Cap.3- Cómo que no vas a venir?

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Daniel había dormido en el sofá, hace meses que las cosas no iban bien con Amanda y aunque su viaje a Okinawa era para ayudar al concesionario y encontrar el equilibrio, sintió que se había alejado de su familia, especialmente de su esposa. "Equilibrio, el señor Miyagi siempre me lo dijo" pensó el pelinegro sentándose en sofá y recordó la noche anterior.

Casi no durmió nada, llegó del entrenamiento cansado y hambriento, pero lo primero que encontró fue a su esposa enojada recargada en la ventana bebiendo un martini , obviamente Amanda lo estaba esperando desde hace horas.

- Ahora estas casado con el karate?

- Lo sé, te compensaré por eso- dijo Daniel sabiendo que había cometido un error.

- Bien, mañana Johnny dará la clase solo, tú iras al concesionario y yo iré a un spa.

- Johnny solo con los chicos? Por favor...

Daniel no acabo de hablar por que su esposa estaba mirándolo enojada y cruzada de brazos, no había alternativa, él tendría que obedecer.

- Esta bien- dijo resignado pensando en como calmar la situación.

Amanda se relajó un poco, fue en dirección a la habitación y regresó con una almohada, Daniel ya sabía que significaba eso, dormiría en el sofá , ya resignado se dispuso a acomodar sus cosas y tomó el celular mandando un mensaje a Sam que decía "no iré al dojo mañana, todo esta bien, solo dime si pasa algo malo"  debería mandarle mensaje a Johnny para avisarle que será su responsabilidad el dojo pero seguía enojado con él, aparto su teléfono  y se acomodó en el sofá, Amanda ya no estaba y la luz estaba apagada. Ni siquiera se había dado cuenta, tenia que compensar bien a su esposa si no quería problemas.

"Equilibrio Daniel-san" pensó antes de quedarse dormido.

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Johnny despertó temprano, acomodando el departamento, sacando la basura y dándose una ducha con agua fría, hoy era el segundo día en el Miyagi-do, tenían que apresurar el paso para organizarse y hacer que Cobra Kai mordiera el polvo.

El rubio salió del departamento y vio a Miguel quien lo esperaba cerca de la camioneta que había tomada "prestada" a LaRusso, el rubio solo le sonrió al menor y abrió las puertas, Miguel inmediatamente se subió para que su Sensei favorito lo llevase al entrenamiento, ya iban a mitad del camino cuando el moreno no soportaba la curiosidad de preguntarle algo al rubio.

-Sensei?- preguntaba dudoso Miguel.

- Si Díaz?

- Ayer usted se quedó con LaRusso, todo bien?- Johnny desvió su mirada del camino, enfocándose ahora en el moreno - Bueno es que Sam me dijo que el señor LaRusso no llegó a cenar y-y se durmió sin que él llegara, supuse que algo malo les pudo haber pasado... bueno hasta que lo vi llegar anoche.

- Me esperaste despierto? - preguntó incrédulo el rubio, quien había regresado su vista al camino.

Miguel solo bajó la cabeza un poco, pues era muy tarde cuando llegó su sensei, y pensaba que podría malentender la situación, él no lo espiaba solo que, se preocupaba por el comportamiento de auto-sabotaje que tenía el rubio.

- Todo está bien- soltó cortante Johnny - Ayer me quedé entrenando con LaRusso.

-En serio? - Sonrió esperanzado Miguel.

- Si, estabamos practicando el baile que hiciste ayer.

- La kata?- Johnny asiente con la cabeza - Es genial sensei!! Ahora podrá hacerla con nosotros y verán los demás que no es algo tonto.

-Jaja algo tonto? Eso dicen los demás?- dice Johnny aún riéndose, obviamente no era el único que pensaba eso y le alegraba saberlo - Llegamos.

Todos estaban ahí, algunos incluso ya estaban calentando, Miguel fue al lado de Sam y ella le dijo que su papá no iría,  no lo había visto feliz y a su mamá tampoco. Miguel frunció un poco las cejas y fue a buscar dentro de la casa al sensei Lawrence.

- Sensei? - El rubio estaba al teléfono hablando con molestia, así que Miguel no lo interrumpió, solo se quedó escuchando la conversación.

Miguel escuchaba como Lawrence decía "Cómo que no vas a venir?"  seguido de una pausa larga, "vete a la mierda LaRusso, yo estoy comprometido con esto"  el cuerpo del moreno se lleno de un escalofrió "que rayos esta pasando" pensó, "perfecto entonces yo los entrenaré como yo quiera!!!" se escuchaba que el señor LaRusso también estaba alzando la voz pero no lo suficiente para entenderle.

Johnny terminó la llamada, con una mirada de enojo realmente marcada.

- Reune a los demás, nos vamos - le dijo a Miguel con toda la seriedad del mundo.

- A donde sensei?- preguntó temeroso Miguel, jamás había visto así de enojado al rubio, y mucho menos tan decidido.

- A destruir algunos autos - Johnny sonrió maliciosamente son un brillo en sus ojos.


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