18 [Editado]

235K 15.6K 3.6K
                                    

OWEN

—Joder, Kara... Eso no fue tu culpa —susurré frotando su espalda, tratando de reconfortarla mientras ella seguía llorando sobre mi pecho.

Acababa de contarme todo lo que había tenido que soportar desde pequeña y se estaba viniendo abajo. Algo me decía que era la primera vez que se desmoronaba así; que no se había permitido flaquear nunca de esa manera, y si lo había hecho no había permitido que nadie fuera testigo de su angustia.

Kara era demasiado orgullosa como para dejar que la vieran llena de dolor. Sus manos agarraban puñados de la tela de mi camisa y yo no podía hacer nada más que estar ahí y dejar que se desahogara. Los sollozos sacudían su cuerpo con violencia y mi corazón se sentía más pequeño con cada sonido desgarrador que manaba de su pecho. Era horrible verla desmoronarse así justo frente a mis ojos y no poder hacer nada para mitigar su dolor. Me sentía impotente, miserable; no quería verla llorar nunca. Quería hacerla reír y que sus ojos se iluminaran, que sus dientes blancos destellaran y su melódica risa llenara mis oídos. Ella no merecía seguir martirizándose por algo que había estado fuera de su alcance. No había sido su culpa nada de lo que pasó y golpearía a quien se atreviera a decir lo contrario.

Había sido solo una niña solitaria en su propio hogar, no había contado con los padres amorosos y comprensivos que yo sí tuve ni con amigos sinceros. No había tenido a nadie con quién desahogarse así que había hecho lo único que sabía hacer: atacar. Había atacado con fuerza a cualquier persona que pareciera más débil que ella, pero en este momento no me importaba haber sido una de esas personas. Claro, me había lastimado con sus comentarios ofensivos, con sus burlas y su lengua afilada; sí, me había marcado y hecho sentir inseguro..., pero por dentro ella había sido aún más vulnerable y débil que yo. Había estado buscando llamar la atención, pidiendo ayuda a gritos... y nadie la había escuchado.

¿Era normal que quisiera perdonarla tan fácil? Quería decirle que se olvidara de todo lo que me había hecho, que yo también lo haría; que podíamos comenzar todo desde cero, que ya había madurado, aprendido las lecciones y sufrido gran parte de la vida. Quería decirle que me gustaría que nos diéramos una oportunidad para intentarlo. Que... ¡Mierda! Que la quería a pesar de que había intentado no hacerlo. Que, contra mi voluntad, se había ganado un espacio en mi corazón y colado en mis pensamientos.

—Pero no la cuidé, Owen. Fui egoísta y me quedé dormida porque estaba demasiado cansada como para prestarle solo un poco de atención. Si tan solo...

—Ya. Basta, Kara —pedí en un tono firme. No iba a permitir que siguiera culpándose de esa manera; no lo soportaba—. Fue algo que no pudiste controlar, que nadie pudo haber controlado. Lamentablemente esas cosas suceden y, aunque no lo he experimentado en carne propia, sé que debe doler como nada más puede hacerlo; sin embargo, no creo que sea el karma. O tal vez sí, joder, no tengo idea, pero no te lo merecías. Es verdad que no fuiste la mejor persona, pero ahora comprendo un poco más las razones detrás de tus palabras y acciones. Sé que no merecías lo que te pasó ni fuiste culpable de ese horrible suceso. No importa lo que tu exnovio pudo haberte dicho, no fue tu culpa. ¿Entiendes?

Mi agarre sobre ella se hizo un poco más fuerte por la propia molestia y frustración que estaba invadiendo mi ser. No me di cuenta de ello hasta que soltó un quejido y se removió entre mis brazos para tratar de aliviar la presión que tenía sobre su cuerpo. Se alejó un poco de mí, logrando hacerme sentir la pérdida de su calor, soltó un suspiro apesadumbrado y bajó la mirada a sus dedos entrelazados sobre su regazo.

Odiaba que estuviera triste. Era capaz de convertirme en su bufón personal solo para no tener que verla así nunca más.

—No sé por qué eres tan bueno conmigo, Owen. Ahora, quiero decir; porque cuando nos reencontramos también fuiste un poco imbécil, admítelo. Sin embargo, me lo merecía, así que no me puedo quejar. Yo fui peor contigo y sé que aún no he recibido mi merecido. Por lo menos no todo. Si tú decides alejarte de mí, ya no hablarme o lo que sea, lo entenderé. No quiero que estés aquí solo porque te causo lástima, preferiría que me dejaras sola en ese caso —susurró, logrando que yo resoplara. ¿Acaso no había escuchado nada de lo que dije?

Sin ver atrás ✔ (EN LIBRERÍAS)Where stories live. Discover now