Capítulo Seis: El Nacimiento De Mi Maldad

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El dolor, la decepción, la desolación, la impotencia, la tristeza, la ira. Fueron los primeros sentimientos repulsivos que fueron liberados.

Hikari había sacado un poder, convertido en odio.

Dos días habían pasado desde aquella verdad, desde aquel estallido de poder, con ese grito desgarrador que marcó a cada una que la escuchó.

Se sentían culpables, furiosas y decepcionadas de ellas mismas. Habían ocultado la verdad, su verdad. Con su pretexto de protegerla, pero ¿en realidad la estaban protegiendo?, ¿o sólo se protegían así mismas?

Ocultando su dolor y tragedia, en la historia de Hikari.

No había perdón alguno

Mientras que Hikari se hallaba sola, ante lo larga y gigantesca cueva llegó lo demasiado lejos como que para llegar a ella tendrían que llegar volando.

Hikari sentada en una de las rocas más altas, abrazando sus piernas mientras que su rostro se oculto en ellas. La tristeza, su dolor y su furia se podría oler, ver y sentir en el ambiente.

Los sentimientos de Hikari eran tan poderosos que hasta él ser más despiadado podría sentir empatía por ella.

Sus ojos se hallaba en un sin fin de transformaciones, cambiando constantemente de color. Hasta combinar todos y disolver, para posteriormente cambiar de colores distintos.

Hikari había pasado tiempo tratando de reflexionar lo que dijo la líder de los elfos, si bien ella la cuido desde que estuvo ahí, sentía un odio mucho mayor que eso, al final había matado a su mamá.

A pesar de nunca haberla conocido, deseaba alguna ves hacerlo, siempre se pregunto que pasó con padres. Y la verdad fue como un balde frío al enterarse

El imaginarse a Aimi asesinar a su madre era todo lo que pensaba ella, una imagen que no lograba quitar.

Al final, habia logrado los sentimientos que no debía liberar, una vez lo liberas, no hay vuelta atrás. Libero los sentimientos de un demonio

De pronto, como si su mente fuera cómplice de su dolor, recordó los abrazos de preocupación de Aimi con Mika cuando despertó. Recuerdos de las otrás como hablaban mientras sonreían, recuerdos de cómo Aimi besaba su frente de Mika antes de dormir.

Al final, Hikari no pudo sentir nuevamente ese amor maternal.

Hikari miró hacia la pequeña reja mágica que había en ese lugar. Literalmente toda salida de esa cueva tenía una reja. Escapar era inútil.

Sus ojos dieron con él pequeña luz que llegaba a la cueva. Sus ojos eran de color turquesa y carmesí, mientras su mirada apática. Sin emoción, sin brillo en sus ojos, parecía que Hikari había desaparecido y en su lugar un ser rencoroso se hallaba ahí.

Pero de pronto sintió un estronduroso sonido, como si el jalapar de varios caballos se aproximaran.

Hikari miró fuera de la cueva, solo para darse cuenta que estaba volviendo esos uniformados como los de la otra vez, solo que parecía traer más.

Al final sí cumplió lo que dijo, iba traer más de los cuales se arrepentirán, pero no creyó traer más de un Ejército.

Miró como ese ejército de uniformados iban directamente a la puerta en donde estaban todas las elfos.

Hikari miró sin emoción y desvío su mirada. Ella ya no le importaba, ya no más.

Pará evitar los gritos y las voces de ellas decidió dormirse hasta que terminarán, de asesinarlas, torturarlas o simplemente violarla. Le daba igual, sólo no quería oírlas, y tampoco la risas que seguramente haría los uniformados bastardos.

Una imagen se apoderó de su mente, logrando confundir a Hikari. Esa imagen era de Mika sonriendole calidamente.

Y como si de un álbum se tratase, imagen tras imagen resurgia, una tras otra, tras otra, tras otra.

Todas ellas de Hikari recordando a cada elfa que estaban ahí, las recordada a cada una con sus rostros típicos que hacían hacia ella, caras sonrientes, de preocupación, de alegría, de tranquilidad, de molestia, de enfado, de tristeza...

Los rostros de Aimi y Mika sonriendole.

Una última imagen surgió y está no recordó un rostro, sino más bien un abrazo, uno donde Hikari era abrazada por Aimi y Mika mientras que su alrededor todas las elfos miraron sonrientes. Esa imagen cuando llegó de bebé

Pero esa imagen se fue consumiendo, desapareciendo lentamente como si de fuego se tratase.

Ante la desesperación y la preocupación de ese recuerdo Hikari tratado de detenerlo, pero era inútil, no se podía apagar.

-- ¡No! --grito despertandose del sueño

Sus ojos volvieron hacer dorados y lo que una vez eran sus largas y majestuosas alas se reducieron un poco quedando solo lo majestuoso. Sus cuernos tan grandes había reducido a unos de tamaño considerable.

Hikari se sintió extrañada con su cuerpo y como si un reflejo fuera se vio así misma, solo que esta tenía los ojos rojos, las alas largas como las tenía antes y el cuerno más largo. Su mirada era serio, demasiado frío. Mirando molesta a Hikari. solo dijo:

-- a pesar de lo que hicieron, te atreves a ir --dijo ella enfadada

Hikari no respondió, solo la miró tratando de deducir porque se parece a ella, ¿quién es ella realmente?

Ella aún más molesta sólo digo:

--Nos volveremos a ver --dicho eso desapareció

Hikari miró como aquella imagen que se parecía a ella desaparecía. A pesar de que eran idénticas, Hikari podía sentir en ella sentimientos negativos, sentía un gran peligro en ella.

Pero dejó rápidamente sus pensamientos y se apresuró a llegar con Mika y las demás. Antes de que fuera demasiado tarde





Capítulo corto para tanto tiempo de abandonó, lo sé. Merezco un linchamiento. Nos volveremos a ver en unos años xd (¿es broma?) ¿xd?)

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