Día 4

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Volvió a entrar a la casa sin siquiera avisar, encontrándose al estadounidense al pie de la escaleras, parecía que acababa de llegar de correr.

Ambos se miraron unos segundos, el mayor feliz por ver al ruso en su casa, pero trataba de no demostrarlo. Y el menor estaba molesto al ver que el americano seguía haciendo ejercicio con su condición.

USA- Pensé que ya no vendrías. - Dijo al momento de reaccionar, se dió media vuelta para seguir su camino.

Rus- Nunca dije que no vendría. - Dijo llendo directo a la cocina.

Unas horas pasaron cuando el Ruso entro al cuarto del mayor poniéndose completamente rojo al ver que este estaba en boxer, acababa de salir de bañarse.

Rus- ¡Pe... perdón! - Grito cerrando la puerta rápidamente, quedándose recargado en esta maldiciendose por su costumbre de entrar sin tocar.

Solo escucho las carcajadas del mayor, haciendo que su sonrojo aumentara. Después de unos minutos el estadounidense abrió la puerta haciendo que el ruso diera unos pasos para atrás al haber perdido el equilibrio, pero logro sentarse en la cama (más bien cayó en la cama), no quería tirar la comida.

USA- Seguía riendo carcajadas, no le gustaba reír mucho, tenía una risa nasal que le desagradaba y algunas personas se reían de él por su risa de "cerdo". Pero ahora no podía evitarlo, las acciones torpes de Rusia le daban mucha risa. - No puedo creer que te avergüences tan rápido por algo tan insignificante.

Rus- Aún estaba rojo de vergüenza, no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, no entendía como algunos podían ver a los demás en ropa interior sin avergonzarse. - ¡C...ca...cállate! - Tartamudeo por los nervios, haciendo que el americano se quedará callado por unos segundos mirándolo para de nuevo estallar en risas.

No se había percatado de que era la primera vez que escuchaba a USA reír así, solo recordaba las pequeñas risas que daba cuando era más joven, cuando antes lo admiraba.

Su risa era muy peculiar, y hubiera reído con el de no ser por lo embobado que se quedó mirando las facciones del mayor.

USA- Parece que sigues siendo un niño. - Dijo al calmar un poco su risa, aún soltando una que otra carcajada, pero el ruso no le contesto, y le incómodo al ver que este lo observaba atentamente. - ¿Rusia?

Rus- Perdón, es que yo...- Desvío la mirada al mismo tiempo en que dejaba el plato de comida en la cama. - Nunca te había escuchado reír. - Dijo sin mirarlo, prefería mirar la comida en vez del rostro del mayor.

USA- No había caído en cuenta de aquello, llevo su mano a su boca con vergüenza, enserio odiaba su risa, y que Rusia lo escuchara le daba más vergüenza. - Lo...lo siento, se que mi risa es asquerosa.

Rus- Nego volviendo a mirar al estadounidense. - Es linda.

Ambos se sonrojaron mirándose más avergonzados que nunca, mientras que el cuarto quedó en un silencio incómodo de unos pocos segundos ya que el Ruso salió corriendo.

USA- ¿Mi risa es...linda? - Pregunto al aire mirando hacia la puerta por dónde se había ido el ruso. Dirigió su mirada a la comida que había dejado en la cama; unos lindos panes que lo tentaban. ¿Un bocado no le haría daño?

Mientras el contrario solo se quedó al pie de la escalera sosteniendo su pecho que subía y bajaba con velocidad. No entendía por qué había dicho aquello, solo quería decirle algo para que no se sintiera mal por su risa y tal vez entraría en confianza para hablar sobre su problema, así avanzarían unos pasos. Pero ahora sentía que había retrocedido, y eso que pensaba que no había avanzado. Aunque tenía que admitir que ver la expresión del mayor le gustó, lo hipnotizaba y eso le daba miedo.

Se fue a la cocina dejando preparada la comida y la cena, no tenía ánimos para quedarse como había planeado, ya lo haría otro día. A parte, su padre no sabía lo que estaba haciendo y no debía de enterarse o lo mataría.

ªNØR3XĪÇWhere stories live. Discover now