Capitulo 12

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—¿Y bien? —apremió Kara caminando hacia la barra con dos platos con sendos sándwiches— Estoy esperando.

—No puedo, Kara

—No seas ridícula. Ni siquiera podré verte desde aquí. Sólo la parte superior. No te dará vergüenza enseñar tus preciosos pechos, ¿verdad?

¡De repente, a ella le daba vergüenza enseñar cualquier cosa!

Pero quería hacerlo, y eso era lo más raro, con Kara: podía hacerle desear hacer cosas que encontraba vergonzantes.

—Pero sabrás que estoy completamente desnuda —protestó ella.

—Ese es el punto Lena, el que yo lo sepa. Eso es lo excitante del asunto.

—Pero no necesitas excitarte.

—No estaba hablando de mí, preciosa.

—Oh...

—Sólo tienes que hacerlo —le dijo— y verlo tú misma.

El corazón empezó a golpearle contra el pecho antes incluso de haberse quitado la toalla. Cuando ésta cayó al suelo, Lena se sentía un poco mareada. Y tenía calor.

Kara le puso el plato delante y una taza de café, y ella la miró fijamente.

—Creo que no tengo hambre.

—Tienes que comer algo. Y beberte el café. No quiero que te desmayes sobre mí.

—Yo nunca me desmayo.

—Siempre hay una primera vez.

Sí, pensó Lena, y esa noche había estado llena de nuevas experiencias para ella. Si su madre pudiera verla ahora...

Lilian había estado con varios hombres después de divorciarse, y Lena odiaba cuando volvía de clase y encontraba las evidencias de las actividades de su madre en la casa: otra toalla mojada en el baño, el olor a sexo en la casa, el lápiz de labios corrido de su madre...

Siempre se había dicho que no sería como ella en ese aspecto, pero allí estaba, en casa de Kara Danvers, completamente desnuda y sorprendentemente excitada.

Increíble.

—Has vuelto a hacerlo —gruñó Kara.

—¿El qué?

—Pensar

—Pensar no tiene nada de malo.

—Sí lo tiene cuando lo haces tú.

—Creo que debería irme a casa —dijo, de repente.

Los ojos de Kara se oscurecieron y dejó lentamente la taza de café sobre la barra de mármol.

—¿Es lo que quieres realmente?

—Sí... No... ¡No lo sé! Y no me gusta no saberlo, Kara —exclamó confusa— No me gusta no tener el control de la situación.

Kara hizo una mueca y sacudió la cabeza.

—Tal vez haya ido demasiado rápido. Tal vez debamos dejar las cosas así hasta otro día.

—¿Otro día?

—¿Es que acaso crees que esta noche es la última vez que nos veremos?

—Bueno, prometí limpiar tu estudio el martes.

—No me refiero a eso, y lo sabes.

—Pero a ti no te gustan las relaciones —protestó ella — Bueno, eso es lo que me dijiste.

Princesa de HieloWhere stories live. Discover now