Mi embarazo

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Momento en que Natalia se enteró de que estaba embarazada.

Natalia

Recuerdo que le mentí a Matías aquel día en que nos vimos por primera vez en la universidad y fuimos al parque.

-Pero no puedo -bufé.

-¿Por Alonso? -levantó una ceja.

Lo agarré de la nuca jalándolo hacia a mí, lo besé sintiendo cómo su lengua entraba a mi boca.

-Deja de pensar -me dió un beso-, en eso. No puedo porque estoy en...

-¿Menstruando?

Asentí sintiendo pena.

Sólo no quise estar con el por miedo, por desconfiar.
Realmente mi menstruación tenía que llegar días después hasta que... Hasta que lo hicimos en el bar y a los pocos días no me bajó.
Siempre he sido exacta pero decidí esperar unos días más.

El día en que Miguel atacó el bar, yo ya había hablado con Katheryn y Celeste en cuanto a mi retraso y se les ocurrió la brillante idea de comprarme una prueba casera.
Matías y yo estábamos en el camerino, empezó a besarme hasta que caímos juntos al sofá.

-Siempre te estoy deseando -me dijo entre jadeos.

Continué besándolo hasta que la puerta se abrió y entraron mis mejores amigas.

-Lamentamos interrumpir pero necesito que te salgas -le dijo Katheryn a Matías.

-¿Por qué? -se acomodó en el sofá sentándose.

-Es algo de mujeres, ve a atender a tu bar -le dijo Celeste.

Ambas estaban serias y Matías sabe que cuando tienen esa cara es mejor hacerles caso. Me dió un beso en la boca y a ellas en la mejilla antes de salirse.

-Aquí la tenemos -me dijo Celeste mientras Katheryn sacaba una caja de una bolsa.

-¿Qué es eso? -pregunté caminando hacia ellas.

-Una prueba de embarazo -Celeste la sacó.

-Tómate ésta agua -Katheryn me dió una botella- y en cuanto te den ganas de hacer pipí vas al baño y pones ésta por debajo para que tu pipí caiga justo aquí -señaló un punto exacto.

-Chicas -sonreí-, sólo llevo 6 días de retraso.

-Técnicamente son 7 si contamos el día de hoy -habló Celeste.

-Es una tontería...

-Sólo hazlo, no perdemos nada con intentarlo.

Me dí por vencida y tomé agua, sólo esperamos como un minúto porque al instante me dieron ganas de ir al baño.
Entre nosotras hay tremenda confianza que entramos juntas.
Hice justo lo que Katheryn me dijo.

-Un poco a la izquierda -me dijo Celeste.

La moví y me hicieron señas de que justo ahí.
Les entregué la prueba y esperamos mientras me lavaba las manos.

-No jodas... -dijo Katheryn emocionada.

-Apenas va una rayita -dijo Celeste.

-Está subiendo el color a la otra.

Y cuando dijo eso mi cabeza comenzó a dolerme. Yo no puedo estar embarazada.

-¡Estás embarazada! -gritaron las dos emocionadas, brincaron y lloraron al abrazarme.

-Las hormonas -dijo Katheryn limpiándose las lágrimas.

-Las pruebas caseras no siempre son seguras -les dije aún cuando mi cuerpo temblaba.

-Entonces iremos con un médico -propuso Celeste.

-No estoy embarazada, pronto me bajará y...

-¡Que si lo estás! -gritó Katheryn-. ¡Voy a ser tía!

-¿Cómo se lo dirás a Matías? -me preguntó Celeste.

-No se lo diré...

-¿¡Qué!? -gritaron ambas.

-No sé si esto sea seguro y si lo estoy no quiero que piense que me embaracé a propósito para tenerlo conmigo.

-¡Qué idiotez! -dijo Katheryn-. Para que te embaraces se necesita hombre y mujer así que, Matías dejó sus espermatozoides en tí y...

-Ya entendí -la detuve antes de que siguiera hablando-. Prométanme que no le dirán nada a nadie, será un secreto entre nosotras tres y trataré de ir con un médico para que confirme mi embarazo, mientras no le diré nada a Matías...

-Prometido -dijeron ambas mostrándome su palma.

-Tengo una duda...

-¿Cuál? -preguntaron ambas.

-¿Qué pasa si a los días de estar embarazada me tomo la pastilla del día siguiente?

Las dos abrieron más los ojos y luego se miraron entre ellas.

-¿Piensas tomártela? -me preguntó Celeste.

-No, pero cuando al día siguiente de que Matías me llevara al hotel, me dió la pastilla del día siguiente y me la tomé.

-Necesitamos preguntarle al doctor -dijo Celeste.

Asentí. Sólo espero que no sea algo malo para mi bebé.

Siguieron emocionándose un rato más, acariciaron mi vientre y cuando se salieron, me acosté en la cama poniendo mis manos sobre mi vientre.

-Mi amor -dijo Matías asomando su cabeza por la puerta.

-Ven -sonreí.

Un hijo de Matías, que bella bendición.
Obvio lo voy a tener, seremos papás y una... ¡Mierda! En cuanto Matías se entere sé que estará conmigo pero dejará a su otro bebé.

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Nota: Lo último fué lo que pensó Natalia en ese instante pero ahora ya todos sabemos que Valeria nunca estuvo embarazada.

Ahora sí, continúen leyendo que la historia sigue.

Dolor (Completa ✔) #3Where stories live. Discover now