Capítulo 35

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Jonathan se sentó, meditando en silencio, sus pies apoyados en la repisa de la ventana de la habitación de hospital. Después de que el abogado de distrito terminó y salió del cuarto, Drew se quedó dormida, claramente exhausta por el encuentro.

El hospital entró en un frenesí de actividad, dirigida por los dos agentes. Aún ahora, un policía estaba vigilando la puerta, y solo el personal del hospital y los hermanos tenían permiso para entrar.

Jonathan podía sentir el reloj marcando, y no le gustaba nada. Miró el pálido rostro de Drew. Estaba demasiado delgada, no estaba suficientemente recuperada para enfrentar a su bastardo esposo. Necesitó descansar, recuperarse.

—¿Qué crees qué está pasando?—Jordan murmuró, sentándose a su lado.

—No hablen en voz baja, pensando que no los voy a oír—dijo Joey resentido—Si discuten algo, quiero escuchar—

—Intentamos no despertar a Drew—dijo Jonathan deliberadamente. Se giró hacia Jordan—Quiero saber que está pasando en su cabeza. Se culpa de lo que le pasó a Joey, y actúa movida por ésa culpa—

Joey juró algo que habría hecho a su madre que le lavara su boca con jabón.

—¿Entonces qué hacemos?—preguntó Jordan.

Jonathan agitó su cabeza. Se sentía tan impotente.

—No lo sé. Tiene que ser su decisión. No podemos decidir por ella—

—No quiero perderla—dijo Joey en voz tensa.

—¿Crees que nosotros sí?—preguntó Jordan. Ira y frustración hervían en sus ojos.

Jonathan se flotó la cara. Estaba hecho un manojo de nervios. Cansado. Frustrado. Y muerto de miedo de perder a la mujer que significaba todo para ellos.

—¿Cómo podríamos dejarla marchar?—exigió Joey—¿Quién va a asegurarse que el bastardo de su marido no volverá a hacerle daño? —

Jonathan giró la cabeza hacia la cama cuando oyó a Drew moverse y suspirar suavemente. Sus ojos temblaron y se abrieron, y él se le acercó.

—¿Cómo te sientes, cariño?—

—Cansada—susurró ella.

Él se sintió culpable de lo que iba a hacer, pero no la dejaría marcharse sin luchar. No necesitaba ser presionada, pero era eso lo qué él iba a hacer.

—¿Qué está pasando, cariño? ¿Por qué llamaste a D.A.? No me gusta lo que implica esto—

Lo miró fijamente con sus hermosos ojos. Ojos que estaban cargados de tristeza. Y miedo. Como si tuviese miedo de cómo reaccionaría cuando contestara a sus preguntas.

Su tripa se apretó incontrolablemente.

—Se tenía que hacer—dijo ella.

—No, no se tenía que hacer—refutó Joey.

Lágrimas llenaron sus ojos.

—Casi moriste, Joey. Por mi causa. ¿Tienes alguna idea de lo que me hizo? ¿Cómo me hirió? No puedo aceptar el pensamiento de perder a alguno de vosotros. Os amo demasiado—

Jonathan miró a Joey. Su hermano estaba cerca de perder el control. La ira y el pesar lo consumían.

—Yo soy el que te falló—dijo Joey casi en grito—¿No lo entiendes? He dejado que aquel bastardo entre en nuestra casa. Lo dejé llevarte. Lo dejé casi matarte. Te fallé igual como fallé a aquellos prisioneros en Irak—

Las lágrimas bajaban por el rostro de Drew.

—Joey...

—No te dejaré hacer esto, Drew. No te dejaré sacrificarte para nosotros—dijo Joey ferozmente.

Enamorada de Tres Hermanos [NKOTB]Where stories live. Discover now