cuatro

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Hacía unos minutos en el departamento se escuchaban los pies descalzos resonar por el suelo de madera y el mítico sonido de ollas y utensilios chocar entre sí avisó a todos que el repostero del departamento haría de las suyas ese día. Realmente no había salido de su nido por gusto propio ni mucho menos porque le agradase la idea de cocinar, se vio obligado por el cumpleaños de YoonGi y BeomGyu en el mismo mes y en días cercanos.

Era un Omega detallista y amoroso y no se perdería el cumpleaños de esas dos personitas que ocupan un hueco enorme en su corazón, su condición no era la mejor esos días y JungKook estuvo en la puerta pegado para mantenerle vigilado y al verle salir cantarín pensó que los síntomas le habían dado un descanso corto.

Sus mareos no eran frecuentes desde que empezó el embarazo y es fácil descifrar el porqué, pero las náuseas están muy presentes en su día. El Alfa dejó todo su trabajo como un plano menos importante únicamente para centrarse en su Omega y en su salud, conoce a su pequeño y es muy conservador en algunos puntos y teme que le oculte síntomas extraños o malestares más pesados que los comunes.

Le veía desde la puerta de la cocina, su rostro apagado y sus movimientos cortos y lentos, como si se pensara dos o tres veces lo que debía de hacer y cómo lo haría.

JungKook lo notaba, lo guardaba y esperaba que le llamara para comprobar si su pareja confiaba en él en esos casos, con algo de miedo en su pecho. TaeHyung dejó un tazón de harina sobre la encimera, acto seguido se giró muy despacito, su vientre de dos meses y medio le daba inestabilidad, aquello pesaba y él no tenía la fuerza suficiente como para pasar mucho tiempo en una misma posición.

Le escuchó suspirar tratando de recaudar fuerzas por voluntad propia y terminar las tartas, tenía ya una idea de lo que le haría a Beom y por obvias razones había adjudicado la tarta perfecta para YoonGi, conocía a JiMin así que a él le prepararía con mucho amor unas bonitas magdalenas glaseadas, esas con un pollito encima.

Mientras, el Alfa sentía el metálico sabor de la sangre apropiarse de sus papilas gustativas por tanto morder su mejilla interna, tenía el mal presentimiento y esa espinita pinchaba su paciencia repetidas veces, porque quería ir hasta él y tomarlo en brazos, mimarlo y devolverlo a la cama. No tenía la obligación de hacer tartas por ser esa su profesión y podía entender sus motivos conmovedores pero no estaba en los meses correctos puesto que cargaba con un cachorro.

Conocía a su pareja y su pasado, por ello intentaba ser el mejor Alfa para él, quien era el mejor Omega de todos.

El más bonito, inteligente, gracioso y cariñoso. Y en los años que llevaban de pareja, JungKook confesaba que eran dependientes uno del otro, ya no existía TaeHyung sin JungKook y mucho menos podían pronunciar el nombre de JungKook sin que el del Omega le siguiera. Una relación tan llena de amor y ternura que confundía a mayores con dos adolescentes amándose día tras día con mucha más intensidad que el anterior.

Aún tenía esos detalles de llegar a casa con flores blancas y chocolates, le llenaba el alma ver a su bonito Omega abrir con ilusión envoltorios, olvidaba entonces todo lo que pasó para ser feliz y eso bastaba para que el Alfa no se cansara de estar ahí para todo lo que quisiese.

Aquella figura del menor se movió despacio hasta la nevera, abriendo con cuidado y viendo con duda las cajetas de leche y las decoraciones que tenía para después, al no encontrar leche entera imaginó que se había agotado y el Alfa no la había repuesto. Así que debía buscar en los armarios donde guardaban lo que no cabía en la nevera y espacios destinados a lo más utilizado.

—¿TaeHyungnie?

—¿Mmm? -El castañito cargó una botella de un litro de leche y a unos pasos de él se acercaba su novio con su ceño fruncido y un amargo aroma envolviéndolo.

—¿No quieres descansar? -Inquirió tratando de sonar sutil y amigable, se apoyó con sus codos en la encimera donde el más bajito dejó la leche, sus ojitos decaídos chocaron con los suyos y no hizo más que preocuparse- Amor, sé que es el cumpleaños de YoonGi y de BeomGyu, pero el año que viene también cumplen años, por uno que te pierdas no pasa nada -Murmuró, posicionándose detrás del embarazado.

Sus manos bajaron desde los hombros hasta la cintura del Omega, quien atinó a dejar caer su cabeza en el pecho del más alto, escuchando aquellas palabras y ciñéndose a una excusa fácil como la que le contaba el Alfa, y no era extraña. Es decir, no logra entender bien el porqué tiene unos ánimos tan deprimentes y pesimistas, pero allí están y no puede reprimirlos y fingir una sonrisa, su Alfa ya lo notaba y estaba muy al pendiente de ello.

—B-Beomy esperaba es-esta tarta... él-él la eligió... -Musitó entre dientes, por sus luceros se asomaron saladas gotitas y en menos de un segundo JungKook ya rozaba sus pomposas mejillas con suavidad y gentileza, meciendo un poco su cuerpo junto al del castañito.

—Sus padres sabrán explicarle... -Besó su frente, la palma de sus manos picando por pasar por la extensión de ese vientre y poder sentir a su cachorro, pero era un Alfa precavido y si se fiaba de sus impulsos saldría de esa cocina con harina hasta en sitios inimaginables.

Uno o dos minutos después JungKook había tomado al pequeño entre sus brazos y le había sacado de la cocina, aveces no sabía si prefería que el Omega estuviera en su nido o fuera de este, pero lo que estaba claro era que el castañito estaba mucho más seguro y cómodo en la calidez de su nido, acurrucado y escondido de la luz, sus brazos enrollados al rededor de su vientre y sus ojos cerrados en un profundo sueño.

Dejándole en medio de aquella montaña de ropa, el Alfa plantó pequeños besitos cortos en el rostro de su pareja, al mismo tiempo que TaeHyung ganaba el color rojizo por los mimos íntimos y bonitos que le dedicaba, sintiéndose mucho más mimado y consentido.

—D-Dame un baño -Espetó en medio de la sesión de cariñitos, el azabache recibió la información y la mandó a base de procesamiento porque aquello era una trampa o un mensaje oculto de trasfondo.

—¿Mh?

—Bá-báñate conmigo, quiero-quiero que me mimes.

El alma de JungKook había dejado su cuerpo debido al exceso de ternura que esa petición le causó. Tal vez esos dos meses y medio de gestación estén apaciguando fases pasadas de su novio.

whiny baby noises [𝘐𝘐] | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora