✿ OO1 ✿

2.5K 270 280
                                    

Siempre me declaré odiante de los penes por muchas razones, pero la más importante, porque colmaban y no servían en lo absoluto.

Era frustrante mirar por la ventana de mi pequeña casa rodante y notar aquel edifico de cientos de metros, que bien sabía, estaba lleno de mujeres en busca de nosotras, las normales. Las chicas con vulva, como yo, eran estudiadas y procesadas en un régimen estricto, tal y como si fuésemos un animal en extinción que necesitaba protección. Detestaba el sólo hecho de saber que nos veían como una salida y una entrada hacia la ciencia, que querían nuestros cuerpos para experimentar con ellos, embarazarnos para aportar obligadamente a algo que muy probablemente no servía.

La extinción de los hombres hizo que nosotras nos adaptásemos, y de pronto, algunas de ellas nacieron con anomalías en una forma desesperada de seguir procreando. Ninguna de ellas eran varones, pero portaban un pene como si lo fuesen. Su anatomía era un misterio para la cultura antigua; poseían úteros, glándulas mamarias desarrolladas, e incluso, cromosomas XX y un cuerpo más delgado y femenino, pero siempre con ese inusual miembro entre las piernas. ¿Por qué no podíamos engendrar varones pero sí aquella rareza de ser humano? No lo sabía y no me importaba, porque aborrecía a cada una de ellas por usarnos como incubadoras, y no me cansaría de decirlo hasta que lo supiesen.

Por supuesto, nosotras, las normales, seguíamos siendo de necesidad primordial. Sin nosotras, ellas serían inútiles, pero era una realidad que no quería aceptar, porque si lo hacía, entonces debía resignarme a quedar embarazada. Imaginarme siendo madre a la fuerza, desvelándome por los llantos de un bebé que yo no quería, me angustiaba. No quería cuidar de nadie, no quería tener a una portasemen que estuviese a mi lado todo el tiempo. No quería ser emparejada ni embarazada bajo ningún motivo... Pero a este punto, un punto de no retorno de aflicción y miedo, me veía obligada a actuar por supervivencia.

Llevaba casi veinte años de mi vida aislada, sólo recibiendo la visita de Sana, la única mujer que pareció preocuparse desinteresadamente por mí sin razones. Desde que me quedé sola por la muerte de mi madre a los quince, ella había venido aquí, excusándose con que tenía mercadería que ya no necesitaba y que quería regalármela. Lo hizo el resto de los meses sin falta, volviéndose mi amiga indispensable incluso si no hablaba conmigo por más de una hora.

Pero ella no había venido aquí desde hace dos meses y comenzaba a preocuparme.

Mis opciones se volvían escasas y mi expectativa de vida era nula, no podía ignorar mi futuro y no podía tratar de depender de alguien más como lo hacía con Sana. Ya me había ayudado lo suficiente junto a Tzuyu, su novia, y no podía seguir aprovechándome de su voluntad.

Entrar a ese edificio era igual a planear mi muerte, pero estar aquí perdida en la socialización solitaria, iba a matarme aún más rápido.

Me paré frente al espejo trizado de mi baño, apoyándome contra el tocador. Estaba asquerosa, desarreglada, con ojeras visibles bajo mis ojos, mi labio inferior cortado en la comisura, mis brazos delgados por haber bajado de peso y mi cabello hecho una maraña de pelo y polvo. Era previsible que me encontrase en ese estado si tenía insomnio, mi apetito se había ido, no había agua en las tuberías desde hace cuatro días y encima había quebrado mi cepillo de pelo en un ataque de ansiedad. Por ello el labio cortado también, había sido accidental.

Las bocinas resonaron por el terreno desierto, alertándome. Habían pasado tres meses desde a última vez que el edificio nos estaba buscando, y de forma lamentable, me sentí aliviada, porque significaba que tenía oportunidad de salir de aquí y que me escogiesen y resguardasen, incluso si era consciente de todo lo que eso conllevaba.

"Mujeres XX, se solicita su presencia para el siguiente ciclo de fertilidad. Este será el único comunicado se dará durante el día". Mis piernas se volvieron lábiles, mi cuerpo pareciendo más inestable a la hora de salir del baño para escuchar con más atención. "La única condición que requieren es que estén dispuestas a cooperar. Serán procesadas y amparadas bajo nuestra palabra y seguridad. Se esperará hasta las cinco con treinta, sin plazo." 

Light in Dystopia ✿ Dahmo g!pWhere stories live. Discover now