Capítulo 11

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Hace seis años atrás

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Hace seis años atrás.

Me rodeo con mis brazos intentando protegerme del frío y de la oscuridad. Siempre he odiado lo oscuro que es una habitación sin ventanas, pero nunca pensé que fuera tan aterradora. Mi respiración me acompaña como una compañera; tan sutil pero tan llevadera. No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero siento que el suficiente para que mis tíos se hayan dado cuenta de que desaparecí.

O por lo menos Leah.

Sé que ella se dará cuenta de que no estoy, ella me quiere, lo sé y con eso me aferro cuando la puerta se abre dejando un resquicio de luz entrar al cuarto, cierro mis ojos por inercia acostumbrándome a ese rayo tan imperceptible, pero tan lleno de vida. No levanto mi cabeza, no quiero verlo con mis propios ojos, quiero seguir sumergiéndome en este cuarto, antes de sentir sus manos en mi cuerpo, puedo querer la oscuridad y hacerla mi compañera, sé que lo puedo hacer, pero no podría aceptar que me tocaran.

—Vamos pequeña —su voz es rasposa con gallitos que salen desde lo más profundo de su garganta y es asquerosa. Como alguien puede escucharse de esa manera.

Me toma del brazo para levantarme y arrastrarme por el pasillo. Pestañeo muchas veces intentando acostumbrarme a mí alrededor. Unas pequeñas ventanas son lo único que puedo ver hacia el exterior, es de día, pero no sé qué fecha exactamente. Recuerdo que ellos me sacaron de casa un lunes, pero no sé cuántos días han pasado desde el lunes.

Sé que no debería estar tan tranquila, pero desde el golpe que me dieron en mi rostro, me di cuenta que me conviene más estar callada y hacer lo que me digan o entrecomillas, no dejare de luchar si ellos me tocan, no puedo permitir que lo hagan. Él me abre la puerta para obligarme a subir y cierro los ojos esperando sentir sus manos en mi trasero, pero nunca llega y me extraño, él siempre intenta tocarme por encima, pero esta vez no lo hace.

¿Por qué me está llevando al primer piso?

¿Qué me harán?

Me alarmó, pero no me deja seguir pensando cuando me encuentro a dos hombres alrededor de una silla vacía. Me detengo en la mitad del pasillo, no quiero seguir avanzando, me quiero quedar abajo, sola y con la oscuridad, no quiero que me sigan lastimando, pero ellos no me escuchan.

—Siéntala —le ordena un hombre de cabello negro y ojos rasgados. El hombre de atrás me empuja obligándome a sentarme en la silla —. ¿Lo tienes?

—En primera fila —le responde otro hombre y yo me fijo que están hablando por video llamada.

—Esto es lo que haremos, nos dirás donde dejaste la tarjeta de memoria que robaste y dejaremos a tu hija tranquila, pero sino, la lastimaremos de tal manera, que no la reconocerás cuando salgas de allí, ¿Entendido?

¿Su hija? ¿Con quién está hablando?

El hombre que está a su lado toma de la mesa una navaja de empuñadora de madera con la inicial D y se acerca a mí lentamente, sin quitar sus ojos oscuros de mí. Me paro para salir de aquí, pero el hombre que esta detrás de mi me toma  de los hombros y me obliga a sentarme nuevamente.

Morfina (Adicción I)Where stories live. Discover now