Capítulo 30

1.1K 118 67
                                    

Mi mirada no se despegaba del techo de mi habitación, la imagen de Erick llorando desconsoladamente no salía de mi cabeza.

Me levanté intentando no despertar a Magdalena, posiblemente estaba al borde de cometer una locura.

Agarré las primeras prendas que encontré, a estas horas de la noche daba igual la forma en la que vestía, nadie lo notaría.

- ¿Christopher? ¿Qué haces acá?

- Pasé sin avisar, pero necesitaba verte - respondí.

- Son casi las tres de la mañana, no creo que...

- No hables, no es necesario.

Tomé su rostro asegurando de que mi beso sería correspondido, posiblemente no entendería nada, pero yo tampoco lo hacía.

Cerré la puerta resguardando nuestra privacidad, no sentía que estuviera actuando por impulso, todo lo contrario, era algo que todo en mi pedía.

Sus piernas dejaron de tocar el suelo apenas lo llevé al sofá, no había ningún sonido más que el que hacían nuestras respiraciones.

- Esto está mal, Chris no - dijo poniéndose de pie.

- Lo siento.

- Es mejor que te vayas, es tarde.

- No podía dormir, creo que quería verte.

- Nos vimos hace un par de horas.

Solté el aire acumulado entre tanta tensión, su rostro parecía acusar que había llorado mucho más de la cuenta.

- Te vi llorar, escuché todo - confesé.

- No quiero pensar que estás aquí por lástima.

- No, pero me sentí mal de verte así. ¿Por qué no fuiste sincero conmigo?

- ¿Hubiera servido de algo?

- Sí, posiblemente sí.

Negó dando un par de pasos, todo indicaba que era ese tipo de personas que no se permitían demostrar tristeza frente a otros.

- No debiste escuchar eso.

- Yo considero que sí, es un tema que me involucra.

- Involucraba, pasado.

- Deja de hacerte el fuerte de una buena vez - pedí.

- Lo soy, pero creo que no puedes pedirle eso a una persona que aún está herida. Lo admito, no estoy tan bien como yo lo pensaba.

Me paré hasta llegar a él, intentó mantener la distancia pero no se lo permití.

- Perdón, no quise hacerte daño - pedí tomando su mano.

- Es la situación, tú no me haces daño Christopher.

- ¡Pero prometí no hacerte llorar!

- Tranquilo, mientras yo no te reclame nada no sientas culpa.

- Ethan tiene razón, nunca te merecí.

- No lo hagas que estoy sensible y me duele la cabeza - pidió al ver mis ojos llorosos.

- Soy un idiota - abracé.

- Sí, lo eres - molestó.

- No quiero que me alejes de ti.

- Nunca te lo he pedido, si nos alejamos es por algo lógico.

Suspiré entendiendo aquella respuesta, mi noviazgo era la barrera entre ambos.

- Te ves cansado.

- Lo estoy, mis ojos me arden un poco.

- Entonces creo que es bueno que duermas.

- Hey. ¿Qué haces?

- No me iré sin asegurarme de que estés descansando.

Lo guié a su habitación esperando a que se acomode, era extraño tenerlo así de cerca y no poder hacer nada, algo pasaba dentro de mi.

- Gracias - susurró con sus ojos cerrados.

- Descansa pequeño, aquí estaré.

- Lo aprecio mucho.

No fue mucho el tiempo que pasó hasta que se quedó dormido, me negaba a verlo así, extrañaba su sonrisa.

Me incliné para depositar un beso en la comisura de sus labios, unos que ya no eran míos pero que comenzaba a extrañar.

- Yo también te amo - susurré.

Sin Límites - ChriserickWhere stories live. Discover now