Capitulo 12

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-Las apariencias engañan, doctora.- Dijo riendo ante la mirada de la morena.- Yo no soy lo que parezco...- Soltó con aire de misterio provocando una risa en la morena.-Estoy a punto de acabar la carrera de periodismo.

-¿En serio?- Preguntó Carina muy sorprendida por la confesión de la rubia.

-Pues claro... No podemos mentir, ¿Recuerdas?- Dijo en tono sarcástico la rubia que se acercó involuntariamente a la morena pero retrocedió segundos después.

-¿De dónde sacas el tiempo?- Carina no sabía muy bien como tomar todo eso, cada vez que sabía algo nuevo de la rubia hacía que se desmontasen todas las ideas que tenía de ella. Estaba debilitando el muro que había colocado a su alrededor.

-La hago a través de internet, sólo voy a Washington para hacer los exámenes.- Confesó la rubia muy orgullosa.

-No deja de sorprenderme, oficial .- Carina le confesó mirándola a los ojos.

-Me alegro que así sea... pero lo que sobre todo me alegra es haber alejado esa tristeza de sus ojos durante un rato, pero ahora debería de irme es tardísimo y mañana tengo que trabaja.- Maya  se levantó y comenzó a recoger todos los platos.

-No se preocupe, yo recogeré.- Dijo Carina mirando a la rubia moverse ágilmente por su cocina.

-¿Nos vemos mañana?- Preguntó una vez que se encontró con la morena en la puerta.

-La invito a cenar, al final ha ganado usted.- Dijo Carina sonriendo ligeramente pero extasiando a la rubia.

-Perfecto, yo traigo el vino y algo de postre.- Aseguró Maya  mirando feliz a la morena.- Buenas noches, doctora.- Dijo acercándose a ella y dejando un suave beso en su mejilla.

-Buenas noches, oficial .- Contestó la morena enrojeciendo por el gesto de la rubia.

La morena se fue a dormir nada más marcharse la rubia, había pasado una buena noche aunque no quería admitirlo.

Carina pasó el día entero en casa cuidando del pequeño y haciendo limpieza, tras haber recibido la habitual llamada de Arizona se puso a cocinar, no le apetecía demasiado hablar con ella seguía muy molesta por la forma en la que se había ido y tenía que reconocer que estaba bastante nerviosa por la cena que tendría con la rubia esa noche. La noche anterior había sido muy agradable y había hecho que cambiase un poco la opinión que tenía sobre Maya . Había decidido preparar una de sus lasañas, mientras que Daniel  se había dormido ella se movió ágilmente por toda su cocina, hacía un tiempo que no cocinaba pero realmente le encantaba y la relajaba.

Había decidido preparar además una sabrosa ensalada cesar para acompañar a su plato principal, ya había puesto la mesa con sus mejores platos y cubiertos, cuando terminó con eso sólo quedaba esperar a que la lasaña estuviera en su punto así que se fue a su dormitorio para vestirse, había decidió ponerse un jeans negras con una blusa blanca, aunque al abrir el armario las dudas la estaban poniendo nerviosa, todo le parecía o demasiado elegante o demasiado dejado, nada parecía gustarle así que volvió a su idea original. Daniel estaba muy tranquilo en el carro jugando con sus juguetes aún faltaban un par de horas para que le tocase cenar y la rubia debía estar a punto de llegar, nada más pensar eso el timbre sonó.

Carina en un movimiento rápido apagó el horno para que la lasaña no se quemase, de camino hacia la puerta se miró en el espejo colocando bien su pelo a pesar de estar peinado a conciencia. Abrió la puerta y se encontró a Maya con su pelo suelto, unos elegantes pantalones  y una camisa..

-Buenas noches- Dijo Maya  que había fotografiado la imagen que la morena le daba en ese momento.

-Hola.- Contestó Carina quitándose de la puerta para que la rubia pasase.-Pasa...-

Las apariencias engañan Where stories live. Discover now