

La frustración y la tristeza se apoderaron del sentir de mi corazón y alma llevándome al borde de las lágrimas, si tan solo no hubiera sido tan egoísta cuando decidí marcharme no tendría tanto remordimiento y arrepentimiento en mi consciencia.

Uno, dos, tres intentos pero lo único que conseguía del otro lado de la línea era un fúnebre sonido que repetía una y otra vez el mismo mensaje " Sin señal". Limpie mis lágrimas con la manga de mi playera y sostuve mi frente entre la palma de mi mano en búsqueda de la evasión total de esa bomba de sentimientos que estaba experimentado.

Unos cuantos pasos sonaron por lo que representaba una estancia infantil, lugar en donde decidí esconderme un rato y alejarme del resto de los demás para revisar nuevamente mi celular; me lleve una enorme sorpresa cuando vi dos dulces rostros temerosos enfrente de mi, mirándome con cierta preocupación.

— ¿Estas bien? — Asentí fingiendo una sonrisa para el pequeño y le extendí los brazos a ambos.

— ¿El señor Du Sik vino con ustedes?. —

— Está hablando con el chico de lentes. — Dijo Su Yeong.

Al cuarto ingreso Jin Ok. Una mujer de la planta baja que había perdido trágicamente a su hija cuando esta misma intentó regresar al edificio en donde su madre aguardaba por ella, pero el mortal ataque de uno de los monstruos exteriores acabó con su vida.

— Si gustas puedo quedarme con ellos. — Mas que un favor, fue una petición.

— Claro — Me despedí de los pequeños y salí de la habitación.

Sweet HomeOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz