Chapter Eight

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CAPÍTULO OCHO
❝ CUENTA REGRESIVA ❞

El trajeado entró a la habitación sosteniendo una bandeja con comida en ella, con su mano libre cerró la puerta y se encaminó hasta la mesita de noche

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El trajeado entró a la habitación sosteniendo una bandeja con comida en ella, con su mano libre cerró la puerta y se encaminó hasta la mesita de noche. Y en total silencio aún se alejó un poco para mirar a Jane dormir, fue imposible llevar una sonrisa a sus labios recordando la primera noche que se habían conocido.

Se sentó en al cama tras haberse puesto sus pantalones, y con la mayor agilidad que pudo se empezó a colocar la camisa teniendo un poco de remordimiento por lo que había hecho. Había sido divertido, algo totalmente nuevo que había experimentado pero en su vida existía Hayley, y aunque las cosas no estuvieran del todo correctas entre ellos, ella era importante, más de lo que debía y haber hecho algo como esto, acóstese con la primera chica que vio, estuvo mal.

Aún con ese pensamiento en su cabeza se levantó de la cama, agradeciendo que la chica o más bien Jane, estuviera dormida. Pero no tuvo la total suerte en ese momento, pues tan pronto caminó hasta donde estaba su saco en el suelo, escuchó como la cama crujía dándole entender que Jane había desperado.

—Vaya, para tener fachada de caballero aún eres de esos hombres que huyen sin despedirse, ¿tan mal lo hice?

Se giró un poco encontrarse a la azabache sentada en la cama de lado, con una mano apoyada en la ama y la otra sosteniendo la sábana blanca cubriendo esos pechos que minutos atrás se encontraban entre sus manos.

Sonrió negando.

—Nada de eso. Estuvo bien, demasiado bien pero no soy del tipo de hombre con el que te quieres involucrar, créeme.—Se abrochó el saco, pero no se movió, en su lugar siguió mirando a Jane.

Era increíblemente hermosa y si tuviera un poco de amor propio y cordura, dejaría que las cosas fluyeran, era obvio que tenían química, él lo sentía, y estaba muy seguro que ella también lo hacía, pero su corazón tenía dueña.

Jane se recargó en el respaldo.

—Demasiado tarde, bombón. Ya no tenemos escapatoria, tu y yo nos hemos involucrado de la manera más íntima que un ser humano puede hacerlo, y nos hemos involucrado varías veces ya si no me equivoco.

Y vaya que tuvo razón Jane. Se habían involucrado uno con el otro, creado un propio vínculo que ahora estaban esperando a un hijo.

Dos meses atrás habían sido dos totales extraños, sin saber de la existiera del otro y ahora estaban juntos, luchado codo a codo para poder darle una vida sana y segura a aquel fruto que crearon sin saber.

WAR OF HEARTS, klaus mikaelson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora