¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo fue que llegaste a tener todo lo que tienes? ¿Qué momentos fueron los que te llevaron a estar en dónde estás? ¿Qué decisiones son las responsables de que tus sueños se llevaran a cabo o no? Bueno, no tengo las...
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Lunes, 5 de septiembre, 2022.
Mientras caminaba a mi escritorio, varias personas me detuvieron para presentarse y decirme sus cargos en el lugar. Por lo que me di cuenta, ya todos sabían quién era y cuál era mi trabajo aquí, así que me trataron muy amables.
Llegué a mi escritorio y la señora Garrison me entregó el listado de mis deberes. Lo primero era ir a ver el avance de ciertos artículos y ponerme al día con ellos, por lo que, preguntando cómo se distribuían las áreas creativas, me puse a ello.
Estaba leyendo uno de los artículos en mi escritorio de forma concentrada cuando la señora Garrison me hizo señas de que me levantara de mi lugar y que mirara hacia la entrada. El señor Durham estaba entrando. Era un hombre alto, cabello blanco y con ciertas arrugas en su rostro que demostraban sus muy bien mantenidos 68 años.
— Hola, señor Durham, ella es _____, la nueva pasante. — La señora Garrison me presentó y yo le sonreí de forma amable cuando éste se giró para verme.
— Un gusto en conocerlo, señor Durham. — Le ofrecí mi mano para estrechar la suya y él la miró con una pequeña sonrisa.
— Eres muy formal como para ser tan joven. — Dijo divertido mientras estrechaba mi mano. — No me trate con tantos formalismos ¿sí? No me gusta. — Me guiñó un ojo y yo reí. — Me alegro tenerla a bordo, señorita González, sus calificaciones fueron más que perfectas y uno de sus profesores me hizo llegar uno de sus ensayos, por lo que espero mucho de usted. No me decepcione. — Dijo de forma profesional.
— No lo haré, se lo prometo. — Sonreí ampliamente y él me imitó, divertido por mi entusiasmo.
— Tener una mente joven como la tuya ayudará mucho a la revista. Ahora, voy a ir a mi oficina. Laila ¿Me traes un café? Por favor. — Le pidió a la mujer y ella le asintió mientras salía del lugar y mi jefe entraba en su oficina.
Seguí en lo mío y pronto me encontré con la hora de la comida pisando mis talones.
— Ya me puse al día con todo lo de la lista ¿Qué más hago? — Le pregunté a la señora Garrison que se encontraba mirando la pantalla de su computadora con el ceño fruncido.
