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Capítulo 2. Primer padre en secundaria

Los pasos se escucharon por el pasillo, imagino quien llegaba, la puerta se abrió de par — quiero a ese niño de la biblioteca, Atsushi

— ese Niño no es para adopción

— los niños aquí son adoptados, si no que haría él aquí

— me ayuda

— Quiero a ese Niño

— no

— ¿por qué no? Sabes que soy un hombre con dinero, cuidaré de él y lo amaré, y

— No irá, jamás será adoptado. Tiene padres

— ¿entonces solo ayuda? Pero ¿porque está así?

— recibió un castigo de su padre

— ¿puedes hablar con ellos? Quiero contratarlo

— ¿disculpa?

— Quiero que trabaje para mi si no, pasar tiempo con él y si sus padres tienen problemas, puedo darle el dinero para que vaya a la universidad será bien ganado

— ¿cuanto le pagarías?

Ambos adultos siguieron hablando, Atsushi había salido de la biblioteca, andaba descalzo por el dolor en sus pies. De la nada, aquel hombre llegó y lo cargó, el albino se sonrojó — se-señor

— Atsushi, te llevaré al hospital

— ah, pe-pero

— el señor Shibusawa te va a contratar para que lo ayudes en limpieza, te necesita bien, así que le autorice llevarte — dijo el director detrás de ellos — compórtate

— S-si...

El mayor llevó al albino en sus brazos hasta su auto, lo subió y el albino intentó tomar sus pies — ¿que haces?

— l-lo ensuciare

— ensucialo todo, no te preocupes

— pe-pero.

— Nada de peros... de hecho

El mayor fue a buscar a su cajuela un traje que tenía guardado, lo puso en el suelo y puso los pies de Atsushi — pero señor

— Shibusawa, llámame Shibusawa y cuando te sientas cómodo Tatsuhiko. Vamos al hospital, ángel

Cerró la puerta del copiloto, Atsushi se quedó confundido y lo vio entrar al otro lado. Comenzaron a andar y en el camino el mayor fue quien inició a explicar.

— veras... quería adoptarte pero el director no me dejó

— muchos han intentado pero el director no les deja, creo que le gusta tenerme para hacerme sufrir...

— El me dio la excusa que tienes padres

— Padre, hum. Desconozco ese significado — mencionó el albino viendo hacia la ventana

— Bueno... puedes verme como uno hasta que seas un anciano y morir. Un papel no dirá que somos

Atsushi miró al mayor, estaba en desconfianza, el director le había enseñado a no confiar y eso lo llevaba tan marcado que por ello iba al hospital — lo pensaré — respondió Atsushi serio.

Al llegar al hospital, tuvieron que dar de excusa. Obviamente. Los doctores atendieron a Atsushi, el pequeño la estaba pasando en verdad mal con las curaciones y vendajes. Al finalizar le dieron una silla de ruedas. — pero puedo caminar — decía el albino molesto. El mayor palmeó su hombro

No es otra historia de amor || Shin Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora