Capítulo 14: La invitación

506 54 0
                                    

— Hola, ¿cómo te fue?

Tom recibió a Draco con un cariñoso abrazo.

— Sabes que nunca me apasionaron los estudios muggles, solo iba a la clase por... Bueno, el punto es que, creo que lo mínimo sería un Aceptable... aunque no te mentiré, estoy convencido de que un supera las expectativas....

Draco se interrumpió cuando una carta apareció en la mesa de su dormitorio. De seguro los elfos la habían hecho aparecer ahí, pero ¿quién le habría escrito? Estaban en la primera semana de junio, solo faltaban un par de semanas para graduarse, si era su familia, sería algo urgente; Draco se dirigió rápidamente al escritorio, por este último pensamiento.

Harry James Potter Evans y Delphi Snape-Black

Tienen el placer de invitarlo

Draco Lucius Malfoy Black

A su próximo enlace mágico matrimonial, que se celebrará el 15 de junio del presente año, en los jardines de Potter Manor. Queda cordialmente invitado, así mismo, a la recepción que será celebrada en la propiedad de los Snape-Black, ubicada en Godric's Hollow

— No tiene vergüenza... — Murmuró Draco

— ¿Quién?

Draco le extendió la invitación.

— Mierda... Bueno, mira el lado positivo...

Draco lo interrogó con la mirada.

— ...puedes llevar acompañante

— ¿Irías conmigo?

— No me lo perdería por nada del mundo.

— Gracias.

Draco le dio un beso en la mejilla.

— Ahora cuéntame cómo te fue a ti en los EXTASIS.

— Mejor que a ti, imposible...

Draco golpeó suavemente su brazo en broma y le sonrió dulcemente. Entonces, la sonrisa se borró de su rostro y miró intensamente los ojos de Tom. 

— ¿Puedo...?

— ¿Sí?

— ¿Puedo besarte?

Tom se quedó en silencio durante unos cuantos segundos.

— Si de verdad quieres hacerlo — Dijo con una amable sonrisa

Draco se acercó lentamente, lo miró una última vez a los ojos antes de cerrarlos y unir sus labios en un tierno e inocente beso. Tom sujetó la espalda baja de Draco suavemente, sin presionar demasiado, acariciándola. Tom no era Harry, Draco estaba consciente de ello; pero era un chico. Uno sexy, amable, paciente, prudente, puntual y lo más importante, Draco lo era todo para él. Aun así, algo no se sentía bien, como si no acabara de encajar y Draco sabía que el problema era él, no Tom.

Eso solo lo hizo enojarse consigo mismo. Harry se iba a casar, iba a unir su vida con otra persona. Él no podía quedarse añorándolo para siempre; algún día tendría que casarse también, cursar una carrera, encontrar un trabajo, formar una familia. Ese enojo hacia sí mismo, se convertía en pasión dirigida al beso que le daba el chico que tenía frente a él, aquel que siempre había estado ahí, aquel que no lo había abandonado (al menos, no recientemente), aquel que lo daría todo por él y que siempre lo escogería.

Draco se acercó y sin pedir permiso se sentó en el regazo de Tom, sin dejar de besarlo. Lo tomó de la nuca y lo acercó más a él, cambiando por completo la naturaleza aquel beso. Al no saber cómo reaccionar ante eso, Draco se quedó con todo el control. Se desprendió de su innecesaria túnica e hizo lo mismo con la de Tom, que se dejaba hacer y deshacer como un muñeco de trapo, únicamente respondiendo a su beso y aún sujetando su espalda. 

Por unos momentos, Draco se olvidó por completo de Harry. El chico frente a él era espectacular y quería probar más. Tal vez no debió, pero Tom se había dejado llevar y ahora reaccionaba. Mientras el rubio se desabotonaba la camisa, él besaba su cuello con gran habilidad, provocando que echara la cabeza hacia atrás, dejando más espacio libre para explorar. 

Ambos se habían elevado a una nube en la que no podían pensar con claridad; nube de la que Tom despertó cuando sintió las manos de Draco desabrochar su cinturón. Lo detuvo, tomando sus manos entre las suyas y se alejó con suavidad. No tenía idea de por qué había seguido ese beso hasta aquello. Hace tiempo que había dejado de intentar llegar a algo con él. Incluso se había convencido por momentos de que ya no le gustaba su amigo de esa forma. Aunque, a decir verdad, después de tantos años, era más difícil sacar a alguien de tu corazón que solo desearlo. 

— ¿Qué pasa? — Preguntó Draco agitado

— Vamos despacio, ¿vale?

— Lo siento — Dijo con una sonrisa

¿Por qué tenía que verse tan hermoso? Tan dulce.

— No te disculpes por algo así, Draco. Es solo que quiero que estés seguro antes de hacer cualquier cosa.

— Estoy seguro.

— Tal vez, pero...

— Si mencionas a Harry, te tiro al monstruo de la cámara de los secretos.

Tom rio.

— Eso es un mito, lo sabes...

— Ya no importa, mataste mi pasión... — Dijo en broma, cruzándose de brazos. 

— Te quiero, Draco.

Draco nunca sabía que responder a eso, así que solo se ruborizaba y le decía...

— Te aprecio mucho, Tom

— ¿Listo para una maldita boda de mierda?

— No

Draco se levantó, solo para arrojarse a la cama con gesto dramático; aún con el torso descubierto.

— Piensa en cosas más alegres, ¿ya sabes qué quieres hacer cuando te largues de Hogwarts? 

— Sí, por supuesto... quiero ser conductor del Autobús noctámbulo.

Tom lo miró divertido, con una sonrisa en los labios.

— Vale, venga, no me mires así. La verdad... siempre he querido trabajar para la oficina de la ley mágica internacional...

— Puedo imaginarte perfectamente en ese puesto, seguro que lo conseguirás... es que, si quisieras ser ministro, serías ministro, no hay nada imposible para ti, Draco.

El chico le sonrió y Tom se impresionó una vez más de la forma en que brillaba. Era imposible sacarlo de su cabeza. Esa era la cuestión, ya no sabía cómo quería al chico, ni le importaba. Lo amaba. Eso era todo. Como pareja, como amigo, como hermano, como fuera, lo amaba y eso era lo único seguro.

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora