4. (Acacia)

18 7 17
                                    

Aprecio la puntualidad. Desde que tengo uso de razón he sido puntual. Mis padres fueron exigentes con eso, aún lo son.

Aquel brasileño llamado Thiago llegó unos minutos antes de la hora que indicó.

Se me hace sencillo reconocer si alguien proviene de otro país. Supongo que se debe a la cantidad de países que conocí y a los idiomas que el modelaje me obligó a aprender.

Nunca estuve mucho tiempo en Brasil; jamás aprendí bien el idioma, sin embargo, conozco algunas palabras. Con el francés me manejo mejor. Viví medio año en París, mas no lo disfruté tanto. Eso hace que la capital de Francia sea menos romántica para mí, pero aun así es un lugar bonito. Pude haber disfrutado más, pero... fue imposible.

Prefiero Las flores: es el lugar perfecto para volver a la realidad que creí querer abandonar. Qué equivocada estaba esa Acacia que quiso volverse modelo.

Veo a Thiago bajarse de su automóvil, el cual estacionó fuera de la casa. Lleva una bolsa de algodón. Salgo de la casa y me acerco al joven.

—¡Hola!

—Hola —intento ocultar mi timidez—, ¿cómo estás?

—Algo apresurado, tengo que volver a trabajar.

—¿En qué trabajas? —pregunto sin pensar.

—Soy Uber.

—Interesante. Yo no trabajo en nada.

—Aprovéchalo. —Ríe.

—Por cierto..., ¿eres brasileño?

—Acertaste. —Thiago clava su mirada en mis ojos durante unos segundos y me apunta— eres buena distinguiendo acentos. —Arruga el entrecejo y sonríe—. ¿De dónde eres tú?

—Yo nací aquí, pero a lo largo de mi vida fui a distintos lugares del mundo. No pasaba mucho tiempo en mi casa.

—Tuvo que haber sido genial recorrer algunos lugares del planeta.

Y cómo me gustaría que hubiese sido así. Fue... bueno, pero... a veces me cansaba, me cansaba de todo, y solo recordarlo me cansa. Le sonrío, triste, queriendo apartar los malos recuerdos que se presentan en mi cabeza.

—Me gusta tu forma de hablar, es peculiar —cambia de tema, sé que notó mi incomodidad. Aquello me pone nerviosa—. No parece ser de aquí, pero tampoco suena como si fuese de algún país específico.

—Eso creo. —Me encojo de hombros y río, manifestando mis nervios.

—Bueno, vengo a entregarte lo que dije ayer. —Me da la bolsa que lleva en su mano.

Sonriente, la recibo —En serio, muchas gracias, Thiago.

—Si necesitas ayuda para escribir algo, no dudes en avisarme. No sé si revisaste tu teléfono, pero ya te envié los videos que te dije.

—Perfecto. Me serán útiles, o al menos eso espero.

—Ahora debo irme. Deberíamos hablar más, ¿sabes?

Es simpático. Se me dificulta ser sociable, pero... no me gusta dañar a los demás. Una excepción no estaría mal. Aparte, debería conocer gente nueva de una vez por todas. Thiago me agrada. No suelo tener buenas primeras impresiones de las personas. Él no sabe lo que viví, no sé lo que vivió..., es comenzar desde cero. Hace años no hablo con gente nueva con la intención de ser su amiga. La cobardía me gana por instinto, por mala costumbre. No me gusta mucho hacerlo, pero suele ser inevitable.

Un ritmo formado por golpes en la pared me ayudó a que socializar con él no fuera tan difícil, y... lo agradezco.

—Sería un placer hablar contigo sin golpear paredes —bromeo.

¿Cambiarías nuestro futuro? (PAUSADA)Where stories live. Discover now