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El creciente murmullo de los pasillos taladró mi cabeza a medida que avanzábamos.

—Nuestro mapa mental quedó horrible —reconoció Hanna.

—El de nosotros quedó igual —dijo Cliff.

—Fue todo un desastre, porque nadie de nuestro equipo contaba con material suficiente y no sabíamos cómo hacer el trabajo.

—Al menos di que tú sí contabas con creatividad e imaginación —repuso Cliff.

Hanna hizo un ruido extraño, semejante a ahogarse entre risas.

—Tonterías. Apenas si pude hacer unas flores como decoración, pero quedaron muy torcidas y los colores no hacen juego con el mapa.

—El interés marca la diferencia —replicó Cliff.

Barry, sin mirarme, comentó:

—Diría que el que hicimos quedó decente, ¿verdad Miranda?

—Ni bueno ni malo, ni peor ni mejor —estuve de acuerdo.

Hanna redujo el paso y pude sentir su notoria respiración alterada. Me quedé quieta, absorta en mis pensamientos.

(El refugio fue hecho para ti).

—Un momento, ¿ese es Hunter?

El tono de Hanna sonaba entrecortado.

(Ya es hora).

Barry se acomodó los lentes, diciendo:

—Sí, creo que es él.

Y tenían razón.

Hunter nos estaba esperando, de pie en la salida principal del colegio. Recostado en la pared solida de concreto, con la vista fija en mí, me dio la impresión de que era aquel hermano que nunca tuve.

(El Circulo).

—Pensé que se había ido ya —murmuró Barry.

(Es ahora).

Bloqueé cada palabra en mis pensamientos, pero seguía sin funcionar.

(Tu nuevo hogar).

El viento susurraba y no sé por qué tenía miedo.

(Hogar).

Mi reacción consistió en mirar por todas partes, ignorando los ojos insistentes de Hunter que estaban puestos en mí. Tanto las puertas como ventanas del colegio estaban completamente cerradas y los últimos estudiantes bajaban los escalones sin prisa.

Tragué saliva, sintiendo un escalofrío.

—¿Estará esperándote?

—No tengo idea —respondí.

Retomamos el paso, sin bajar la guardia.

Ya en el exterior, las calles me parecieron una caja hermética.

Sentía el viento pululando, pero no me sentía aliviada.

Hunter, sin embargo, no apartaba la mirada, como si mis movimientos agudizaran sus sentidos hasta el tope permitido. Repasé el miedo que sentía y supuse que probablemente era porque había arruinado mi vida. Sí, yo misma hice añicos mis sueños de permanecer unida al único ser que me quedaba en esta tierra.

Mis emociones quedaron irremediablemente débiles e inestables.

—Miranda, ¿podemos hablar? Es urgente.

Se aproximó, convencido de que eso era lo correcto.

Evité soltar un insulto.

—Estaba pensando ir al parque —Hunter intentaba ser cordial y amistoso, lo sabía, pero esta vez él no iba a ganar—. Y creí que te gustaría venir conmigo...

La asíntota del mal [#1] - ✔Where stories live. Discover now