여덟

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Hoy no te vi, y me pregunto por qué. Me sorprende lo omnipresente que eres. Puedes estar en cualquier lugar del mundo, pero al mismo tiempo siempre estás en mi mente.

¿No te cansas? Debe ser agotador. Cualquiera que me preguntara por qué me gustas se condenaría a si mismo, podría estar horas y horas hablando de cuanto me enamoras.

Tu hermoso cabello, que cae ligeramente sobre tus hombros. Tus ojos brillantes, como si tuvieran un montón de estrellas en ellos. Tus labios, finos pero tan rosados que no parecen reales. Tus brazos, dotados de fuertes músculos gracias al ejercicio. Tu ser por completo es simplemente divino. ¿No te has planteado la idea de ser descendiente de un dios griego? ¿No? Yo solo decía.

Y no solo me gusta tu cuerpo, por supuesto, lo que conozco de tu personalidad me ha dejado más colado por ti. Eres dulce, amable, preocupado, cariñoso, divertido y defiendes a capa y espada lo que amas si es necesario. Obvio que esto lo sé por como eres con ella y de las pocas veces que hemos interactuado.

Ella es afortunada, no sabe cuanto quiero estar en su lugar. Si aunque sea por un día pudiera ser ella, ser yo quien bese esos labios, yo quien reciba esos abrazos, esos mimos. Ser yo quien reciba toda tu atención. Si aunque sea por un día pudiera ser ella... Joder, daría lo que fuera.

For HimWhere stories live. Discover now