Heridas de guerra

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-Narra Mimi-
Me desperté aturdida por el dolor de cabeza que llevaba, no había sido buena idea beber tanto anoche.
Me giré en la cama y la vi a mi lado, sonreí al instante, estaba tan guapa mientras dormía, bueno, lo estaba siempre, pero dormida se podían apreciar todas sus facciones relajadas, y eso me encantaba.
Empecé a darle besos en la mejilla y ella soltó un pequeño gruñido que me pareció lo más mono del mundo.

Miriam: Mm Efrén, 5 minutos más jo
Mimi: No soy Efrén -sonreí y le aparté un rizo rebelde que caía sobre su cara-
Miriam: Mmm -sonrió al darse cuenta de que era yo- ¿Que hora es?
Mimi: Las 11 reina, es hora de levantarse
Miriam: Noo, no quiero -dijo abrazándome- estoy muy a gusto aquí
Mimi: Yo también pequeña -sonreí y le acaricié la mejilla- abre esos ojitos anda
Miriam: ¿Contenta? -sonrió mientras los abría-
Mimi: Mucho, me encantan tus ojos
Miriam: A mi me encantas tu -sonrió y me dio un pico-
Mimi: Vamos a desayunar anda -sonreí- que al final me dejas aquí todo el día
Miriam: ¿Tienes algo mejor que estar aquí, así calentitas, y besándonos?
Mimi: Claro que no, pero tengo hambre -reí-
Miriam: Siempre puedes comerme la boca -dijo riendo-
Mimi: No me lo digas dos veces -sonreí y la besé-
Miriam: Ahora si me apetece desayunar -sonrió-
Mimi: Haberme dicho que querías un beso tonta -sonreí-
Miriam: Prefería que me lo dieras sin decírtelo -dijo sonriendo-
Mimi: Joder que buena estás cabrona
Miriam: Anda que tu -sonrió- ¿me dejas una sudadera?
Mimi: Coge la que quieras -sonreí-

Miriam se levantó y se puso la ropa interior, yo me quedé mirándola y pude ver que tenía alguna que otra marca en los brazos y en las manos.

Mimi: Miri, ¿y esas marcas? ¿estás bien?
Miriam: ¿Eh? si si, tranquila -dijo poniéndose una de mis sudaderas-
Mimi: ¿Segura? -dije levantándome y haciendo lo mismo que ella- tienes muchos moretones...
Miriam: Si si, de verdad
Mimi: ¿Pablo te pega?
Miriam: ¿Que? no no no, no es culpa de Pablo
Mimi: ¿Entonces?
Miriam: El saco de boxeo...
Mimi: Miri cariño, hay guantes para esas cosas
Miriam: Si los tengo, pero a veces tengo tanta rabia que no los uso y pues pasa esto
Mimi: Escúchame, sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea, yo te voy a ayudar
Miriam: Lo se, muchas gracias Mimi -me abrazó-
Mimi: No las des pequeña -dije abrazándola- ¿Es por...?
Miriam: Si -dijo automáticamente- odio acordarme de ella cada dos segundos
Mimi: Miri eso es normal, lo que tienes que aprender a controlar son los impulsos, tenemos que conseguir que si te acuerdas de ella cada dos segundos, lo que hagas sea sonreír
Miriam: Es muy difícil
Mimi: Lo se, pero juntas lo vamos a conseguir
Miriam: ¿Vas a ayudarme?
Mimi: Por supuesto -la acaricié- y tu hermano también, no vas a estar sola
Miriam: Gracias -sonrió levemente-
Mimi: De nada -sonreí- ¿Quieres desayunar?
Miriam: Claro, pero ¿Tienes café?
Mimi: Si, tengo lo que quieras cielo, vamos a la cocina va

-Narra Miriam-
Después de ese pequeño bajón fuimos a la cocina y nos sentamos a desayunar, a los 5 minutos me llamó mi hermano, anoche se me había olvidado avisarle, y seguramente llevaría intentando hablar conmigo mínimo una hora.

Miriam: Dime -dije cogiéndolo-
Efrén: Por fin, ¿Donde estás?
Miriam: Eh...si te lo digo...¿No te enfadas?
Efrén: A ver, sorpréndeme
Miriam: Estoy en casa de Mimi
Efrén: ¿De Mimi? ¿Porque?
Miriam: Es la hermana de Marta, y anoche me dijo que durmiese en su casa porque tu no me diste llave y cuando nos fuimos eran como las 3 o las 4
Efrén: Bueno vale, pero podrías haberme avisado al menos, estaba preocupado
Miriam: Lo se, lo siento, no va a volver a pasar, te lo prometo
Efrén: Bueno, ¿quedamos luego?
Miriam: Pero por la tarde porfa
Efrén: Venga vale, te espero para merendar eh
Miriam: Que si -reí levemente- luego nos vemos, te quiero
Efrén: Y yo enana, nos vemos -y colgó-

Sobredosis de amorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant