Capítulo 1

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El verde y espeso bosque absorbía la luz de la luna, con su humedad y solitaria manera de ser, apenas ponía ver donde pisaba. Mi corazón palpitaba fuertemente contra mi pecho, mis pisadas y mi fuerte respiración era lo que podía escuchar a mi redonda.

Me detuve, ya no se escuchan las fuertes pisadas siguiéndome, lo único era mi respiración pesada y las hojas de los árboles silbando, giré mi cabeza a todos lados.

Me había perdido por completo, la luz del pueblo había desaparecido, al igual que los sonidos de automóviles. Los grillos empezaron a grillar, un tintineante y metálico canto se escuchó. 

—Maldita sea, una lechuza—Me queje en voz baja y temblorosa del miedo. 

Mi madre nos había contado que si en la noche escuchábamos a una lechuza o búho era de mala fe, la consideraba un ave de malos presagios, muerte, soledad y hasta destrucción. Únicamente en la noche, si era de día era de buena fe.

Pero estoy en la noche, una jodida y oscura noche. 

El sonido de una rama romperse me alertó y a penas alcance a moverme cuando la bala se disparó en mi dirección, rozó mi mejilla dejándome un largo corte, el cual no tardó en sangrar. 

—¡Maldita sea!—Gruñó enojado recargando nuevamente el arma—¡Deja de muévete puta, dije que pagarías todos los pecados de tu madre!, lo que has vivido ya, no es nada—Su voz áspera y temblorosa por el alcohol activo nuevamente todos mis sentidos. 

No espere ni un segundo más cuando me eche a correr, mis vans desgastadas y con las agujetas desamarradas me lo hacían más difícil, al igual que estaba exhausta y sin aliento. Seguí corriendo esquivando las ramas de árboles y saltando algunas rocas en el camino, iba mucho más adelante que él, hasta que tropecé con una raíz de árbol, cayendo de cara. Mi cabeza palpitaba por el impacto y escuchaba los pasos de John Cabello más cerca.

—¡Maldición, no!—Traté de levantarme pero una mano me había agarrado del pie arrastrándome hacia él—¡NOOO!—Grité soltando una que otra patada débil, trate de arrastrarme con mis brazos pero su fuerza era mayor. Simplemente me arrastró con tanta facilidad.

—¡Ahora sí, desgraciada!—Murmuró victorioso mientras ponía una rodilla en mi espalda baja y una mano en mi cuello para inmovilizarme, su mano sujetaba fuertemente mi cuello, volvería a dejar marcas en él, me movía debajo de él tratando de moverme y quitarmelo de encima, no pude—Pagarás todo lo que tú madre hacía, harás todo lo que tú madre hizo a esos hombres—Susurró contra mi oído, su aliento a alcohol y mugriento inundo mis fosas nasales.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi cuerpo de desesperación, seguía tratando de moverme y dando gritos, los cuales eran callados por la tierra, escuché como quitaba el cinturón de sus pantalones y a mi desesperación se estaba añadiendo el terror y horror

—¡NOO, POR FAVOR, NOO!—Grité sintiendo el sabor de la tierra entrando en mi boca, las lágrimas caían por mis mejillas mientras me movía desesperada por quitármelo por encima, sentí que rompió mis pantalones, como los otros que había roto—¡No por favor!, ¡no lo hagas, John!. ¡JOHN, NOO!—Grité tragándome las lágrimas con tierra mientras sentía como se quitaba los pantalones—¡NOOOOO!—Mi voz se rompió en un grito desgarrador al sentir como la culata de la pistola golpeaba mi cabeza.

Todo daba vueltas y mi vista era borrosa, escuchaba mis llantos de fondo y sus murmullos asquerosos diciéndome barbaridades. No alcance a ver por completo que sucedió después, lo único que recuerdo es escuchar un rugido aterrador, deje de sentir el cuerpo sobre mi mientras sentía algo líquido y caliente correr por mis piernas, luego por mi cabeza...

Sangre. 

Unos brazos fuertes me levantaron de la tierra como peso muerto, me sentí asfixiada por su olor y la seguridad que emanaba de su aura. Lo único que recuerdo antes de cerrar los ojos fue ese color verde brillante en la oscuridad mirándome cómo si fuera la primera y última cosa en ver.

En mis brazosWhere stories live. Discover now