1.- Prólogo

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Había sido una tarde de lo más complicada para la joven princesa. Nacer con el don de la magia y ser incapaz de poder controlarla era motivo de profunda frustración.

Habia estado practicando arduamente sus hechizos pero nada cambiaba, incluso buscaba ayuda en sus libros sobre la magia, pero no consiguió cambiar el resultado que obtenía siempre.

Sus maestros eran los mejores magos y hechiceros del reinó y aún así no consiguieron que la princesa pudiera utilizar un hechizo fuera del nivel cero.

Incluso cuando la guiaban bien, siempre había un factor que provocaba que ella fallará, y eso la frustraba cada día con el cual no conseguía ningún avancé.

La puerta fue golpeada suavemente junto a una voz femenina provenir del otro lado de la misma.

—Mi princesa, voy a entrar —la puerta se abrió lentamente mientras una sirvienta ingresaba juntó a una bandeja con un recipiente y una vasija— Buenos días, mi princesa —diría mientras dejó la bandeja sobre una mesa que se encontraba adornada con unas flores exóticas con una fragancia de las más buscadas en el país. Luego, se acercó hasta las cortinas para luego abrirlas, permitiendo el ingresó de los rayos del sol que iluminaban todo el reinó de Raewiel.

Buenos días, Rose —diría la princesa mientras intentaba ocultarse de la luz con su almohada.

Hoy día vendrán nuevamente los hechiceros del norte cómo tus maestros del sur. Tengo fe en que usted podrá ser una gran hechicera algún día —dijo la sirvienta mientras volvió a por la bandeja, echando de la vasija su contenido al recipiente. Era agua, pero no cualquier tipo de agua. El agua común pese a ser limpia, fácilmente podría ser envenenada con cualquier sustancia que podría dañar la integridad de la princesa. Por ello, la sirvienta misma debía crear el agua con magia antes de ingresar al cuarto de la princesa.

Ya me has visto, ¿no? Todos mis intentos y todos mis conocimientos no logran dar frutos. Tengo este don, pero no puedo utilizarlo. ¿Acaso existe mayor maldición que tener una cualidad que no se puede aprovechar? —Respondió la princesa.

Si me permite opinar, usted tiene un gran potencial. ¡Los hechiceros lo han visto en usted! Dijo la sirvienta mientras sujetó la bandeja y se la llevó a un lado de la cama de la princesa.

Pero ¿y si vuelvo a fallar?, Rose, no creó que la magia sea mi don —Diría desanimadamente la princesa.

En todo caso, mi princesa, usted no puede derrochar un don tan único y especial como el suyo —Respondió la sirvienta mientras acarició los dorados cabellos de la princesa— Todos alguna vez tenemos que aprender, y usted, mi princesa, no es la excepción.

Sus palabras tan calmadas y suaves provocaron que la princesa pensará sus palabras un par de veces, luego, se giró en su propia posición hasta tener de frente a su sirvienta.

¿Crees que pueda conseguirlo, Rose? —Diría la princesa mientras observó los marrones ojos de la sirvienta.

Por supuesto, mi princesa —Respondió la sirvienta, quien tras decirlo acercó la bandeja un poco más hacia la princesa— Ahora, usted debe prepararse. Su padre, él rey, quiere verla en el cuarto de entrenamiento mágico lo más pronto posible. Quizás tenga algo especial para usted, mi princesa.

La Princesa Vampiro; Un Mundo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora