cap.2 cruel destino

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Las palabras amor, compasión, cariño o incluso bondad no las conoció desde pequeña la sacerdotisa más poderosa de todas kagome, fue humillada, maltratada y muchas veces hasta abusada por su propio padre y mentor desee los 13 años fue un milagro que jamás quedo embarazada de ese ser tan asqueroso.

La única bendición que tubo en la vida fue el haberla mandado a entrenar ah una tierra lejana por años, ahora regresaría aquel hogar si podía llamarlo así ya que comunicaron su matrimonio con el hijo de inu no taisho.

Se encontraba de camino hacia su aldea cuando una Oleada de monstruos la ataco, con gran habilidad los ataco acabando con todos, agarro la cabeza de uno y sintió la energía de un ser que los manipulaba , entre sangre, bicieras, partes de cuerpo y un mal olor no pudo encontrar trarlo hasta que sin darse cuenta un gran ogro apareció, no pudo agarrar su arco a tiempo solo vio como el ser maligno fue atravesado por un látigo verde matándolo al instante.

Un yokai pelo blanco con marcas en su rostro y una media luna en su frente, ojos dorados y hermoso rostro, un adonis pensó en su interior, la había salvado, ambos cruzaron miradas por unos minutos y el solo se marchaba.

- Debería agradecerte o solo querías probarme? – reto con su pregunta para verlo voltear su rostro.

- No deseo ni tu agradecimiento ni probar nada de ti- voló hacia el oeste dejándola en aquel lugar sola.

Camino devuelta a aquel lugar que detesto desde los tres años de edad, al llegar vio un grupo de aldeanos rodeando a su hermanastra amada kikyo quien era la guardiana de la perla, aquella que robo su felicidad desde que nació.

Suspiro diciendo que a fin de cuentas nadie tenia la culpa más que ese repulsivo ser que era su padre, pasó entre todos sin mirar a nadie hasta que escucho aquella fastidiosa voz.

-hermana tanto tiempo sin verla, me alegra el encontrarnos de nuevo – sintió nauseas sabia bien la víbora que era y solo aparentaba ser algo que no es.

Desde lejos sintió el hedor de un mitad bestia sobre ella impregnando su olor como la zorra que era.

-estoy muy dichosa de volver a verte querida hermana, si me disculpas iré a ver a nuestro padre- sonrió sintiendo por dentro como su mundo se derrumbaba, quería escapar de todo y tan solo ser feliz pero estaba marcada por aquel hombre nadie la aceptaría.

Ambas se despidieron para ella marcharse ah aquella casa la cual no había cambiado nada, entro sintiendo su presencia, su estomago estaba por tirar arcadas, su mente recordaba aquellos momentos que lloro mientras era penetrada una y otra vez por es escoria.

Su padre estaba sentado viéndola fijamente, era alto 1.90 mtrs cabello negro, completamente ciego pero puede ver el aura de las personas, piel blanca y un cuerpo promedio .

-así que viniste ah tomar tu papel como sucesora- con gran sarcasmo hablo.

-solo me casare con su hijo si me das la perla para destruirla- amenazo haciéndolo reír, el se levanto y se dirigió hacia ella pero esta no le tenia miedo.

-solo hasta que te cases tendrás derecho a esta- sentenció ambos con un sello espiritual sellaron el trato una vez ella casada con el hijo de inu no taisho el  le entregaría ya que solo ella podía pedir el deseo correcto para destruirla.

Una vez el trato sellado se marcho hacia un lugar el cual solo la guio, perdió la mayoría de recuerdos aquel día que su padre empezó a abusar de ella.

Camino un rato hasta que llego viendo aquel hombre de pie en aquel risco, el no se volteo solo miro hacia el cielo como esperando algo.

-porque rompiste tu promesa?- pregunto el con voz quebrada para hacerla confundirse.

-no se quien eres pero jamás prometí nada a nadie ya que no creo en eso- se coloco a su lado viendo su rostro estaba con un semblante triste.

No sabia porque le dolía verlo así, intento tocarlo y el agarro su brazo para atraer la hacia el besándola, kagome sentía asco a todos los seres pero con ese beso sintió como si su muerto corazón latía una y otra vez por el.

No sabia su nombre o de donde provenía solo sabia en ese momento que no deseaba que ese momento terminará jamás.
Ambos estaban destinados a amarse pero sufrirían por ello.






No debi amarteWhere stories live. Discover now