Capítulo 47

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E: (tomó su rostro entre sus manos) María (ella pudo ver el rojizo de sus ojos y él también pudo comprobar que ella al igual que él había llorado)...te amo y te prometo que si me perdonas todos los días te lo voy a demostrar, solo necesito una oportunidad.

M: (respiró hondo)...

E: María...

M: (ya no aguantó más y lo besó con desespero, ansiaba ese beso, lo necesitaba)...

E: (Cuándo se separarón, él la tenía bien sujeta por la cintura, como queriendo que no se alejara de él) no te vayas (susurro contra sus labios, el la miraba pero ella mantuvo sus ojos cerrados).

M: necesito un tiempo para pensar (insistió).

E: puedes pensar aquí, cerca de mi, no tienes por que irte del país, prometo no molestarte hasta que tengas claro que hacer, tómate ese tiempo pero no te alejes (rogó).

M: (abrió los ojos encontrándose con la mirada fija de él) después de que pase estos días contigo en la cabaña, me regresaré a la hacienda mientras tu te encargas del problema de tu empresa y aclaras tus ideas yo estaré allá aclarando las mías.

E: yo no tengo que aclarar nada, no tengo nada que pensar, se lo que quiero, se a quién quiero, se con quién quiero estar.

M: pero yo si necesito aclarar mis ideas, también tengo que pensar un poco en mi.

E: esta bien, solo te pido que cuándo regreses a la hacienda me mantengas informado del estado de tu embarazo, quiero estar al pendiente de mi hijo.

M: (asintió) te mantendré al tanto de todo...¿dormiremos juntos?.

E:puedes dormir en la cama, yo me acostaré en el sofá.

M: (negó) me parecería absurdo habiendo una cama tan grande.

E: ¿quieres que duerma contigo?.

M: quiero que descanses y que mañana cuándo despiertes no tengas un fuerte dolor de espalda (bromeo entre tanta tensión).

E: (ladeó una pequeña sonrisa) gracias por preocuparte por mi salud pero la vejez no tiene cura.

M: ¿te estás llamando viejo?, estás loco (se sentó en el borde de la cama para sacarse los tacones, se acostó y se tapó con las colchas) ¿no te acuestas?.

E: (se mordió el labio inferior) creo que si me acuesto a tu lado no voy a poder contenerme, necesitaría abrazarte, besarte y hacerte el amor.

M: yo dormiré bajo las colchas y tu sobre ellas, así evitaremos las tentaciones, ¿te parece?.

E: ¿tu realmente quieres evitarlo? (Se quitó la camisa y seguidamente los pantalones para acostarse sobre las colchas).

M: ¿no decías que no querías incomodarme?, ¿por que te quitas la ropa?.

E: cuándo tengo calor me gusta dormir sin nada, agradece que no me lo he quitado todo (mirándo el techo de la habitación).

M: (negó con la cabeza) buenas noches, Esteban.

E: podrían ser mejor pero bueno, buenas noches, María (cerró los ojos para tratar de quedarse dormido, ella hizo lo mismo).

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Federico seguía sin salir de su asombro tras aquella sesión de sexo que había mantenido en el auto con Cristina.

F: me dejas cada día con la sensación de que aún no te conozco por completo (conduciendo).

Prisioneros de amorWhere stories live. Discover now