III

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Recuento de palabras: ∼ 2740 (Inglés) ∼ 2218 (Español)

Advertencias: bondage, más intenso juego de cuchillos, sobreestimulación, tijeras, y más degradación.

En un (¿ligero?) POV de Yelena, disfruten-

"Creo que Porco volvió a su habitación," Comentó Yelena para sí misma, dejando que su mano se deslice por tu torso. "Quería asegurarme de que supiera que estabas siendo destrozada en la habitación junto a la suya. Pobre chico. Casi siento pena por él." Dejó escapar una pequeña risilla traviesa antes de arrastrar su lengua por tu pezón, causando que arquearas la espalda. 

Yelena ya había estado con algunas personas, pero vamos, esa era la cereza del pastel. No sólo eras preciosa, pero la manera en la que tus ojos se oscurecían con lujuria cuando ella paseaba su cuchillo y lo presionaba contra tu garganta... Joder. Esto era algo que nunca había visto antes.

Sopló el pequeño bulto, haciendo que tu cuerpo tiemble por los escalofríos. Tu piel se erizó ante la sensación, y recorrió el centro de tu estómago con sus uñas. Lentamente, las rozó camino arriba hasta tu cuello, donde acarició el hematoma que te había causado con sus dientes. Ella se deleitó con la vista, notando que ya contaba con un tono morado y rosa. Aplicó presión en el lugar para ver si seguía sensible o dolía, para su satisfacción, te retorciste debajo suyo, escuchándose un ruido agudo salir de tu boca.

A pesar de recién haber tenido un orgasmo, sintió que su interior se apretaban gracias a la mirada de dolor en tu rostro. Controlaba tus bonitas facciones, y mierda, realmente la calentaba.

Inclinó su cabeza hacia abajo, lamiendo y masajeando el moretón con su lengua, antes de succionarlo. Soltaste un gemido, y levantaste tu espalda en el aire, deslizando un poco de tu sudorosa piel contra el desnudo torso de Yelena. Tus pezones conectaron con su cuerpo, obligándose a descartar la idea de morderte otra vez.

Movió sus labios hasta el centro de tu cuello, dejando un beso mojado. Permitió que su boca fuera al otro lado de tu garganta, escuchándote jalar tus manos del respaldo de la cama.

Ha de ser tu lado sensible. A medida que se acercaba, notó que estabas levantando tu hombro como para proteger el lugar. Sonrió. Debatió por un momento qué sería más satisfactorio; Tus gemidos de placer, o tus gemidos de dolor.

Una idea apareció en su mente mientras se colaba en la hendidura de tu cuello, besando y mordiendo suavemente la carne. Levantaste tu cuerpo de la cama, y por un momento estuvo al ras del suyo. La rubia usó su mano para sostener tu cadera, presionando su pulgar en tu hueso como hizo antes, manteniéndote en la posición en la que estabas. A ella le gustó la sensación de la intimidad absoluta.

Diablos, realmente calentaste a Yelena cuando te retorciste mientras te empujaba así. Aunque a penas había tenido un orgasmo, podía sentir que se mojaba con anticipación nuevamente, y estaba segura de que en poco tiempo podía volver a correrse fácilmente.

Gimió ante tal pensamiento, recordando la escena. Tu, rostro inocente, lengua dentro y fuera de ella. Tus ojos buscando su elogio y validación. Luego cuando metiste tus dedos dentro suyo, la forma en la que te volviste tímida cuando sabías que Porco había escuchado, y que probablemente se había enfurecido.

Mierda, mierda. Mierda.

La mano de Yelena dejó tu cintura y bajó hasta su sexo, burlándose de sí misma y gimiendo contra tu cuello. Cuando empezó a tocar su clítoris, mordió un poco fuerte, haciendo que un gemido de dolor brotara de tus labios oscurecidos. Aún seguía sensible de cuando tu lengua la jodió. No era como si se estuviera quejando tampoco.

The Interrogation (Español)Where stories live. Discover now