El océano es muy profundo. Tanto, que ningún ser humano sabe exactamente que hay en sus lugares más oscuros.
¿Será probable que haya vida ahí abajo? ¿Especies increíbles, con poderes alucinantes? Quizás, es probable que esa vida tenga un reino y una...
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"Somewhere, beyond the sea
Somewhere waiting for me... My lover stands on golden sands"
"It's far, beyond the stars
It's near, beyond the moon
I know... beyond a doubt
My heart will lead me there soon...
We'll meet, beyond the shore
We'll kiss just like before
Happy we will be beyond the sea"
Beyond the sea de Robbie Williams.
Las lágrimas aún estaban presentes en mi rostro, aún seguía llorando sin cesar y sin dejar de pensar en todo lo que había ocurrido, como hace tan sólo unas horas yo era tan feliz y pensaba en este momento como uno tan bello e inolvidable, en un momento que haría que mi vida cobrara sentido, un momento que me ayudará a seguir en mi camino, pero no había sido eso, sólo había sido un triste momento.
—¿Estás bien? —cuestionó Bruno apareciendo de repente y limpié mis lágrimas con rapidez esperando que no se diera cuenta, pero era claro que había estado llorando, por eso volteé sin importar mis ojos rojos y mis mejillas mojadas, volteé observando a Eloy y a Bruno, que estaban frente a mí, serios.
—Mala pregunta —soltó Eloy viéndome con una ceja alzada y media sonrisa, incrédulo—. ¿Te arrepientes de tu decisión? —cuestionó entonces, y yo no contesté, me limité a dar la vuelta y caminar hacia el mar, sintiendo de este en mis pies mientras cerraba los ojos.
Escuché los pasos acercarse a mí y abrí los ojos cuando escuché que uno se introdujo al océano; Eloy, caminaba en este, desapareciendo con cada paso que daba sin esperar respuesta de mi parte. Sin embargo, lo agradecía ya que no quería hablar con él, sólo quería hablar con Bruno y sabía que este estaba atrás de mí, lo sentía, por eso hablé.
—No es lo que crees... ¿nos viste? —cuestioné moviendo mi cabeza a lado derecho, en donde él se colocó, observando al mar con seriedad sin limitarse a verme a mí, y eso me destrozó.
—Eso no importa —articuló después de unos segundos en silencio, pero eso no era suficiente para mí.
—Si importa —declaré, esperando que me viera, pero no lo hizo, aun mantuvo su mirada al mar—. Al menos a mí.
—No pienses en eso —dijo, ahora viéndome por fin, dándome aquella sonrisa intranquila y triste que no me gustaba ver en él, haciéndome sentir peor de lo que estaba.
